Un artista transforma pesadillas infantiles en fotos que se te aparecerán en sueños

Un artista transforma pesadillas infantiles en fotos que se te aparecerán en sueños

Hoy en día, las pesadillas suelen estar plagadas de ansiedades típicas de adultos, como olvidarse de la fecha límite para entregar un trabajo o presentarse en una reunión sin ropa. No obstante, si viajamos al pasado, a nuestras pesadillas de juventud, seguro que el escenario era mucho más siniestro: desde cementerios vacíos hasta parques de atracciones abandonados de los que a veces sentíamos que no regresaríamos.

Tampoco cabe duda de que, en el reino de las pesadillas, los niños se llevan la palma. Su imaginación desenfrenada y a menudo inquietante conjura imágenes más perturbadoras que las visiones sangrientas de la mayoría de películas de terror. Y si no que le pregunten al fotógrafo Arthur Tress, que, a finales de los años sesenta y setenta pidió a algunos niños que describieran sus fantasías y pesadillas, inmortalizándolas en fotografías manipuladas.

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La serie en blanco y negro, titulada Daymares, sigue siendo tan evocadora como hace cuarenta años, si no más, pues arranca de la mente durmiente las profundidades oscuras de la psique inocente y las plasma en la vida real.

Tress se embarcó en este trabajo tras retratar a niños jugando en la ribera de Manhattan como parte de una serie de fotografía ambiental. Luego lo llamaron para realizar un taller con el educador infantil Richard Lewis. "Todos los años tiene un tema diferente", explicaba Tress a Gothamist, "y el año que hizo los sueños de los niños, les pidió que escribieran poemas e hicieran dibujos sobre lo que soñaban. Entonces me llamó para que fotografiara su clase. Y le dije: 'Ha sido una idea formidable, voy a seguir con ello y voy a preguntarle a los niños y a mis amigos qué sueños recuerdan de su infancia".

"Estaba buscando imágenes de pesadillas mitológicas y arquetípicas", continua Tress. "Esto se convirtió en mi empresa durante los siguientes veinte años, este tipo de fotografía surrealista inquietante". En una época en la que la fotografía callejera estaba en lo más alto, Tress fue de los primeros fotógrafos que experimentó con fotografías manipuladas. Esta serie se encuentra entre las primeras que acabaron con la creencia de que la fotografía era una herramienta para documentar la realidad, en vez de aplicar el medio para imaginar y crear nuevas realidades.

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En este sentido, la visión del sueño del niño no es en absoluto diferente de la visión del artista, pues ambas dan forma a nuestros miedos y deseos furtivos. Así lo expresó el artista en 1972, cuando se exhibieron las imágenes por primera vez: “El propósito de estas fotografías de sueños es mostrar cómo la imaginación creativa de los niños transforma constantemente su existencia en símbolos mágicos de sentimientos o estados que quedan sin expresar. De hecho, todos intercambiamos o traducimos constantemente nuestras percepciones diarias de la realidad en la esfera encantada del mundo de los sueños”.

En su libro The Fantastic Voyage, Richard Lorenz explora la obsesión de Tress por los sueños como un ímpetu artístico. “Tress opina que mucha de la fotografía actual no logra acceder a la vida oculta de la imaginación y la fantasía que está hambrienta de estímulos. El fotógrafo documental nos proporciona hechos o desgracias de la humanidad, mientras que el pictorialista, ya sea vanguardista o conservador, sencillamente nos agrada con composiciones estéticamente correctas; pero, ¿dónde están los fotógrafos a los que poder pedir que nos hagan volver a sentir bien, o que nos aterroricen?”. Sin duda, estas imágenes entran en ese último grupo.

El Museo Getty adquirió 66 de las fotografías de Tress a principios de este año, entre otras, Child Buried in Sand, Coney Island/Boy in Mickey Mouse Hat, que se incluye en la serie.

Sigue bajando si te atreves a enfrentarte a las salvajes visiones de la noche de Tress... Una cara de bruja brota de un sillón desvencijado, a un chico le crecen raíces en lugar de manos, y otras escenas deformadas que sólo podrían salir de una mente en estado REM.

Traducción de Marina Velasco Serrano