2015, el año en que la UE olvidó aplicar su Carta de Derechos Fundamentales a los refugiados

2015, el año en que la UE olvidó aplicar su Carta de Derechos Fundamentales a los refugiados

2015 es el año en el que la UE ha ignorado su Carta de los Derechos Fundamentales, sepultada por imágenes de muerte en el mar y en el camino, palizas y gases en las fronteras, detenciones y hacinamiento en condiciones indignas de miles de demandantes de asilo. Más de un millón de migrantes y demandantes de asilo han llamado a las puertas de Europa en 2015. Al otro lado se han encontrado una gestión "extremadamente deficiente, mal, tarde, y siempre en la dirección equivocada", como dice el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar, que repite a menudo la palabra "vergüenza". La misma que le produce la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que con el pretexto de la seguridad defiende privar de la libertad a los demandantes de asilo mientras dure su proceso de identificación y registro, hasta 18 meses.

"Europa tiene que recoger como asilados a aquellas personas que lo necesiten, y eso significa identificación y control", afirma a El Huffington Post Javier Nart, eurodiputado de Ciudadanos, que está a favor de las retenciones "el tiempo que sea necesario" para poder determinar quién tiene derecho al asilo y quién no. "Si no podemos identificar a quien llega, ¿qué tenemos que hacer, dejar que todo el mundo pase?"

"Estamos hablando no solo de un problema de derechos humanos sino de que los gobernantes están vulnerando la ley en estos momentos, y eso nos preocupa mucho", señala tajante Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV.

Agustín Díaz de Mera, diputado del PP en la Eurocámara, considera las declaraciones de Tusk "un punto de vista", pero recuerda que la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, en sus siglas en inglés), ha propuesto alternativas "menos intrusivas" que la privación de libertad, como la entrega de los pasaportes y otros documentos de viaje, libertad bajo fianza con la garantía de terceras personas, la comparecencia regular ante autoridades competentes y el control abierto con apoyo de trabajadores sociales o medios electrónicos. "Yo me inclino hacia las garantías siempre, siempre, siempre; lo que ocurre es que evidentemente tenemos que buscar un equilibrio", dice, pero no olvida que "cualquier iniciativa que tome la UE en este u otro ámbito tiene que estar subordinada a la Carta de los Derechos Fundamentales".

La Carta no es la única normativa que la UE está incumpliendo. Según Miguel Urban, eurodiputado de Podemos, "estamos creando campos de concentración de refugiados vulnerando el derecho internacional al asilo acordado y firmado por los diferentes países europeos, y aquí parece que no pasa nada".

Urban se refiere a los conocidos como hotspots, o puntos calientes, instalaciones para el registro y retención de los demandantes de asilo, desde donde se expulsará a quienes no puedan acreditar su condición de refugiado. Ninguno de los entrevistados cuestiona la necesidad de un censo de refugiados y un control de entradas, pero él señala que la idea de retenerlos va en contra de un elemento fundamental de los derechos humanos, que es "la libre movilidad de las personas, y que esas personas deben tener un estatuto jurídico igual en un país u otro, independientemente de su situación de regularidad o no en torno a papeles de residencia".

Para López Aguilar, "interceptarles la libertad deambulatoria porque representan una amenaza a nuestra seguridad es un enfoque profundamente equivocado", porque como dice, "los refugiados no son terroristas; los refugiados huyen del terror".

¿AVALANCHA, INVASIÓN?

"¿Podemos recoger en Europa a todo aquel que quiera entrar?", se pregunta Javier Nart, refiriéndose a migrantes económicos y no a refugiados, y a su vez se autoresponde: "El humanitarismo estético me tiene harto. Nosotros no podemos resolver toda esa miseria".

Nart cae en uno de los falsos mitos sobre la migración. Según él "Europa no puede ser la solución de la pobreza en el mundo, y en consecuencia el hecho de que exista pobreza en algunos lugares, en muchos lugares del mundo, no significa el derecho de venir a Europa y establecerse porque no hay lugar". Europa no es sin embargo el principal destino de la migración del mundo y a sus fronteras ha llegado solo un millón de los 19,5 millones de refugiados que existen en estos momentos.

"La cantidad de personas refugiadas que ha entrado a la UE en el último año representa menos del 0,1% de la población. Tenemos capacidad para acoger a lo que es la mayor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial. Hay capacidad, lo único es que no se quiere hacer", responde Urtasun, que recuerda algunas cifras que "cantan": "El Líbano, con una población de cuatro o cinco millones de habitantes, acoge a un millón y medio de sirios, más del 25% de la población. Jordania unas 800.000 personas, Turquía, más de dos millones con con una población de 80, o sea que la proporción es aún mayor. Nosotros estamos acogiendo un millón, pero insisto, somos 500 millones de personas".

López Aguilar critica que existe "una hegemonía de un pensamiento conservador que plantea que, no solo los refugiados, sino en su conjunto la inmigración y la extranjería son una amenaza para la seguridad europea, lo que es un auténtico disparate, a mi juicio, con indicios de ser una hoja de ruta hacia el suicidio demográfico de la UE".

"España ha perdido población en el último año, entonces, ¿de qué avalancha estamos hablando?", coincide Urtasun sobre el efecto positivo que en realidad puede tener sobre los datos de población menguantes.

Díaz de Mera cree que del millón de llegadas de 2015, "en el 95% tienen la condición de refugiados", pero para el resto, "no tenemos capacidad de acogida y a esos hay que devolverlos en condiciones de dignidad y sometido a la Carta".

2015 será recordado por muchos como el año en el que el sueño europeo se convirtió en pesadilla. "La pesadilla de la Europa fortaleza, la pesadilla de Le Pen", dice Urban. López Aguilar habla de "crisis mutante" de la UE, que incluye también el "austericidio" y la presión sobre Grecia, una suerte de cadena de acontecimientos y respuestas "enfermas". "Si Grecia, empobrecida sádicamente, con unos funcionarios depauperados y desmoralizados, tiene que dar abasto a toda esa frontera por sí sola evidentemente no podrá. Y luego los demás lo que hacen es poner el grito en el cielo. Como Grecia no puede, tenemos que desmantelar Schengen, tenemos que acabar con la libre circulación, restablecer fronteras interiores, cavar zanjas, levantar muros, alambradas de espino. ¡Una vergüenza!"