Ser o no ser un sindicato: la cuestión para Podemos

Ser o no ser un sindicato: la cuestión para Podemos

SOMOS SINDICALISTAS

Ser o no ser... un sindicato. Esa es la cuestión. Podemos tiene sobre la mesa la opción de apoyar a Somos, la nueva fuerza sindical nacida de uno de sus círculos oficialmente constituidos, para tratar de romper con el bisindicalismo que representan la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO).

"Queremos cambiar el modelo sindical. Los sindicatos mayoritarios se han convertido en mamotretos supeditados a las subvenciones públicas, abandonando al afiliado de base en favor de sus propios intereses. Nos sentimos traicionados por ellos, pero también nos dan la razón cuando Ignacio Fernández Toxo (secretario general de CCOO) habla de cambio o Cándido Méndez (secretario general de UGT) anuncia que se va. Sí, también son casta". Quien así habla es Francisco Torrico, uno de los portavoces de Podemos Sindicalistas y embarcado en el nuevo proyecto, que pretende convertirse en un revulsivo para la representación del trabajador de la misma manera que Pablo Iglesias ha conseguido poner patas arriba el sistema político español.

De momento, en Somos están involucrados "dos centenares de personas", según Torrico, que se organizan a través de internet y que deciden todo de forma asamblearia. Aunque ya tiene estatutos, Somos sigue perfilando su modelo.

Entre los pilares de la nueva organización está "renunciar a las subvenciones, renunciar a los liberados sindicales, declararnos sin afinidad política, tender puentes y presentarnos a las elecciones sindicales", explica a El Huffington Post. Su financiación dependerá en gran parte de las cuotas de sus afiliados, de las actividades que lleve a cabo la organización, donaciones o préstamos, según sus estatutos.

A MEDIO CAMINO ENTRE MAYORITARIOS Y ALTERNATIVOS

Con estas opciones, Somos pretende diferenciarse de los sindicatos mayoritarios, como UGT y CCOO, que suman más de dos millones de afiliados, y los denominados sindicatos alternativos (CNT, CGT, ELA, SAT, etc), que optan por un modelo de mayor confrontación.

El embrión de nuevo sindicato no gusta, por tanto, ni a los grandes ni a los alternativos. "Respetamos a todo el mundo, pero creemos innecesario uno nuevo. El sindicalismo alternativo ya está fuerte. Además, un sindicato de Podemos suena a vieja política. Es lo que hizo el PSOE con UGT", dice Javier García, portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), del que es secretario general Diego Cañamero y al que pertenece también el alcalde de Marinaleda (Sevilla), Juan Manuel Sánchez Gordillo.

Al otro lado se encuentra UGT. "Cada día se crean muchos sindicatos, hay mucha pluralidad. Pero no conocemos ninguna irrupción, como a veces se dice. No han presentado ninguna candidatura en sectores como la banca, las grandes empresas... El día que comiencen a hacer propuestas, serán uno más y nosotros lo respetaremos. Pero nos gustaría conocer sus propuestas. Nosotros llevamos 200 años haciéndolas", asegura José Javier Cubillo, secretario de Organización y Comunicación de la fuerza sindical que plantea Cándido Méndez.

Los sindicatos mayoritarios afrontan un gran descrédito. Cualquier oído inquieto escuchará críticas hacia unas organizaciones que se preocupan más por empleados fijos (funcionarios) o de grandes empresas y que descuidan a autónomos, inmigrantes o precarios.

Un barómetro de mayo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirma la pérdida de credibilidad de las grandes fuerzas sindicales que, aunque siguen teniendo una importante afiliación y presencia en las empresas, no son vistas como una herramienta útil para velar por los derechos de los trabajadores. Como institución, los sindicatos suspenden con un 2,51. Sólo tienen peor nota los partidos políticos y el Gobierno. Las organizaciones empresariales superan a los sindicatos en prestigio, con un 2,94.

PODEMOS NO AVALA (POR AHORA) A SOMOS

Es en ese río revuelto en el que quiere pescar Somos. Sin embargo, su relación oficial con Podemos, que podría amplificar la por ahora discreta iniciativa, no ha sido definida. "Como partido no hemos tenido ningún debate sobre el modelo sindical. No tenemos ninguna opinión y que haya un círculo de sindicalistas no quiere decir que Podemos apoye a ningún nuevo sindicato", explica a este diario Sergio Pascual, secretario de Organización del partido de Pablo Iglesias.

"Está claro que los partidos de la casta no han sabido defender los derechos de los trabajadores y los sindicatos tampoco han salido triunfantes ante el retroceso que hemos vivido", razona, en particular con normas como la reforma laboral, que Podemos derogaría si llegase al Gobierno. "Algunos sindicalistas tienen tarjetas negras, igual que algunos en los partidos políticos, así que estamos hablando de lo mismo", añade.

Cubillo, de UGT, reconoce la necesidad de cambio y adaptación, pero se defiende recordando que los sindicatos hacen lo que pueden en un contexto en el que el Gobierno de Mariano Rajoy "ha reducido a la mínima expresión la negociación colectiva". Desde UGT se critican los "tópicos" que hay sobre el sindicalismo clientelar y autojustificativo. Si los grandes sindicatos no pueden defender de manera tan efectiva a autónomos o precarios es por la naturaleza de los empleos, la presión de los empresarios o los ínfimos sueldos que impiden a muchos trabajadores afiliarse y entrar en contacto con fuerzas sindicales. "Los sindicatos tienen presencia más fuerte allí donde el empleo es más seguro, como es obvio", asegura. "Las libertades que tiene el trabajador de una plantilla mucho más pequeña o un temporal son otras".

LAS ASPIRACIONES DE SOMOS

En eso quiere trabajar el nuevo sindicato, mezclando la representación en grandes empresas (y aspiran a lograr hueco en la banca, en las grandes cadenas de alimentación y distribución, en el sector del automóvil), como han logrado los mayoritarios, con acciones de protestas y más disruptivas, como hacen los alternativos.

Desde Somos confían en una gran puesta de largo y en ser respaldados oficialmente por las caras visibles del partido de Pablo Iglesias. Esa será su prueba de fuego y probablemente el inicio de su visibilidad. De lo contrario, Somos se quedará en un ser y no poder, lejos de lograr el mismo impacto que ha logrado el partido cuya estela promete una revolución en todos los ámbitos.

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