Marbella despierta de la 'pesadilla Malaya'

Marbella despierta de la 'pesadilla Malaya'

GTRES

Aquella Marbella de dinero en bolsas de basura, de 'dientes, dientes', de cuadros de Miró en el baño, de champán pagado con la tarjeta municipal... ya tiene condena. La Audiencia Provincial de Málaga ha dictado este viernes sentencia sobre el caso Malaya, el entramado que saqueó las arcas públicas de esta mítica localidad de la Costa del Sol.

La ciudad del lujo, de las residencias para millonarios en las colinas, de las noches interminables en el tablao de Ana María, de las generosas propinas de los saudíes y de los paseos al atardecer en Puerto Banús no quiere oír hablar de Julián Muñoz, Juan Antonio Roca y Marisol Yagüe. Marbella quiere recuperar sus orígenes, su estilo discreto, su vida sin sobresaltos.

El sueño mediterráneo de la aristocracia europea (con los Hohenlohe a la cabeza) busca enterrar la imagen esperpéntica de un grupo de políticos que no tuvo piedad con el dinero de sus vecinos. Era el clan de los ‘malayos’. Sobran las palabras.

¿CÓMO ESTÁ HOY MARBELLA?

La embriagadora plaza de los Naranjos, donde se ubica el ayuntamiento de la ciudad, siempre fue un sitio de encuentro para los vecinos, con sus restaurantes, sus tiendas de artesanía, sus comercios de toda la vida… Pero hubo un momento en el que se llenó de paparazzis, periodistas hambrientos de noticias sobre los negros movimientos de dinero y técnicos de Hacienda con la misión de salvar las cuentas.

Siete años después, se acabaron las imágenes de políticos corriendo para evitar la foto. Nada ya de experimentos como la época del GIL. El consistorio está dominado por el Partido Popular, que cuenta con mayoría absoluta al haber obtenido quince concejales en las últimas elecciones municipales. Su alcaldesa es Ángeles Muñoz, una médico de origen cordobés que pasó varios años en el Congreso de los Diputados antes de hacerse con el bastón de mando.

Muñoz llegó al cargo tras vencer en las municipales del año 2007. Entonces el gobierno municipal estaba en manos de una gestora. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero se vio obligado en abril de 2006 a disolver por primera vez una corporación local. Este negativo hecho tuvo como escenario Marbella. Era tal la situación, que la Junta de Andalucía tuvo que proponer a Moncloa esta decisión drástica, que requería de un acuerdo del Consejo de Ministros.

No dio tiempo a celebrar comicios municipales y se funcionó durante un tiempo con una gestora presidida por el PSOE. Muñoz venció en 2007 y en 2011 volvió a contar con el apoyo de sus vecinos en las urnas. El Partido Popular ha potenciado su figura como la salvadora de Marbella y le ha dado cancha a nivel autonómico. Tras una pelea interna de los socialistas, consiguió acceder a la presidencia de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP).

Para reflotar las cuentas públicas, el Gobierno andaluz dio un crédito de 100 millones de euros a la localidad tras disolver el consistorio. Ambas administraciones acordaron un plan de pagos que comenzó en 2010, con cantidades que crecían exponencialmente hasta 2017. Las condiciones iniciales marcaban que este año debían pagar a Sevilla 12,2 millones de euros, pero se llegó a un acuerdo para que finalmente sean 3.

NUEVOS RICOS EN ‘MARBELLALANDIA’

Cuando la gestora se hizo con las riendas del ayuntamiento en 2006, se encontraron con una deuda de 500 millones de euros. Una situación “crítica” e “insostenible” de las cuentas municipales, dijo entonces el presidente de este órgano, Diego Martín Reyes. El ayuntamiento tenía un gasto mensual de 12 millones de euros por entonces, pero solo contaba con unos ingresos de unos 6 millones de euros.

Todo ello causado por una gestión inenarrable de los políticos de Marbella. Juan Antonio Roca -el que fuera mano derecha de Jesús Gil en el ayuntamiento- era el ‘cerebro’ del entramado de corrupción. Un funcionario local que dominaba las actividades del consistorio y que se había creado una vida a la altura de los vecinos con más ceros en sus cuentas bancarias.

¿Quién no recuerda la noticia de que Roca tenía un Miró colgado en su cuarto de baño? Aficionado a los safaris más exclusivos, el asesor vivía en su casa entre cuernos de ciervos y gamos y cabezas de elefantes e hipopótamos, además de hienas, osos y búfalos disecados.

Eso no quitaba su afición por los animales en vida, poseía caballos de pura raza y una ganadería de reses bravas. Entre sus pertenencias, además de obras de arte e inmuebles, figuraban dos barcos, un avión y un helicóptero. Un buen patrimonio para un empleado público.

Roca no daba la cara ante el gran público, para eso estaban los alcaldes. Julián Muñoz es la imagen del gran saqueo de Marbella. Llegó a lo más alto del ayuntamiento cuando se inhabilitó a Jesús Gil y, posteriormente, consiguió ganar las municipales en 2002. El chico de Ávila se convertía en un poderoso alcalde en Andalucía, dispuesto a no pasar ninguna necesidad (incluidas portadas de las revistas del corazón con la historia más cañí de la estrenada España del siglo XXI). Su caída llegó en el momento en el que intentó cesar a Roca, episodio en el que fue sustituido por Marisol Yagüe en una moción de censura.

Yagüe, otra política que creció junto a Gil, tiene como aficiones el cante y el lujo. Ha grabado varios discos con el coro rociero ‘Río Real’. Los andalucistas denunciaron que realizó obras en su casa por un millón de euros, que tenía una vivienda además en Madrid, vehículos de alta gama y que eran constantes sus viajes al Caribe. Un día en Marbella un joven en la puerta del colegio le gritó “ladrona”. Ella se bajó del coche y le abofeteó. El juez la condenó a 330 euros por su reacción. Una exalcaldesa de armas tomar.

La ciudad de la Costa del Sol quiere pasar página definitivamente con la sentencia del ‘caso Malaya’. Prefiere leer las escapadas a sus playas de Antonio Banderas, Luis de Guindos, María Dolores de Cospedal y Mario Vargas Llosa, entre otros, que ser relacionada con la trama de los nuevos ricos.

Marbella despierta ya de su pesadilla.