Osama, el refugiado de la zancadilla: "Decir que entre los refugiados entran terroristas es un error"

Osama, el refugiado de la zancadilla: "Decir que entre los refugiados entran terroristas es un error"

Desde que la reportera húngara Petra Lazslo le zancadilleara cuando huía con su hijo pequeño en brazos, la vida Osama Abdul Mohsen ha dado un vuelco. Esa acción humillante salvó su vida y la de su familia. Pasó del anonimato a la sobreexposición mediática en unas pocas horas. Se acostó sin tener nada y despertó montado en un tren rumbo a España, donde le esperaban una casa y un trabajo gracias a su pasado como entrenador de fútbol. Un sueño hecho realidad gracias a la rapidez y la osadía de Miguel Ángel Galán, presidente de la escuela nacional de formación futbolística CENAFE. Era "como caminar por el cielo", reconocía el refugiado sirio al llegar a la capital. La película había dado un giro inesperado hacia un final feliz. Sin embargo, en su mirada agradecida sigue habiendo una nota de tristeza e inquietud.

Más de un mes después de los hechos, Osama abre las puertas de su nueva casa en Getafe a El Huffington Post. Son las 15.00 de la tarde y allí están sus hijos Mohamed y Zaid, de 17 y 7 años respectivamente. El pequeño de la familia disfruta de unos gusanitos mientras el mayor, apurado, trata de hacer de interlocutor. La visita ha cogido por sorpresa al anfitrión, que había confundido el día y descansaba en su habitación en el hueco libre que le queda entre las clases matutinas de español y el trabajo por la tarde. Mientras se coloca la camisa pide disculpas por la confusión y el pequeño desorden. Todavía está desorientado, son muchos cambios en su día a día. Un idioma totalmente desconocido, un trabajo que todavía es de despacho y una preocupación que no desaparece ni un instante de su cabeza. Su mujer y dos hijos más continúan en tierra de nadie. La falta de dinero y los peligros que intuían para una mujer en las fronteras de Hungría y Serbia les llevaron a tomar la decisión de separarse. Allí, en un campo de refugiados de Turquía, permanecen a la espera de noticias para poder venir a España.

No quiero ver más el vídeo de la periodista, tengo problemas más grandes y cosas mejores que hacer ahora

"Me dijeron que en dos o tres semanas estarían aquí, pero ya ha pasado más de un mes y sigo sin ellos. ¿Por qué? No lo sé, pero es difícil vivir así", lamenta Osama con cierto miedo a ser malinterpretado. Para él es prioritario mostrar su agradecimiento a las personas y a la ciudad que le están permitiendo construir un nuevo futuro. No quiere quejarse "porque la gente es fantástica" con él, pero sufre el lógico tormento de tener a la mitad de su familia varada a miles de kilómetros. Por eso tampoco quiere hablar más de la agresora que le hizo famoso. "No quiero verlo más, no pienso en ese accidente, tengo problemas más grandes y cosas mejores que hacer ahora. Mi familia, mi trabajo... no más de esa periodista. No pienso en ello", zanja.

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Osama enseña sus apuntes de español / Arturo Bracero

Mientras espera noticias, trata de aclimatarse lo más rápido posible a una ciudad con trenes, autobuses, buena comida y otras muchas cosas a las que asegura no estar acostumbrado. "Perfecto, gracias, hola y mola" son las cuatro primeras palabras que ha aprendido en castellano. Los apuntes de español se amontonan en la mesa del salón junto a pequeñas papeletas sueltas, escritas a mano, con las expresiones más elementales del idioma. Los vecinos se lo están poniendo fácil y "quieren ayudar en cada momento", pero él quiere estar listo y valerse por sí mismo. Sabe que si quiere ser eficiente en la expansión internacional de CENAFE tiene que aprender a desenvolverse más allá del mundo árabe, con el que interactúa ahora en redes sociales desde la oficina. Además, es un paso obligatorio para conseguir después su gran sueño de entrenar en España. "Entrenar es mi vida, y no una oficina. Es lo que he hecho durante más de 25 años".

