Se cumple un año del secuestro de más de 200 niñas en Nigeria

Se cumple un año del secuestro de más de 200 niñas en Nigeria

Fue en la noche del 14 al 15 de abril del pasado año, 2014. Terroristas del grupo islamista Boko Haram entraron en el Instituto de Chibok, Nigeria, y secuestraron a 276 estudiantes, todas chicas. Estaban concentradas en preparar sus exámenes finales. Más de 200 de ellas siguen en paradero desconocido. Las demás lograron escapar y relatar el horror a que estaban siendo sometidas. Ahora, un año después, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, ha emitido un comunicado en el que ratifica su tesis de los últimos meses: lo más probable es que las alumnas hayan sido asesinadas, tras meses de torturas y sometimiento.

Hay indicios de ello en varias matanzas ocurridas desde principios de año. Los extremistas, escapando de la persecución del Ejército nigeriano, asesinó a mujeres y niñas que tenía retenidas, a las que habían tomado como “esposas”. La reciente recuperación de territorio en el nordeste de Nigeria “ha sacado a la luz macabras escenas de fosas comunes y más signos evidentes de matanzas por parte de Boko Haram”, añade la ONU.

En abril de 2014, una decena de camionetas con 50 terroristas armados irrumpió en el pueblo de Chibok, del estado de Borno. El tiempo, su ínfima relevancia y la ineficacia del Ejército nigeriano han hecho caer su rastro en olvido. Como con casi todos sus ataques, fueron por la noche. Pero esta vez, en lugar de asesinar salvajemente a profesores y alumnos mientras dormían -como sucedió en otras ocasiones en multitud de residencias-, decidieron capturar a las niñas.

La primera reacción del Gobierno y Ejército nigerianos fue la habitual: lamentar lo sucedido, encogerse de hombros y mirar hacia otro lado. El valor de la vida en muchas partes de África es escaso, en las zonas remotas que no aportan votos es inexistente.

Nigeria es el país más poblado del continente, con 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales y unas profundas diferencias económicas entre el norte y el sur, en las que los estados septentrionales salen gravemente malparados.

DESINFORMACIÓN Y SILENCIO

Pasado el primer estupor de la noticia y en un intento de contener su alcance ante la alarma de algunos gobiernos extranjeros, comenzaron los comunicados de un Ejército caracterizado por una histórica falta de credibilidad.

En los cinco días posteriores al secuestro, los militares aseguraron haber liberado a 165 niñas. La directora del centro del que fueron arrebatadas, el gobernador del Estado de Borno y los propios familiares de la menores lo desmintieron inmediatamente.

La desinformación y el silencio perduraron hasta el 5 de mayo, día en el que Boko Haram reivindicó públicamente la autoría del secuestro en un vídeo, lo que convenció a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, entre otros, para ofrecer ayuda especializada en búsqueda y rescate.

No obstante, la difusión global del secuestro no llegó hasta días después, y fue gracias a las cuentas de Twitter de algunos personajes famosos, que propiciaron una movilización digital en favor de la liberación bajo la etiqueta BringBackOurGirls ("Traed de vuelta a nuestras niñas").

La primera dama estadounidense, Michelle Obama, el cantante Justin Timberlake y los actores Sean Penn, Ashton Kutcher o Jessica Biel se fotografiaron con éste y otros carteles como "Real men don't buy girls" ("Los hombres de verdad no compran niñas"), y la red social respondió masivamente a su propuesta.

La campaña alcanzó un éxito superlativo, pero pronto se diluyó hasta convertirse en un leve eco digital apenas audible hoy en día. Según los datos de Google, BringBackOursGirls registró millones de búsquedas durante todo el mes de mayo, para bajar hasta un porcentaje imperceptible en junio y caer a cero en el mes de septiembre.

BÚSQUEDA SIN RESULTADOS

La intensidad de la ayuda militar internacional, liderada por Estados Unidos, y su firme convencimiento de resultados también naufragó progresivamente. El Gobierno de Barack Obama envió sus aviones no tripulados, los drones, desplazó a decenas de expertos, cedió cámaras capaces de captar movimientos en la selva y enfocó sus radares de rastreo a Nigeria, el Chad y Camerún. El resultado de este efectista despliegue se desconoce o ha sido nulo, como la mayoría teme.

La realidad es mucho más compleja que una película de aparatos espía, y encontrar a más de 200 niñas en un entorno sociogeográfico como el de los citados países con una búsqueda que comenzó tres semanas después de la desaparición, parece una meta improbable.

El portavoz del Ejército nigeriano, Chris Olukolade, aseguró el pasado 23 de septiembre que un numeroso grupo de niñas había sido liberado, lo que desató la emoción entre las familias. Sin dar más explicaciones, se retractó una hora más tarde porque era una información irreal. Ineficacia, desconcierto y vuelta al olvido.

El problema, un año después, no sólo es grave por la falta de respuestas y pistas, sino porque los casos se han repetido. Boko Haram secuestró a 500 mujeres a principios de febrero de este año, en Baga, al noreste de Nigeria. Luego liberaron a los niños varones y a las mujeres mayores, pero se quedaron con todas las chicas jóvenes, que eran mayoría. La captura se produjo tras el ataque más mortífero efectuado hasta ahora por los islamistas, que dejó en la población unos 1.500 muertos.

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