Elecciones gallegas: Núñez Feijóo deshoja la margarita con su reelección lejos de estar asegurada

Elecciones gallegas: Núñez Feijóo deshoja la margarita con su reelección lejos de estar asegurada

En la política de Galicia todo es más fácil que en Euskadi. O no. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, deshoja la margarita del calendario electoral en unas elecciones en las que concurren más factores desestabilizadores que nunca en unos comicios dominados, durante buena parte de la democracia, por la sombra de Manuel Fraga.

El calendario señala la fecha de las elecciones para marzo del año que viene, pero desde la calle Génova de Madrid, el Partido Popular ha venido presionando en favor de un adelanto que ayudase a Feijoo a asegurar su mayoría absoluta. Porque en Galicia, las elecciones o las gana el PP, o la suma de la oposición, compuesta por ahora por El PSdeG y el Bloque Nacionalista Galego (BNG).

El presidente dispone de cuatro días más para decidir si adelanta las elecciones al 21 de octubre, para hacer que coincidan con las vascas, o dejarlas para marzo. Ayer, el jefe del Ejecutivo gallego, insondable estos días sobre la fecha, pareció querer alejar los comicios al pedir la vuelta al trabajo del Parlamento para investigar la gestión de las cajas de ahorro gallegas, una iniciativa que, de convocarse las elecciones, quedaría suspendida.

"No contemplamos otra hipótesis que la del adelanto o marzo, ya que no sería presentable en España y sobre todo no en Europa: hacer dos elecciones seguidas sería percibido como un gasto extra, sobre todo en Europa, y supondría tener al Gobierno y a la oposición en campaña", razonan fuentes del principal partido de la oposición.

¿QUÉ SE JUEGA FEIJÓO? ¿Y RAJOY?

El cargo. En marzo de 2009 logró 38 escaños frente a los 37 sumados por PSdeG y BNG, por lo que con perder tan solo un diputado se quedaría fuera. El presidente de la Xunta quedaría anulado políticamente y una nueva coalición de centro izquierda y nacionalista tendría una nueva oportunidad para hacer olvidar a los gallegos la legislatura del bipartito (2005-2009), que no cuajó.

Rajoy se juega el control sobre una comunidad autónoma. Además, es la suya, lo que aporta una dosis de simbolismo extra. El PP español vio en la victoria de 2009 el inicio de la reconquista en España, con una crisis económica que comenzaba a hacer mella en el PSOE y que concluyó con la vuelta a la Moncloa en 2001 y la conquista de casi todo el poder autonómico. Después de las últimas elecciones autonómicas, el PSOE logró retener Andalucía y gobernar en Asturias pese a un mapa político fragmentado y convulso. La de Galicia podría ser la primera gran derrota atribuíble directamente a las políticas de Feijóo y Rajoy, que hasta ahora mandan con mayoría absoluta.

¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO EN GALICIA?

Mucho. Galicia se encuentra en una situación compleja en lo económico, con el paro en alza, un modelo productivo ineficiente y poco competitivo y grandes proyectos pendientes. Uno de los más importantes es la llegada del AVE y su financiación, que depende de la voluntad política del Gobierno central y su Ministerio de Fomento, dirigido por la gallega Ana Pastor. La vuelta al trabajo de los astilleros gallegos, punta de lanza industrial y de innovación, está pendiente desde que hace más de un año la Comisión Europea ordenase su paralización. La Xunta espera que un acuerdo con la empresa mexicana Pemex resucite el sector.

Además, varias de las iniciativas del presidente podrían verse afectadas. La primera es la reforma electoral para reducir en un 20% el número de diputados, criticada por la oposición como un intento de pucherazo para restar electos en las provincias urbanas, A Coruña y Pontevedra, donde PSdeG y BNG son más votados. La reforma no sería posible si hay adelanto, como tampoco llegar hasta el final de la comisión de investigación parlamentaria sobre las fusiones financieras.

¿LE CONVIENE UN ADELANTO A FEIJÓO?

Las especulaciones apuntan en uno y otro sentido. Un adelanto impediría al PP cambiar la ley electoral o mostrar transparencia parlamentaria con la investigación sobre las cajas, pero en marzo la Xunta estaría ya ejecutando unos presupuestos todavía más restrictivos (todavía no diseñados) en un contexto económico todavía más complejo y con más paro. Un adelanto implica también la globalización electoral al coincidir con las vascas. La campaña adquiriría un cariz más nacional que autonómico y coincidiría con el segundo rescate de la economía española.

¿CÓMO LLEGA LA OPOSICIÓN A LOS COMICIOS?

Desestructurada. El PSdeG no tiene candidato y su habitual proceso de primarias marca para el 6 de octubre la designación del elegido. Pachi Vázquez, actual secretario general, no tiene de momento el tirón determinante. En la formación crecen las voces que piden un cambio de líder o, al menos, un candidato diferente. Los ex ministros José Blanco o Francisco Caamaño podrían arañar más votos, aunque la incógnita es grande.

El BNG llega en plena desintegración interna tras la desbandada de parte de sus bases hacia partidos minoritarios. Su candidato, Francisco Jorquera, es conocido y respetado en el nacionalismo gallego, pero fuera de la formación hay vida. Xosé Manuel Beiras, líder histórico, prepara junto a otros partidos de izquierda y nacionalistas la articulación de alternativas que todavía no están encarriladas.

Mientras que el BNG pide el adelanto, el PSdeG no lo tiene claro y asegura estar preparado para cualquier hipótesis. "El dilema en el que está el presidente de la Xunta es: ¿Cómo puedo seguir en el machito? y si para eso tiene que modificar lo que haya que modificar... creo que escrúpulos nunca tuvo muchos, pero los debió perder de repente", aseguró este miércoles Carlos Aymerich, diputado nacionalista. María José Caride, diputada del PSdeG y ex conselleira, aseguró que no hay "ningún motivo objetivo" para el adelanto, más allá de la oportunidad política del presidente. El influyente alcalde de Lugo, el socialista José López Orozco, apostó por su parte por el adelanto por cuestiones de ahorro.