Sobre los motivos que le llevaron a abandonar su país, Osama confiesa que hace tres años tomó una decisión difícil, porque aunque tenía un buen trabajo en el Al-Fotuwa Sport Club y una buena casa, el riesgo a poder morir a cada instante era insoportable. "Te pueden matar en cualquier momento, cada minuto hay una bomba en la calle. Es una vida peligrosa, muy peligrosa. He visto al ejército de Bashar al-Asad matar a mucha gente, y no de soldado a soldado. No puedes hablar de ser libre ni de buena vida. Si dices que necesitas libertad, puedes morir".

¿Puede ser la ola de refugiados una vía de entrada a Europa para los yihadistas como llegó a insinuar el ministro del Interior? Osama considera "un error y una gran mentira" pensar que puedan llegar terroristas, en alusión a algunas declaraciones de dirigentes del PP y a las preocupaciones hechas públicas por el propio Jorge Fernández Díaz, a las que se ha unido recientemente la Iglesia, dejando caer que no todos son "trigo limpio". "Huimos de una guerra, sólo necesitamos ayuda", explica Osama, que ensalza la postura de países como Alemania, Bélgica, Holanda o Austria. "Respecto a su comportamiento con los refugiados, Alemania es el número uno".

DE CASA AL TRABAJO

Dos horas después, a las 17.00, Osama comienza de su jornada laboral en CENAFE. A escasos diez minutos a pie de su casa se encuentran las oficinas de la escuela de entrenadores, un local en el centro de Getafe donde toma contacto poco a poco con su misión durante tres horas al día. En una sala posterior a la zona de atención al público se encuentran su mesa y un ordenador desde el que empieza a tender los primeros puentes con el mundo árabe. En el escritorio de al lado espera el artífice de esta historia, Miguel Ángel Galán, un amante del fútbol decidido a cumplir sus promesas, impaciente por naturaleza y con aspiraciones a presidir la RFEF. Su empresa no sólo ha dado un trabajo a Osama, sino que también paga el alquiler de la casa y la manutención.

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Galán, junto a Osama en la oficina de CENAFE / Arturo Bracero

Tras dar unas breves consignas a su nuevo empleado delante del monitor, cuenta que su adaptación está siendo buena porque, a pesar del idioma, es una materia que le resulta familiar. No quiere saturarle y prefiere que ahora dedique más tiempo a las clases de español y a la escolarización de los niños, pero está convencido de que con el tiempo irá ganando en responsabilidades. "Tendrá muchas más funciones que estar con el ordenador. Entrenar no será un problema porque puede hacerlo. Hay una legislación pero la gente se la salta. Y si Zidane pudo hacerlo, él no va ser menos. De todas formas he pedido al presidente Ángel María Villar que homologue su título, pero va a frenar todo lo que venga de mí porque aspiro a presidir la Federación", lamenta. Según Galán, equipos como el Móstoles, el Pinto o el Villaverde ya han mostrado su interés en fichar a Osama.

Hay una legislación pero la gente se la salta. Y si Zidane pudo hacerlo, él no va ser menos

En cuanto a la reagrupación de la familia, Galán afirma que está a la espera de que el Ministerio de Exteriores dé una respuesta a Interior y confía en que todo se resuelva pronto a pesar de que la reagrupación familiar, legalmente, no se pueda hacer hasta pasado un año. "Yo prometí que iban a estar los seis juntos y no pararé hasta acabar. Si se alarga en el tiempo buscaré un 'plan B', y eso es hacerlo por las bravas, como lo hice con Osama, clandestinamente. Soy muy osado e intento cumplir lo que prometo", avisa.

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Osama y el pequeño Zaid, con el balón firmado por los jugadores del Real Madrid / A. Bracero

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