¿Por qué los jóvenes acuden cada vez antes a las prostitutas?

¿Por qué los jóvenes acuden cada vez antes a las prostitutas?

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Accesibilidad, inmediatez, comodidad... La sociedad modifica sus comportamientos al ritmo que marcan las generaciones nativas de la era 'conectada', criada en la gestión rápida y sin esfuerzo de tantas cosas antaño tediosas. Pero no todo son papeleos, exámenes ni compras. El sexo también ha encontrado su hueco. Sexo de pago que asegura el fin y ahorra el cortejo.

El inspector jefe del Centro de Inteligencia de Análisis de Riesgo de la Policía Nacional, José Nieto, alertaba recientemente en la cadena Cope de una "bajada escandalosa" en la edad media del cliente de prostitución, explicando que "nos estamos imaginando al señor de corbata de cincuenta o sesenta años, pero la realidad es que es mucho más joven, de 19 o 20 años".

Según fuentes policiales consultadas por El Huffington Post, no se trata de un muestreo ni un estudio estadístico oficial, pero sí de "una apreciación real en base a lo visto en diferentes inspecciones y actuaciones policiales con sus respectivas identificaciones". Así, la Policía aclara que no pretende dar una media numérica exacta, "sino trasladar lo que se está observando de un tiempo a esta parte, que es una bajada de edad grande".

¿POR QUÉ CADA VEZ MÁS JÓVENES?

La presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAM), asegura que hay un problema de base en la educación digital y en el fácil acceso a determinados contenidos. "Los anuncios y el mal uso de internet han degenerado en una normalización de la prostitución como una actividad de ocio más y de la imagen de la mujer como un objeto de consumo".

Asimismo, destaca que el carácter nativo digital de los jóvenes, cada vez más precoces en curiosear por la barra libre de internet, contribuye a la aceleración de un proceso "en el que falta mucha prevención".

En este sentido, Mamen Britz, portavoz de Hetaira, asociación defensora de los derechos de las trabajadoras del sexo, comparte la idea de la temprana iniciación, pero no la connotación negativa. En su opinión, la bajada de edad es algo natural que puede deberse a que ahora los jóvenes "empiezan a tener relaciones a los 13 o 14 años", lo que hace que también tengan inquietud por experimentar antes con prostitutas, "ya sea por miedo, falta de experiencia o ganas de aprender".

Enrique García Huete, director de Quality Psicólogos y experto en comportamientos sexuales, considera que hay un cambio de valores que tiene que ver con la gratificación inmediata. "La pornografía, por ejemplo, está ahora a dos clics de distancia", comenta. En su opinión, "muchos jóvenes de hoy no tienen capacidad de frustración" porque han sido educados en la cultura consumista y consentida del "lo quiero, lo tengo" hasta llegar, en ocasiones, "a ser pequeños dictadores".

Así, explica, "los chicos salen, beben e intentar ligar con chicas, pero si no lo consiguen no tienen por qué irse a casa cabizbajos porque saben que lo tienen ahí y pueden satisfacer sus necesidades por 20 euros", una fácil accesibilidad que viene acompañada por el exotismo de la variedad. "Ahora pueden acceder a personas exóticas, de muchos países y con rasgos diferentes, es decir, se introduce en el ámbito del sexo un elemento más original", ese morbo que, a su juicio, hace que el estímulo sea más grande.

Por último, García Huete critica que se haya permitido "el gran descenso de la percepción de riesgo" respecto al SIDA. "No ha habido una sola campaña en los últimos años, no se oye hablar de ello y los jóvenes de hoy no tienen miedo. Esa relajación en la concienciación es muy perversa", concluye.

DISCUSIÓN EN TORNO A LAS MAFIAS

La Policía asegura que con su mensaje de alerta pretende concienciar los a los más jóvenes de que "esto no es un juego ni una chiquillada" en la que primero te vas de copas y luego terminas la noche con prostitutas. "Detrás de ese juego puede haber una red que esté explotando a una chica. Tenemos que tomar conciencia de esto para erradicar las mafias", sentencia.

Esta estrategia de disuasión, coincidente con el argumento de APRAM de que "si no hay demanda, no hay venta o explotación de mujeres", es lo que más irrita a las defensoras de la prostitución. Concha Borrell, presidenta de la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex), afirma a este diario que es un "error tremendo" hablar solo de mafias. "Me encantaría que se acabara con la mafias, pero no solo en prostitución, también en textil… Las mafias no tienen nada que ver con la actividad de la prostitución".

Borrell cree que las mafias son una excusa para estigmatizar a los clientes y aconseja a las autoridades que "si tienen esos datos, que yo los desconozco y dudo mucho de ellos", actúen contra esas mafias. "No sé a qué esperan para salvar a todas esas mujeres. Pero que no persigan a los clientes. ¿Qué tiene de malo que un hombre de 20 años vaya con prostitutas? La gente joven por lo menos aprenderá a hacer un buen sexo, aprenderán algo, aprenderán a tratarlas…" defiende apasionada.

En este mismo sentido, Mamen Briz, asegura que no sabe dónde está el problema con la edad del cliente. "No nos preocupa la edad, lo importante es el respeto. No podemos asumir que un estado que discrimina a las prostitutas sin derechos laborales, utilice a los jóvenes como chivo expiatorio".

"PUTAS SÍ, TONTAS NO"

Las responsables de Hetaira y Aprosex denuncian que el estado usa a las prostitutas cuando le conviene y aconsejan a las autoridades que, si realmente quieren terminar con la trata de mujeres, regularicen a nivel laboral el trabajo sexual. Para Briz es un problema de voluntad política en el que "está todo por hacer en materia de derechos" y a los gobiernos "sólo les preocupan las prostitutas en la calle y multar".

Por su parte, Borrell concluye de una forma mucho más tajante. "Para incrementar el PIB somos buenísimas, pero para todo lo demás somos los peor porque no tenemos derechos. Mire, putas sí, pero tontas no. Todo el mundo habla de prostitución, se les llena la boca… pero a nosotras nadie nos pregunta. ¿Sabe acaso la Policía lo que se siente al ponerse de rodillas y hacer una felación? No, eso lo sé yo".