Hacia dónde va la socialdemocracia

Hacia dónde va la socialdemocracia

AFP

La socialdemocracia europea se mira ante el espejo. ¿Qué le está pasando tras ocho años de crisis económica? ¿Ha dejado de ser una opción atractiva? ¿Su declive es solo un asunto de los partidos del sur de Europa? ¿Cuál es el modelo a seguir en un mundo que ha cambiado completamente?

Los socialdemócratas viven con preocupación el hundimiento del PASOK griego en las pasadas elecciones de enero, cuando pasó a ser el séptimo partido del país y no llegó a sumar ni el 5% de los votos. España no es Grecia se empeñan en decir desde Ferraz, pero el PSOE ha bajado por primera vez en una encuesta del CIS a la tercera posición superado por el PP y Podemos.

La familia socialdemócrata europea se reúne este fin de semana en Madrid, en un encuentro organizado por el PSOE, para reivindicar su papel desde el poder en países como Francia, Italia, Suecia o Dinamarca. Todo ello en un momento en el que le crecen competidores reales -como Syriza- a su izquierda.

“La socialdemocracia anda en horas bajas en todos los sitios”, afirma Ignacio Urquizu, profesor de Sociología en la Universidad Complutense y miembro de Metroscopia, que subraya que tiene “muchas dificultades, pero no solo en el sur de Europa”. En este sentido, rememora que el SPD alemán no supera desde hace años el 25% de votos y recuerda la baja valoración del Partido Socialista Francés.

Según Urquizu, “lo que ha sucedido es que el mundo es mucho más complejo para aplicar las recetas socialdemócratas y la izquierda no acaba de definir la revisión de su programa, especialmente económico”. “Mientras hace esta reflexión, han surgido otras fuerzas políticas que se han convertido en alternativa, que no ponen propuestas sobre la mesa, pero que generan ilusión”, asevera.

El problema “no radica en la ideología, sino en unos partidos que se han encontrado ahora con un mundo distinto”, enfatiza.

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Pedro Sánchez y Antonio Hernando

“A LA DEFENSIVA”

“La socialdemocracia en Grecia está en crisis muchísimo, y en España, en crisis. En una lectura en toda Europa lo matizaría porque gobiernan en Francia, en Suecia, lidera las encuestas en Portugal”, explica Ignacio Molina, investigador principal sobre Europa del Real Instituto Elcano.

Estos partidos se han enfrentado a diferentes dilemas a lo largo de estos años de crisis y uno de ellos es su relación con los mercados. “La globalización, China e Internet están ahí”, comenta Molina, quien precisa que el actual mundo occidental “provoca” que el “electorado más radical, más transformador, se vaya a otras opciones que prometen cosas más utópicas”.

Además, señala que “la socialdemocracia tiene un problema porque es un mal momento para reforzar el Estado desde el punto de vista de las políticas públicas y su electorado no se conforma solo con eso”. “El electorado de la izquierda tradicional se está yendo hacia una más populista, que no está proponiendo lo clásico, sino que está diciendo 'vamos a darle el poder a la gente', que es muy efectivo”, agrega Molina.

¿QUÉ RECETAS DEBE APLICAR?

En este proceso de reinvención, Molina cree que la socialdemocracia debe enarbolar tres banderas. La primera sería la lucha contra la desigualdad, un punto donde “tiene ventaja, incluso frente a Podemos”, con “políticas sociales y educativas”.

La segunda, prosigue, tiene que ver con el “empoderamiento” -darle más poder a la gente-, una cuestión, no obstante, en la que partidos como el de Pablo Iglesias “tienen las de ganar”.

La tercera tendría que ser la “gestión de la globalización y de la integración europea” porque “tiene la gran ventaja de de que la socialdemocracia es una familia internacional mientras que los populismos de izquierdas no”, incide.

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François Hollande, Manuel Valls y Emmanuel Macron (Partido Socialista Francés)

Para Jorge Galindo, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y miembro del colectivo Politikon, “la socialdemocracia en países como España y Grecia es incapaz de plantear la solución que daría siempre porque no tiene los instrumentos para hacerlo”, por lo que debería dar “un paso valiente hacia delante y decir que hace falta más integración europea”. Una receta en el contexto de debate entre integración y soberanía que se vive en la UE.

Esta habría sido, en su opinión, la solución para estos partidos hace unos años, pero “ahora en 2015, con los votos en caída libre, la única alternativa, incluso antes que el discurso de integración europea, es reivindicar que son la única vía para acabar con la desigualdad y no sacrificar el crecimiento”.

“Si es capaz de explicar que se necesitan hacer reformas profundas y al mismo tiempo exigir a los países acreedores que se necesitan estímulos fiscales, quizá podría salvarse”, apostilla Galindo.

Ese paso también lo reclama Urquizu: “Tendría que ser más valiente en sus propuestas, más rompedora, no puede andar a medias tintas. Al final nos encontramos una izquierda conservadora, tendría que ponerse a pensar”. Además, los partidos socialdemócratas deben “revisar su funcionamiento interno” porque “son muy orgánicos y se han encontrado con que tienen unas estructuras que hacen muy difíciles los cambios”.

EN BUSCA DE REFERENTES

En este camino de reinvención, Urquizu cree que “los únicos referentes son los partidos nórdicos, que han sido capaces de presentar medidas reformistas del Estado del Bienestar, y el Partido Laborista en el Reino Unido, porque ha estado a la vanguardia en bastantes programas y propuestas”. “Cuando uno va a un conferencia de un partido clásico del sur, todas las palabras las toman los líderes territoriales y los dirigentes, mientras que en una laborista lo hacen economistas, sociólogos…”, aprecia este profesor de la Complutense.

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La primera ministra danesa. Helle Thorning-Schmidt

En Francia e Italia se están haciendo “cosas interesantes”, explica asimismo Molina, pero coincide con Urquizu en que el modelo es el escandinavo, que consiste en “mantener el Estado del Bienestar y a la vez ser más competitivos”. “Eso pasa por el capital humano, la educación, la ciencia. En un mundo globalizado, la única forma que tiene Europa de ser competitiva es a través de más productividad vía innovación”, insiste.

Ante la pregunta sobre el referente, Galindo, en cambio, duda y dice que no existen “ejemplos perfectos”. “Ahora mismo soy incapaz de dar ningún nombre o modelo a seguir”, algo que es precisamente “parte del problema”.

“La socialdemocracia lleva en crisis desde que nació”, resume.

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