Fuego amigo: los desplantes del PSOE a Pedro Sánchez

Fuego amigo: los desplantes del PSOE a Pedro Sánchez

FLICKR / PSOE

Apenas lleva seis meses como líder del PSOE y la silla de Pedro Sánchez en el despacho más grande de Ferraz vuelve a moverse. La revelación por parte de El Huffington Post de la reunión antes de Navidad del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto a agitar las tumultuosas aguas socialistas y a sacar a la luz los movimientos internos que desconoce el propio secretario general.

Esta noticia llega en plena 'marejada' andaluza azuzada por el posible adelanto electoral y los planes de futuro no desvelados por la líder del PSOE-A, Susana Díaz, tanto en su tierra como más allá de Despeñaperros. Críticas dentro y fuera y hasta versiones diferentes en Ferraz y San Vicente sobre lo que está sucediendo en Sevilla.

Sánchez acumula en su semestre de reinado -al que llegó inesperadamente y de forma meteórica- desencuentros y desplantes con sectores del partido como la ‘vieja guardia’. Y, sobre todo, le preocupa que se ha ido acrecentado el distanciamiento con la presidenta andaluza. Ella fue la rival que dejó pasar el tren en julio, pero que podría intentar cogerlo de nuevo.

El nuevo líder socialdemócrata se propuso cerrar el ‘zapaterismo’ durante este período, algo que ha provocado el malestar del expresidente. El nuevo líder del PSOE anunció por sorpresa el pasado mes de noviembre que estaba a favor de modificar el artículo 135 de la Constitución -el que consagra la estabilidad presupuestaria y que fue pactado por el entonces Gobierno socialista y el PP en plena crisis de la deuda europea-. Tras el eco de sus palabras, matizó que no se trata de derogar, sino de "completarlo y corregirlo".

Este hecho supuso una ‘enmienda a la totalidad’ a la gestión económica del anterior presidente. Zapatero en público se limitaba a decir que tenía “tanto cariño, entrega y devoción" a su partido y "tanto respeto" a quien lo dirige que ponía una “sonrisa” ante el planteamiento de Sánchez.

Poco más tarde Zapatero se reunía en secreto con Iglesias antes de Navidad. Podemos se ha convertido en el gran enemigo de los socialistas de cara a las próximas citas electorales y en las últimas semanas se ha pasado de intentar no citarles al combate directo. El exministro de Defensa José Bono fue el que propició el encuentro. Precisamente, el expresidente de Castilla-La Mancha jugó un papel importante en la sombra durante la consulta del pasado año para elegir al sustituto de Alfredo Pérez Rubalcaba.

El ‘desconocido’ Sánchez se rodeó durante aquellos meses de algunas de las personas de confianza de Bono para preparar su candidatura como José Luis Fernández ‘Chunda’ -jefe de prensa del exlíder autonómico durante casi dos décadas- y Javier Ruedas. Ya elegido secretario general, cambió de asesores de comunicación y se deja aconsejar en la actualidad por Verónica Fumanal y Manuel Delgado.

COMUNICANDO, COMUNICANDO

La comunicación se ha convertido precisamente en un terreno de debate interno en el PSOE. Pero no solo en corrillos, la presidenta andaluza confesó en octubre en una entrevista en El País que no compartía la estrategia que seguía Pedro Sánchez, que ha sorprendido con llamadas a Sálvame y apariciones en El Hormiguero y Planeta Calleja.

De esta manera, Díaz hacía público un desplante que no se hubiera esperado apenas unos meses antes. La presidenta andaluza fue clave en la elección de Pedro Sánchez. Primero porque no se decidió a dar el paso de presentarse a la Secretaría General y, segundo, porque volcó su apoyo al entonces diputado raso frente a Eduardo Madina. No obstante, aquella pugna ruidosa entre la andaluza y el vasco se ha suavizado y han vuelto a retomar las relaciones rotas durante aquel proceso.

En estos meses se ha instalado la sensación de que Sánchez cuida más su imagen que la del partido. "Se dice que tengo excesivo protagonismo en los medios de comunicación. Es mi trabajo, es mi deber, estar allí donde tengo que dar explicaciones", dijo un día precisamente ante los periodistas el propio secretario general.

Curiosamente fue el líder del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara -que no le apoyó en la consulta y optó por Madina-, el único barón que salió ante las cámaras durante aquella ‘crisis comunicativa’ para respaldar meridianamente a Sánchez en su puesto.

Quien sí ha hablado abiertamente de “discrepancias” con la nueva dirección ha sido el exministro de Trabajo Valeriano Gómez. Ya en verano comunicó su intención de dejar su escaño en el Congreso de los Diputados. En una carta de despedida que mandó a sus colegas, Gómez rechazó la decisión de Sánchez de derogar la reforma del artículo 135 e hizo un llamamiento a combinar en el partido a las “generaciones que conviven en cada instante del tiempo”.

En las últimas semanas el PSOE ha asistido al 'goteo' de salidas de históricos dirigentes como Alfonso Guerra, que ha dejado su escaño en el Congreso, y Juan Barranco, que ha abandonado la Presidencia del PSM. Los socialistas también están digiriendo el último congreso y todavía supuran algunas heridas que no se cerraron en la nueva dirección, como el papel secundario que le dio al presidente de Asturias, Javier Fernández.

LOS RECELOS DE LA 'VIEJA GUARDIA'

A la ‘vieja guardia’ tampoco le sentó muy bien las formas de la expulsión del exministro Virgilio Zapatero del PSOE por el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid. "Me ha dolido mucho, pero me ha dolido sobre todo, más que la expulsión, el trato verbal que se le ha dado. Hemos sido más duros con Virgilio que con Pujol, y no me parece que sea justo", declaró el expresidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

El propio exministro lo verbalizó así: "La resolución, aparte de injusta y precipitada, es manifiestamente ilegal como probaré en el proceso y, además, implica que la Comisión Ejecutiva (del PSOE) desconoce principios esenciales del Estado de derecho, como el de la individualización de la responsabilidad, la presunción de inocencia, la acusación clara y concreta, el derecho de defenderse..., en suma, un proceso debido”.

La relación con Felipe González tampoco ha sido un camino de rosas. La tensión se elevó a raíz del caso Pujol. Sánchez llegó a decir en el programa Viajando con Chester que algunos ex dirigentes socialistas podían estar “más calladitos” y posteriormente subrayó que no le había gustado que González dijera que lo del expresidente de la Generalitat no era corrupción. El hijo intentaba matar al padre. Y al padre no le sentaba nada bien.

“No voy a contribuir a ningún ruido”. Estas han sido las únicas palabras que ha dicho Sánchez en los pasillos del Congreso este miércoles. Así ha empezado el secretario general del PSOE un año en el que se enfrentará a las elecciones municipales, autonómicas, catalanas, probablemente las andaluzas y las generales… aunque todavía no sabe si será el candidato.