Refugiados en Madrid: la estación solidaria de los sueños por cumplir

Refugiados en Madrid: la estación solidaria de los sueños por cumplir

AFP

Llevan horas y horas de viaje en autobús, conscientes de que atrás han dejado a parte de su familia, de sus amigos, su ciudad, su país, su vida... Al llegar a su destino -probablemente no el definitivo-, bajan y ven este cartel:

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El cartel de bienvenida a los refugiados

Está escrito en árabe y significa "Bienvenidos, refugiados", un mensaje que para los que llegan de Siria, Irak o cualquier lugar sumergido en un conflicto, contiene palabras de esperanza, algo a lo que aferrarse. Detrás de dicho cartel, que de jueves a domingo se despliega en Madrid en la estación de Atocha y de Méndez Álvaro, están más de 200 personas, las que forman parte de la Red de Acogida de Refugiados de Madrid. Se trata de una iniciativa popular de apoyo a personas refugiadas y migrantes que se encarga de ofrecer una atención básica y de acompañamiento a los que llegan sin prácticamente nada.

Este movimiento civil, que funciona asambleariamente, ha logrado organizarse de tal forma que cuentan ya con un equipo de traductores, de transporte, de intendencia y otro de portavoces. Tania García pertenece a este último grupo y admite que la primera vez que vio bajar a un grupo de refugiados de un autobús de la estación madrileña se le saltaban las lágrimas. "Cuando les ves bajarse, lo desorientados que están y ven el cartel... Algunos saben que estamos aquí, porque se lo han dicho, y otros no. Vienen con una situación tan, tan precaria, que en seguida que les ofreces un poco de agua y un poco de comida, acceden a que les ayudes y a sentirse un poco arropados", explica a El Huffington Post.

Mientras describe esas sensaciones, Tania no deja de mirar las pantallas con los autobuses de llegada a la estación de Méndez Álvaro para ver si van a recibir a más refugiados: "Ahora son principalmente sirios, pero también viene gente desde Irak o desde países africanos".

Una vez llegan a Madrid y se acercan a las personas que sujetan los carteles de bienvenida, son llevados a un lugar de tránsito en el que reciben ayuda más inmediata. En el caso de Méndez Álvaro, se quedan en la sala de espera nocturna, a donde sólo entran refugiados y miembros de la Red, para proteger su intimidad, dado el momento tan vulnerable en el que se encuentran. Este espacio, aunque pequeño y con poca luz, sirve de descanso para los recién llegados. Desde ahí entran y salen varios niños que, pese a la dureza de lo que están viviendo, todavía mantienen la sonrisa ante los que les miran.

"Es el sitio en el que se les hace la acogida inminente: se les da algo de comer, algo de beber, si hay mamás con bebés se les da pañales por si los necesita, juguetes... Pensemos que mucha gente viene con lo puesto: con una camiseta de manga corta y unas zapatillas, necesitan muchas cosas", explica Tania.

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La sala de espera nocturna ubicada en la madrileña estación de autobuses de Méndez Álvaro

LA AYUDA EN MADRID

Gracias a la labor de este movimiento, el Ayuntamiento de Madrid ha accedido a usar sus recursos municipales y a acoger a estas personas, pero al principio esto no era así. Cuando esta red comenzó disponían de un "dispositivo y archivo de familias dispuestas a acoger refugiados en sus casas… había más de 250 familias dispuestas a ello", explica Tania, que también admite que la situación no pudo seguir así. "Vimos que era algo insostenible en el tiempo, llevábamos un mes haciéndolo y un día decidimos en una asamblea que ya no íbamos a seguir acogiendo y tuvimos que presionar al Ayuntamiento para que con sus recursos acogieran a la gente. Un sábado estuvimos aquí (Méndez Álvaro) hasta las 3 de la madrugada y a las 4 vinieron con el Samur social y acogieron a los refugiados".

Desde esa sala de la estación el Samur lleva a aquellos refugiados que quieran bien hasta el Hostal Welcome, bien hasta el albergue San Fermín. Son precisamente dos de los centros a los que la comunidad hispano palestina de Madrid acude a prestar ayuda, tal y como el portavoz de la Embajada del Estado Palestino, Marwan El Burini, explica a El Huffington Post. "Nosotros, como palestinos, tenemos experiencia en la cuestión de los refugiados. Aquí hemos constituido una sociedad civil, tenemos una comunidad, una institución en la que, ante esta clase de conflictos cuenta con un comité de crisis que intenta ayudar y aliviar el dolor de esta gente -los refugiados- en cuestiones humanitarias. Esto es, les proporcionamos ropa, traductores para el idioma, médicos...".

Así, como sociedad civil palestina, la actividad de ayuda a los refugiados no se limitan a los que huyen del conflicto árabe-israelí, sino que sirve para todos los que acudan a ellos. "A nadie le decimos 'no'. Lo que está pasando esta gente ya lo hemos pasado nosotros en otras ocasiones y a ellos les servimos. Cuando nos ven, cuando ven que hablamos somos extranjeros como ellos y que hablamos su idioma, eso, psicológicamente, les ayuda mucho", explica Burini. Para ayudar a distintos niveles, el portavoz explica que tienen una base de datos en la que tienen registrados a todos los colaboradores con los que cuentan: traductores, voluntarios, médicos... "Hemos dejado nuestro número de contacto en los centros y la gente nos llama cuando necesitan a alguien para resolver sus cuestiones".

En cuanto a los siguientes pasos a dar ante la actual crisis migratoria, desde la Red Madrileña Solidaria de Acogida, Tania pide que se inste a "nuestros gobiernos" a que hagan una política "desde otro lugar". Estos, según defiende, no "desde el bolsillo" sino desde la "humanidad" para poder construir "un mundo diferente".

Por su parte, Burini considera que lo que hay que hacer es ir "al origen del conflicto". "A mí no me vale solucionar las consecuencias del conflicto. Está bien, sí, hay que dar solución a esa gente que escapa de la muerte, pero políticamente no se está trabajando seriamente en la solución del origen de todo esto. Europa ha pasado por ello, España también... Hay que mirar atrás y ver que esto ya nos había pasado y que se puede repetir. Siria hace cinco años era uno de los países más tranquilos de la zona y mira ahora. La solución: el diálogo, todos los conflictos hay que solucionarlos negociando, pero con intermediarios honestos y neutrales".