Hablan los juristas: La carta del rey es responsabilidad de Rajoy y un peligro para la Corona

Hablan los juristas: La carta del rey es responsabilidad de Rajoy y un peligro para la Corona

Entre las funciones del rey no está la de dar ruedas de prensa. Tampoco la de expresar puntos de vista políticos, especialmente no los suyos. La Constitución no establece ninguna pauta para las apariciones públicas del jefe del Estado, al que sí le otorga otro tipo de responsabilidades, la mayoría de carácter simbólico.

¿Debe enarbolar el monarca la doctrina de la Constitución, que le confiere el rol de “símbolo de la unidad y permanencia” de España? Depende del contexto. El momento elegido para publicar su primera carta política sugiere motivos que van más allá de su cometido.

Los juristas consultados por El HuffPost coinciden en que la zona gris en la Carta Magna que deja sin resolver el alcance de las manifestaciones políticas es en sí todo un riesgo para la institución. Del mismo modo, recuerdan que todos sus actos deben estar “refrendados por el presidente del Gobierno”, según reza la Constitución, algo que ocurrió previamente este martes. En otras palabras: el responsable último del contenido es Mariano Rajoy y no Juan Carlos de Borbón.

En la misiva, el jefe del Estado pidió superar “las dificultades” actuando “unidos, caminando juntos, aunando nuestras voces, remando a la vez” sin “dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras, ahondar heridas. No son estos tiempos buenos para escudriñar en las esencias”, advirtió. En un país en el que las esferas política y mediáticas debatían con ardor sobre el derecho a la independencia de Cataluña, la carta fue interpretada desde Cataluña como una intromisión imperdonable. Y no es la primera vez que el jefe del Estado expresa puntos de vista políticos, siempre de manera sutil, pero contundente.

“No hay que leer nada entre líneas”, asegura Javier Pérez Royo, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla. “La prueba es que todo el mundo ha interpretado su carta de la misma manera: como una toma clara de partido en un asunto de debate político: justo lo que le no puede hacer”.

En palabras de Eduardo Vírgala, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco, “el contenido de su mensaje sí entra dentro de sus funciones, siempre que tengamos en cuenta que no es un acto del rey sino del Gobierno”. Para todos sus actos, como la sanción de leyes, concesión de indultos o convocatoria de referéndums, el monarca necesita un refrendo tácito. También recibe el visto bueno antes de pronunciar el discurso televisado de Nochebuena. “Aunque tradicionalmente ha habido cierto margen para que el rey exprese pareceres políticos, la responsabilidad es siempre del Gobierno y esa es una de las pocas cosas que regula la Constitución en este aspecto”.

¿DE QUIÉN ES EN REALIDAD EL MENSAJE?

Fuentes del Palacio de la Zarzuela se afanaron a lo largo de la jornada del martes en reivindicar la autoría del texto. Fue de Juan Carlos de Borbón, sostienen, pero previa consulta con el presidente del Gobierno, quien apoyó su contenido, según esta versión.

Lo cierto es que sólo un partido político ha respaldado las palabras del jefe del Estado: el Partido Popular. Su contenido es, para José Antonio Bermúdez de Castro, “muy acertado” y "refleja el sentir de la inmensa mayoría de la sociedad española". El secretario general del grupo popular en el Congreso añadió que demuestra "una gran altura de miras y un gran sentido de Estado" que sin embargo no reconoce ninguna otra fuerza política. Tampoco el PSOE, que generalmente concuerda con el PP en torno a la figura del rey. Varios dirigentes consideran que el Gobierno debería haber aconsejado al monarca de que no la escribiera, según informa Europa Press.

“Si no la conocese el Gobierno, habría estado mal. Si la conocía Rajoy, todavía peor”, critica Pérez Royo, para quien el jefe del Ejecutivo tendría que haber parado la carta. “¿Cuando habla de ir todos juntos, a qué se refiere... ¿a estar con el Gobierno? ¿A lo que diga Rajoy sobre Cataluña? ¿O también a apoyar la reforma de la ley del aborto, o la educación con segregación de sexos?”, se pregunta. El jefe del Estado se extralimita, según el jurista, por el momento escogido, “después de la Diada y antes de que Artur Mas se entreviste con Rajoy”. Según él, “en un discurso de Nochebuena habría pasado desapercibido, pero en este contexto es una intromisión imperdonable en el debate político”.

"PELIGROSO PARA LA INSTITUCIÓN"

Para Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma, el no referirse directamente a las cuestiones políticas es lo que le permite navegar por ese vacío constitucional sobre sus discursos políticos. “Tiene que ser un órgano imparcial, que se refiera a posiciones obvias y aceptadas, por encima de cuestiones políticas concretas y no partidista", asegura. "Pero tradicionalmente ha habido un espacio para que expresase puntos de vista que toquen la política constitucional, casi de carácter moral”. Eso sí, cada momento elegido, cada palabra que se deja abierta a la interpretación, es “muy peligrosa para la imparcialidad de la institución”, añade.

Solozábal recuerda que en otros países, el rey sólo expresa “pareceres del Gobierno de turno”. Es el caso del Reino Unido u Holanda. En esos países, cuando el monarca habla, la sociedad entiende que es la expresión más elevada y solemne de un mensaje del Ejecutivo. En España “se había entendido que existía cierto margen para que el jefe del Estado hablase con cierta autonomía, siempre que no fuera más allá del habitual mensaje constitucional”, según Solozábal. Tras la controvertida carta de este martes, esa etapa podría haber llegado a su fin.