Iván de la Nuez, autor de 'El Comunista manifiesto': "O nos aplicamos la ley de la selva o el comunitarismo"

Iván de la Nuez, autor de 'El Comunista manifiesto': "O nos aplicamos la ley de la selva o el comunitarismo"

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Se está produciendo "la caída del muro del Muro de Berlín". Casi 25 años después de que se desmoronara la Unión Soviética, lo que se viene abajo ahora es lo que había quedado en pie. "El desplome de la constelación soviética nos ha dejado 25 años de un laboratorio de capitalismo puro. Y el balance no es positivo", dice Iván de la Nuez, ensayista nacido en La Habana y autor de El comunista manifiesto (Galaxia Gutenberg, 17,95€).

"Caminamos hacia una emiratización del mundo, hacia unos Estados en los que la población autóctona no sabe qué va a pasar con ella y hay grandes espacios o zonas en las que imperan otras leyes. Emiratos donde no se permite conducir a una mujer, pero al mismo tiempo se abre un museo Pompidou o una universidad como la Sorbona donde se exhibe un Picasso para los millonarios. Allí se ve el desnudo", asegura.

¿Abu Dabi y su nuevo Louvre? ¿Arabia Saudí y la prohibición de conducir para mujeres? No. Mucho más cerca. "En Madrid se está discutiendo si las leyes [antitabaco] que imperan para todos dejan de hacerlo para un señor [Sheldon Adelson] que va a poner un inmenso casino", explica.

Es sólo un ejemplo de las crecientes desigualdades que galopan en los países desarrollados con una izquierda como pollo sin cabeza. "Tras el Muro de Berlín, estamos asistiendo al segundo capítulo de las demoliciones: el de la socialdemocracia". "No sólo se viene abajo por un ataque siniestro del capital y del neoconservadurismo. Se viene abajo también porque no ha sido capaz de cuidar su joya de la corona: el Estado del bienestar, y por lo tanto no tiene ningún sentido. Se viene abajo porque hay toda una nueva generación que no comparte el lenguaje ambiguo, porque las nuevas generaciones no soportan la corrección política", describe.

RESURRECCIÓN ESTÉTICA DEL COMUNISMO

Mientras la socialdemocracia se ha hunde y el capitalismo muta, ¿resucita el comunismo?

Para empezar, como el cuerpo de Lenin, que permanece embalsamado, el comunismo nunca llegó a ser enterrado. "Mientras se nos decía que el comunismo estaba muerto y enterrado, me di cuenta de que en los últimos 20 años había rebrotes de la estética comunista". Las camisetas del Ché Guevara se convirtieron en objeto de consumo masivo y la hoz y el martillo pasaron a ser estampadas en prendas de multinacionales de ropa barata. Las exposiciones sobre "el este" se multiplicaron. Hasta un banco alemán ha decidido ilustrar sus tarjetas Master Card con una cara de Karl Marx, según recuerda en el libro.

Ahora El Manifiesto comunista se cuela en la lista de superventas, se actualiza e inspira otras proclamas (como Indignaos, de Stéphane Hessel) utilizadas como referencia dentro de movimientos como el 15-M u Occupy Wall Street. Frente los emires, las plazas de la gente, en pequeños grupos, con su guerrilla particular. Con internet como motor, surgen movimientos con fines concretos, como la reivindicación de algún derecho o las nuevas formas de propiedad. "O nos aplicamos la ley de la selva o el comunitarismo", advierte De la Nuez.

LAS FALSAS ETIQUETAS DE COMUNISMO

"Pero también hay caras siniestras del comunismo, sobre todo en la política. Por ejemplo, el modelo chino: un partido único con un mercado desaforado. Quien realmente ha ganado la guerra fría es China, que ha impuesto lo peor de los dos sistemas, el capitalista y el comunista".

Al mismo tiempo, el modelo demuestra "el divorcio entre mercado y democracia" contra el que se rebela el 15-M. El movimiento es, para De la Nuez, un buen ejemplo de estas nuevas formas de comunismo y ha llegado para "cambiar la política", pero no sólo la de la izquierda. "Como las revoluciones de mayo del 68 o la Primavera de Praga, el movimiento no es homogéneo. Hoy en el 15-M está el futuro de la izquierda, pero también el futuro de la derecha, del centro… Pensemos en el Mayo de 1968 y lo que pensábamos de los que se manifestaban. Y esos todos dieron lugar a presidentes de Gobierno, de multinacionales, gente a la que le pasó por encima el tren de la historia".

El ensayista, que reside en Barcelona, vivió en primera persona las manifestaciones del 15-M. Es ahí donde se dio cuenta de lo complejo que es el movimiento y lo arriesgado que resulta colgarle la etiqueta de "comunista".

Según cuenta en el libro, allí se encontró con un amigo suyo, antiguo reportero en el Berlín el Este, que le confesó que estaba haciendo "lo mismo que en 1989, pero con menos entusiasmo", "menos riesgo" y con sus hijos en la manifestación. "Tanto luchar por el pluripartidismo y al final resulta que ellos no quieren ningún partido", bromeó.

En realidad, según asegura De la Nuez, el "'no nos representan' es un sopapo a las ilusiones que echaron abajo el Muro de Berlín".