Cosas que han pasado un 1 de enero: mucho más que un día de resaca

Cosas que han pasado un 1 de enero: mucho más que un día de resaca

GTRESONLINE

Si este día de Año Nuevo consigues abrir los ojos y te planteas "¿Qué pasó el 1 de enero del año pasado?", es probable que tus recuerdos vayan entre nada y casi nada.

Sin embargo, además de tu infinita resaca y de las consabidas subidas de luz, agua, gas... algunos días 1 de enero fueron importantes, muy importantes para la historia del mundo. ¿Sabes por qué? Pues porque...

Un 1 de enero no siempre fue un 1 de enero

Es decir, no siempre fue el primer día del año. En la época de los romanos, el año empezaba en marzo, cuando llegaba la primavera y comenzaban a fraguarse las estrategias para las próximas campañas militares. No fue hasta el año 153 antes de Cristo cuando el año comenzó a un 1 de enero, y ya en el 46 a. C. cuando se implantó el año juliano. Entonces llegaron los 365 días repartidos en sus 12 meses, tal y como lo conocemos hoy.

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Un 1 de enero, España entró en el horario de Greenwich (para luego salir)

Fue el primer día de 1901, al poco de empezar el siglo. España se adecuó al horario de Greenwich, y con él entró en el huso horario de Londres y de otros países europeos. Un cambio que duró cuatro décadas: el 2 de mayo de 1942, durante la II Guerra Mundial, volvió a cambiar para congraciarse con el de Alemania, principal aliada de Franco en esa época. Ahora, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios pide regresar ahí, a la hora que corresponde a España por su situación geográfica y que mejoraría desde el tráfico hasta el rendimiento escolar de los niños.

El 1 de enero es un día clásico de cambio de calendarios y horas: también Rusia comenzó a usar el calendario juliano ese día de 1700, y en 1845 Filipinas empezó a contar sus días con el calendario gregoriano, por lo que, curiosamente, en ese país no hubo 31 de diciembre. Se saltó del lunes 30 de diciembre de 1844 al miércoles 1 de enero de 1845.

Un 1 de enero, Americo Vespucio descubrió Río de Janeiro

Lo que hoy es Brasil se descubrió en el año 1500, pero no fue hasta 1502 cuando un buque de la flota del portugués Pedro Álvares Cabral llegó a lo que creía que era la desembocadura de un río. Era la bahía de Guanabara, en la costa atlántica. De ahí recibió su nombre la ciudad: del supuesto río y del momento, 1 de enero, janeiro, en el que se descubrió.

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Un 1 de enero se estrenaron muchos tronos

Un buen puñado de reyes, sultanes y emperadores han subido al trono un uno de enero, para dar todavía más pompa a sus llegadas al poder. Ya en el año 1001 el papa Silvestre II coronó al rey Esteban I como primer monarca de Hungría. Pero también en 1432 el que sería un efímero Yusuf IV fue proclamado sultán de Granada, en 1651 Carlos II rey de Escocia, en 1707 Juan V rey de Portugal, en 1877 Victoria emperatriz de la India... Y, ya puestos, Somoza se convirtió en dictador de Nicaragua un 1 de enero de 1937. Pero esa es otra historia.

Un 1 de enero, la Unión Europea y tu monedero cambiaron

Los primeros de enero son días potentes para la Unión Europea. En 2002, hace exactamente 13 años, entró en vigor el euro como moneda única en 12 países, Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal, y en tres microestados, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino, así como Montenegro y Kosovo de forma unilateral. Tras ellos, otros 1 de enero han ido entrando el resto de países: en 2007 Eslovenia, en 2008 Malta y Chipre, en 2009, Eslovenia, y en 2011 Estonia. La última en llegar fue, en 2014, Letonia, y este 1 de enero de 2015 se estrena Lituania.

También otros 1 de enero han sido importantes para la UE, ya que es la fecha habitual en la que muchos estados han entrado a formar parte de él, antes de tener incluso su nombre actual. Dinamarca, Reino Unido e Irlanda en 1973, Grecia en 1981, España y Portugal en 1986, Austria, Finlandia y Suecia en 1995, Bulgaria y Rumanía en 2007.

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Un 1 de enero, Julio César fue proclamado dios

El emperador Julio César fue asesinado por más de medio centenar de senadores romanos en los idus de marzo del año 44 antes de Cristo. César fue incinerado, pero su legado fue más allá: en el año 42 a. C., el 1 de enero, se convirtió en dios. La costumbre de deificar a los emperadores se instauraría para todos los emperadores posteriores a él que, precisamente, también tomarían el nombre genérico de césar.

Un 1 de enero fue un día revolucionario

El 1 de enero de 1959 oficialmente comenzó la Revolución cubana con el asalto al cuartel de Moncada y el triunfo de la rebelión contra Batista. Fidel Castro toma el poder. Un año antes, un 1 de enero de 1958, el ejército de Venezuela también se había rebelado contra su gobierno.

También un uno de enero tuvo lugar el levantamiento zapatista, de la que ya han pasado 20 años. Fue el 1 de enero del 94, cuando el subcomandante Marcos lideró una rebelión en el estado de Chiapas que trató de mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas.

El 1 de enero de 1960 fue un año de independencias: Benín y Camerún dejaron de ser colonias de Francia.

Un 1 de enero fue un día grande para la ONU

El día que estrenaba el año 1942 fue el elegido por 26 países, los 26 primeros, para firmar la Declaración de las Naciones Unidas. La II Guerra Mundial estaba todavía en pleno desarrollo, y los firmantes trataban de poner fin al conflicto armado. Quienes participaron de dicho acuerdo fueron Australia, Bélgica, Canadá, China, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia, la República Dominicana, El Salvador, Estados Unidos, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, India, Luxemburgo, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Polonia, Reino Unido, Sudáfrica, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Yugoslavia.

Casi una década más tarde, en 1951, la ONU creó ese mismo día ACNUR, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.

Un 1 de enero se sufrió el efecto 2000. Y otro 1 de enero, el efecto mil

El 1 de enero del año 2000, en lo que hoy puede parecer casi la prehistoria de la era informática (¡pero si no había smartphones!), se vivieron momentos de agobio, de pánico para algunos: fue el llamado efecto 2000. Desde mediados de 1999 cundió el miedo de que los ordenadores no fueran capaces de interpretar el cambio de siglo y de que se perdieran ingentes cantidades de información. Por suerte, al final no fue para tanto.

Pero en mil años antes también hubo miedo: buena parte de Europa, entonces un territorio sumido en el cristianismo pero también en la superstición, pensó que con la llegada del año 1000, diez siglos después del supuesto nacimiento de Cristo, llegaría el apocalipsis y se acabaría el mundo. El propio papa Silvestre II así lo pensó. Finalmente, tampoco fue para tanto.

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