Las "mujeres confort" surcoreanas rechazan el acuerdo con Japón

Las "mujeres confort" surcoreanas rechazan el acuerdo con Japón

AFP

El acuerdo entre Corea del Sur y Japón sobre las esclavas sexuales del Imperio japonés hace 70 años ha levantado ampollas en ambos países y en China.

Las primeras en protestar han sido dos supervivientes surcoreanas de los abusos, que este miércoles han organizado una marcha frente a la embajada nipona en Seúl en protesta por lo que consideran un "acuerdo humillante".

Japón ha ofrecido una disculpa formal y un billón de yenes (7,6 millones de euros) para "restaurar la dignidad" de las 46 supervivientes de las llamadas eufemísticamente "mujeres confort", mujeres que fueron obligadas a servir en los burdeles militares nipones, a condición de que el tema quede cerrado de forma "definitiva e irreversible".

Aunque aparentemente el acuerdo satisface las hasta ahora principales reivindicaciones de las víctimas -disculpas 'sinceras' de Tokio e indemnizaciones- los representantes de las supervivientes lo consideran insuficiente, al no obligar al Gobierno japonés a asumir responsabilidades legales.

"La lucha continúa", ha asegurado Lee Yong-Soo, superviviente de 88 años. "No nos podemos fiar del Gobierno", ha criticado, ya que las víctimas no fueron consultadas en ningún momento.

La protesta rodeó la estatua de una niña que la sociedad civil surcoreana ha erigido en memoria de las "mujeres confort" y que el Gobierno de Corea del Sur pretende recolocar lejos de la embajada nipona, algo a lo que se opone el 66% de la población, según encuestas de los medios locales.

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La marcha, a la que han asistido cerca de 250 personas, ha rendido homenaje a nueve víctimas que han muerto en 2015, pero la multitud se fue calentando y acabó gritando contra el primer ministro de Japón, Shinzo Abe.

En Japón, miembros y medios de la extrema derecha han protestado frente a la residencia del primer ministro, al que critican que se haya disculpado.

TAIWÁN QUIERE TAMBIÉN UN ACUERDO

Más de 200.000 mujeres y niñas fueron forzadas a servir sexualmente a los soldados japoneses que dominaron Corea entre 1919 y 1945. La mayoría fueron coreanas, pero hay víctimas en muchos países víctimas del colonialismo japonés, entre ellos China, Taiwán, Filipinas, Tailandia, Indonesia, Vietnam y Malasia.

EEUU ha recibido el acuerdo entre sus dos aliados con alegría, pues los abusos eran uno de los principales escollos en las relaciones bilaterales entre ambos países. Y empieza a haber otros interesados.

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Un grupo de taiwanesas entre las que hay víctimas de abusos del Imperio japonés sostienen pancartas en las que se lee "Japón debe disculparse por su pasado y debe dejar de mentir".

Taiwán ha pedido este martes al Ejecutivo japonés que se pongan en marcha negociaciones "lo antes posible" para abordar la cuestión de las esclavas sexuales de su territorio, y ha pedido a Japón que trate el tema de una "forma responsable" para que se cumpla con la justicia.

CHINA SE MUESTRA ESCÉPTICA

China, cuya población femenina también sufrió abusos de parte del Imperio japonés, ha visto una concentración de protesta por el acuerdo. Según AFP, el tema de las "mujeres confort" es una herramienta que el Gobierno chino esgrime para alimentar la indignación popular contra su rival en la zona, Japón.

La agencia estatal china Xinhua ha planteado por qué el Gobierno japonés se ha dirigido exclusivamente a Corea del Sur, ha manifestado que el acuerdo sólo persigue un fin político y no manifiesta auténtico arrepentimiento, y ha puesto en duda la sinceridad del primer ministro Abe y su "visión revisionista de la historia".

Abe ha puesto en duda que las mujeres de los países invadidos por el Ejército japonés fueran realmente forzadas, y prestó su nombre a un anuncio en un periódico estadounidense en que se describía a las víctimas como "prostitutas bien pagadas".

Los medios chinos también han criticado el pacto, que han calificado de "escaso y tardío". También han dedicado palabras a la mujer de Abe, que visitó un polémico santuario dedicado a los caídos japoneses en el siglo XX, entre ellos varios criminales de guerra. "En el mejor de los casos, es un gesto insensible; en el peor, una flagrante muestra de hipocresía y desprecio", creen.