Protestas en Hong Kong: siete claves para entender Occupy Central

Protestas en Hong Kong: siete claves para entender Occupy Central

REUTERS

Hong Kong se encuentra inmersa en su peor crisis política desde que pasó a formar parte de la soberanía china en 1997. Debido a las frecuentes demandas de mayor autonomía y libertad, los roces con Pekín son frecuentes, y la represión, común. ¿Pero qué ha desencadenado las multitudinarias manifestaciones que empezaron el 22 de septiembre?

1. EL ORIGEN: UN PAÍS, DOS SISTEMAS

China es un régimen políticamente comunista y económicamente capitalista. El Gobierno central lo controla todo. Los candidatos al Congreso son designados por Pekín entre las filas de los leales al Partido Comunista Chino.

Hong Kong es una excolonia británica que forma parte de China desde hace menos de 30 años. Por sus circunstancias históricas, tiene singularidades en su forma de Gobierno y libertades civiles ausentes en el resto del país asiático: elige por sufragio libre a la mitad de su cámara de representantes, tiene su propio Gobierno, moneda y reglamento judicial. También controla sus aduanas y tiene una política de inmigración diferente del resto de China.

Su economía y el nivel de vida de sus habitantes son muy superiores al del resto de los territorios chinos. Sus fuertes lazos con occidente, históricos y económicos, han fomentado que la población demande cada vez más democracia y libertad.

2. PRENDE LA LLAMA: CHINA TRATA DE RECUPERAR PODER

Las reivindicaciones contra el control del Ejecutivo se han intensificado desde el 10 de junio, cuando Pekín hizo público el Libro Blanco de Hong Kong, un documento en el que afirmaba que la autonomía de la excolonia debía estar supervisada por China.

Muchos activistas han visto en el documento una amenaza de intervención política en los asuntos del territorio y una violación del principio "un país, dos sistemas" que otorga autonomía plena a la excolonia en todas las competencias salvo Defensa y Asuntos Exteriores desde su reunificación con China.

Desde 2007, los Gobiernos central y local están negociando una reforma electoral que garantice el sufragio universal en Hong Kong, una asignatura pendiente del Ejecutivo desde el retorno de la excolonia al país asiático.

3. ¿QUIENES SON LOS LÍDERES DE LAS PROTESTAS?

A principios de 2013, Pekín había prometido que cumpliría las demandas de los activistas concediendo el sufragio universal a los hongkoneses para elegir a su líder a partir de 2017 y para votar en las elecciones legislativas en 2020. Se creó entonces Occupy Central, que amenazó con iniciar un movimiento de desobediencia civil si el Gobierno no era fiel a su promesa a mediados de 2014.

Este movimiento, también llamado Ocupar el distrito Central Con Amor y Paz (OCPL, por sus siglas en inglés), está liderado por, entre otros, Benny Tai, profesora de derecho de la Universidad de Hong Kong y una de las creadoras originales de la iniciativa.

Otra de las figuras más destacadas de las protestas es Joshua Wong, de 17 años y fundador de Scholarism, la agrupación estudiantil que inició las concentraciones y que cuenta con miles de seguidores entre los manifestantes.

4. EL GOBIERNO DESCARTA EL SUFRAGIO UNIVERSAL

OCPL organizó en julio una gran concentración por la democracia como había avisado: más de 500.000 personas salieron a la calle para pedir más libertad. El Gobierno detuvo a más de 500 que continuaron, tras la manifestación, con una sentada.

El 31 de agosto, el Ejecutivo chino anunció que los que deseen presentarse a las elecciones deben recibir el visto bueno de un comité gubernamental. Hong Kong rechaza esa restricción, que elimina cualquier candidato opositor al régimen.

5. COMIENZAN LAS PROTESTAS: HUELGAS, CORTES Y SENTADAS

El 22 de septiembre los estudiantes de Hong Kong iniciaron una huelga de cinco días sin precedentes y salieron a las calles, donde permanecen desde entonces, sentados o durmiendo bajo la vigilancia de la policía. Los manifestantes se sitúan en cruces estratégicos de la urbe y cortan el tráfico del corazón de la ciudad.

Miles de personas se les han ido uniendo en las calles para exigir la dimisión del actual jefe ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, y la instauración de una democracia real. Leung, con el apoyo del Gobierno chino, ha anunciado que no renunciará a su cargo y se opone a lo que considera "protestas ilegales".

6. UNA MANIFESTACIÓN MULTITUDINARIA Y PACÍFICA

En los últimos días han aumentado enormemente las filas de los manifestantes y han acaparado la atención de medios de todo el mundo, que ha bautizado su movimiento como "la revolución de los paraguas".

Las concentraciones, aunque muy numerosas, se están desarrollando de forma pacífica. Por contra, los agentes de la policía han reprimido a los manifestantes con gas lacrimógeno y gas de pimienta el pasado fin de semana, aunque desde el lunes se han contenido por las fuertes críticas que recibieron.

El lunes se calculaba en 26 los hospitalizados y 148 los detenidos desde el inicio de las protestas. En total, 41 personas han resultado heridas desde el comienzo de las manifestaciones.

El Gobierno chino ha recurrido a la censura, como viene siendo habitual. Las imágenes de las concentraciones subidas a redes sociales no se pueden ver en el resto del país pero aún son accesibles desde Hong Kong.

7. ¿CÓMO EVOLUCIONARÁ?

Este miércoles y el jueves son fiesta nacional y podría aumentar considerablemente el número de los concentrados, lo que podría forzar al Gobierno a responder con más cargas policiales o a acceder a algunas demandas de los manifestantes.

Por otro lado, los organizadores de las protestas se ven obligados a mantener la participación que han registrado los últimos días para evitar desalojos policiales. Según AFP, algunos puntos se encuentran casi desiertos a primera hora del día, lo que podría desincentivar a otros ciudadanos a salir a las calles y envalentonar a las fuerzas de seguridad.

Los manifestantes se han esforzado en respetar el orden público. La protesta no ha recibido rechazo por parte de la ciudadanía pero eso podría cambiar si los habitantes de Hong Kong empiezan a sufrir económicamente por el bloqueo de las calles o el cansancio eleva el nivel de los enfrentamientos entre los concentrados y la policía.

No se descarta que Pekín decida enviar al Ejército, que tiene una base en la ciudad. Un analista citado por AFP y que ha decidido permanecer anónimo cree que es la opción menos probable, pero que Pekín podría enviar agentes de policía del resto del país y vestirlos como los de Hong Kong para fingir que la ciudad continúa controlando el problema sin dificultad.