Merkel, sobre los eurobonos: "No lo veré mientras viva"

Merkel, sobre los eurobonos: "No lo veré mientras viva"

Las instituciones europeas lo plantean a medio plazo, pero Angela Merkel, de 57 años, no lo ve claro. "No veré la responsabilidad conjunta sobre la deuda mientras viva", aseguró en una conferencia con diputados del partido liberal alemán, con el que gobierna en coalición. En otras palabras: no está dispuesta a explorar ninguna opción que se parezca a los eurobonos, ya propuestos por la Comisión Europea.

La frase aparece en un teletipo de la agencia Reuters, que no identifica la fuente, pero es totalmente coherente con el historial de la canciller, que se resume a una palabra, constante y repetitiva, en este capítulo: nein.

Alemania se ha opuesto siempre a las voces que reclaman la gestión conjunta de la deuda. Ahora está totalmente aislada, ya que Francia, España o Italia, los otros tres grandes países de la eurozona, los defienden abiertamente.

Las propuestas sobre eurobonos, muy estudiadas desde el punto de vista teórico, permitirían rebajar la presión de los mercados sobre la deuda de un país concreto y evitarían turbulencias como las que sufre España, que también en Berlín son consideradas como excesivas.

Sin embargo, encarecerían la financiación de Alemania, que se beneficia directamente de la presión sobre los bonos de países periféricos. Si los demás pagan más por su deuda, Berlín paga menos y se convierte en valor refugio. Puede, como se ha comprobado durante la crisis, incluso hacer negocio.

El ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, los defendió como una prioridad, pero sus llamamientos se vieron ahogados en el "no" permanente de la canciller. Su sucesor, François Hollande, hizo de los eurobonos su caballo de batalla en la primera cumbre a la que asistió, el 23 de mayo.

Cuando Alemania dice no, a veces es tan solo un "ahora no". En los más de dos años que dura la crisis de confianza en la deuda soberana, la canciller se ha negado en varias ocasiones a poner en marcha instrumentos de solidaridad que alivien la presión sobre los socios con más problemas. Primero se negó al rescate de Grecia, pero el país fue apuntalado hasta en dos ocasiones. También se negó a hablar de cifras en cuanto al crecimiento y el viernes anunció un plan que alcanza los 130.000 millones, aún por concretar.