Guía rápida para convertirse en el amo de los helados caseros

Guía rápida para convertirse en el amo de los helados caseros

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Más barato, sano y a tu manera. Preparar helado en casa tiene muchas ventajas. Y además es divertido, sencillo y rápido: en 20 minutos puedes preparar delicias con pocos ingredientes y los utensilios e ingredientes habituales de una cocina. Con yogur, salados, light…

Te contamos los mejores trucos para convertir tu casa en una heladería este verano.

EL YOGUR HELADO: PARA MUY NOVATOS

La preparación del yogur helado es tan sencilla que se resume en una sola frase: remueves unos yogures griegos en un recipiente y los metes en el congelador. Y cuando esté todo sólido, ¡a comer! Más simple que un cubito de hielo. Por aquello de redondear, la cosa se puede complicar un pelín añadiendo miel a la mezcla. Pero que a nadie le mate el esfuerzo…

'CUSTOMIZA' TUS TARRINAS

Hay una combinación de ingredientes que te abrirá un montón de puertas: la nata montada con leche condensada. En proporción adecuada (un poco más de un tercio de lo segundo que de lo primero), batidos y congelados ya son de por sí un helado delicioso, pero el gran reto es aderezar la mezcla y encontrar tu toque. Puede ser añadiendo pedacitos de bizcocho, chocolate… El día menos pensado te ves troceando nísperos y pitayas para tu próximo invento. Tiempo al tiempo.

Este vídeo explica algunas buenas pautas para iniciarte en la customización de helados. Observa y apunta:

LOS TOMATES: SÓLO PARA ATREVIDOS

Es una propuesta arriesgada pero, si sale bien, el helado salado te puede llevar a otro nivel en una cena con amigos en casa. Un primer acercamiento puede ser con tomates. Los utilizamos para hacer un sofrito con aceite de oliva y ajo, del que extraemos el jugo, que especiamos a gusto antes de mezclarlo con nata batida. Lo introducimos en el congelador y lo removemos de vez en cuando, hasta que solidifique. Con un poco de jamón ibérico troceado por encima rematamos la veraniega jugada. (Consulta la receta detallada en naranjaslola.com).

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LA VERSIÓN 'LIGHT'

En verano, además de temporada de helados es la operación bikini. Y habrá quien tenga sudores fríos de sólo pensar en muchas calorías. Que no cunda el pánico. No todo en esta vida es chocolate y caramelo: hay sabrosas opciones más sanas. Por ejemplo: yogur mezclado con miel y fresas e introducido en un molde de helado, que metemos en el congelador. Es muy refrescante y te evitará encontronazos con la básculas. Quién dice fresas, dice maracuyá, piña o mandarinas.

Este vídeo enseña buenos trucos para hacer helados light:

EL POLO DE TODA LA VIDA

Algunos lo llaman helado de agua y otros paleta, aunque lo más habitual es identificarlo simplemente como polo. Es la opción idónea para los más pequeñajos: basta con llenar el correspondiente molde con refresco o zumo y esperar a que se congele. Los más esmerados pueden probar a hacer uno de varios sabores; para ello, se rellena un parte y se deja que se convierta en hielo, añadimos otra encima y repetimos el proceso… Y así hasta llenar el envase. Un ejercicio de paciencia y disciplina que luego agradeceremos enormemente.

EL MÍTICO SÁNDWICH

Tan sencillo como hacerse un bocadillo: entre dos galletas de barquillo metemos nuestro helado casero. Para, literalmente, chuparse los dedos con este clásico del verano. No puede faltar en unas auténticas vacaciones.

BONUS TRACK: LA IMPORTANCIA DE ETIQUETAR

Es muy probable que con la emoción te dé por hacer helados de muchos sabores y en grandes cantidades, por lo que es importante etiquetar cada envase con la fecha de preparación de su contenido. Para tener todo en orden y controlado. Recuerda: aguantan en el congelador hasta tres meses, después tíralos. Sobra decir que una vez descongelado no se vuelve a congelar, ¿no?

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