10 reglas básicas del interiorismo que deberías empezar a saltarte

10 reglas básicas del interiorismo que deberías empezar a saltarte

Ciertos convencionalismos parecen haberse convertido en normas decorativas, aunque no siempre son tan ciertas como parecen. El interiorismo no es una ciencia exacta y debemos permitirnos algunas licencias para convertir nuestros hogares en espacios personales. En Houzz tratan de desmontar 10 de los tópicos decorativos más comunes para que tu casa se convierta en un refugio singular, con estilo y personalidad a raudales.

1. Las ventanas, mejor con cortinas.

Los hogares nórdicos demuestran que esto no siempre es así. Aunque es cierto que unas buenas cortinas transmiten sensación de elegancia y calidez a un ambiente, no parece muy razonable cubrir un bonito ventanal antiguo recuperado, con cuarterones y molduras, o unas estupendas vistas.

Si lo que quieres es aportar una dosis extra de sensación de recogimiento y calidez, siempre puedes optar por utilizar cojines, plaids y mantas, tapicerías acogedoras de tacto muy agradable o alfombras mullidas de pelo largo. Incluso con una iluminación acertada conseguirás una pincelada de calidez muy confortable.

2. La mesa de comedor y las sillas siempre a juego.

No es necesario, sobre todo teniendo en cuenta la tendencia actual hacia la decoración ecléctica. Una bonita mesa de madera rústica en contraste con unas sillas de corte contemporáneo aportarán singularidad y estilo a tu comedor. Si quieres ir un poco más allá, juega con sillas de distintos formatos y modelos, incluso de estilos distintos, para romper con la monotonía de las estancias a juego.

Eso sí, comprueba siempre las proporciones de las sillas respecto a la mesa. No deben quedar excesivamente pequeñas ni grandes y el asiento debe estar a la altura correcta para sentarse a comer cómodamente, sin que las piernas choquen contra el tablero. Personalidad, sí. Confort, también.

3. No mezcles estampados ni colores distintos sobre el sofá.

Puedes decantarte por la combinación de diferentes motivos y estampados: cuadros, rayas, flores, dibujos, etc… sin miedo a perder armonía decorativa. Utiliza, por ejemplo, un mismo color que unifique el criterio cromático en cada uno de los almohadones para crear una sensación de homogeneidad, aunque los estampados sean totalmente distintos.

En cuanto a los cojines de colores variados lisos, puedes encontrar infinidad de combinaciones muy dispares con las que crear un juego de tonalidades muy alegre e impactante. En función del color del sofá, que te ha de servir de guía, prueba a coordinar tonalidades frías y cálidas en los complementos textiles.

4. El papel pintado no es una opción adecuada para cocinas y baños.

Probablemente antes esta afirmación era correcta, ya que en ambas estancias se genera una condensación y humedad que impedían la conservación del papel pintado que se hacía hace unos años. Gracias a los últimos avances tecnológicos de la industria y a la llegada del papel pintado vinílico o lavable, estos se han convertido en una gran opción para revestir las paredes de cocinas y baños de forma sencilla y creativa. Además, el papel pintado es una manera de renovar el aspecto de cualquier estancia de la casa sin realizar molestas obras y de forma económica.

5. Los colores oscuros restan metros y luminosidad.

Sí, pero depende del espacio en el que apliquemos este tipo de tonalidades y dónde. Si te gustan los colores oscuros, puedes aplicarlos en la pared en la que se encuentran las ventanas. Al encontrarse en una zona a contraluz, la tonalidad no restará luminosidad al espacio y, por otro lado, conseguiremos una ambientación íntima y acogedora.

Además, puedes compensar estas gamas cromáticas con la inclusión de revestimientos muy claros para el suelo, las tapicerías, las alfombras y los complementos, así como el empleo de pequeños trucos que te ayudarán a multiplicar la sensación de luminosidad como son los espejos, piezas imprescindibles para aportar nuevas percepciones.

6. Poner colores claros en el dormitorio para que resulte acogedor.

No necesariamente, depende de la atmósfera que pretendas conseguir. Un dormitorio en el que predominan los colores oscuros como los grises, negros, marrones o azules navy, por ejemplo, puede convertirse en un auténtico oasis de relajación y bienestar.

Puedes pintar únicamente la pared del cabecero para crear un acento cromático y vestir el resto del dormitorio con colores claros y luminosos. Si la ventana del espacio se encuentra en la pared perpendicular, conseguirás que la luz que incide en la del cabecero reduzca la intensidad y opacidad. Si cuentas con una estancia de amplias dimensiones, puedes pintar dos paredes enfrentadas en tonalidades oscuras, así lograrás un efecto de recogimiento muy chic.

7. El rosa es un color para un dormitorio de niñas.

Este año la tonalidad que será tendencia, según el Instituto del Color de Pantone, es el Rosa Cuarzo. Una alternativa fresca y alegre que, bien combinada, convierte cualquier espacio en una estancia luminosa y desenfadada sin resultar cursi, como en este salón. Coordínalo con elementos en distintas tonalidades de gris o blanco para conseguir una atmósfera de estilo nórdico. Es, además, una apuesta ideal tanto para introducirla en elementos de gran formato, tipo paredes, sofás y mobiliario, como en pequeños detalles.

8. Un ambiente en blanco puede resultar una estancia monótona y aburrida.

Si consigues mezclar texturas y estilos decorativos distintos en un espacio en el que predomina el blanco, lograrás aportar la dosis necesaria de elementos para convertirlo en una estancia tan dinámica y cautivadora como otra en la que predomine el color. Atrévete a añadir mobiliario y complementos que destaquen especialmente sobre el blanco, como piezas de madera, acero y metalizados, para crear un ambiente elegante.

Puedes jugar también con distintas tonalidades de color crudo, hueso, blancos ópticos y alguna pincelada de grises pálidos, así impedirás que el espacio se vea excesivamente frío. Planifica una correcta iluminación a partir de los tres tipos de luz imprescindibles —general, ambiental y puntual— para crear una ambientación cálida y equilibrada. De este modo, conseguirás el escenario perfecto.

9. Evita las plantas en el dormitorio.

Aunque no sirve cualquier tipo de planta para esta estancia, resulta una opción natural y económica para renovar y purificar el aire del dormitorio. Sí que es cierto que las plantas absorben mayor cantidad de oxígeno durante la noche, pero también lo hace, y en mayor cantidad, la persona con la que compartimos la habitación. Por ejemplo, la sansevieira es un tipo de planta que transforma el dióxido de carbono en oxígeno durante la noche, por lo que con un par de ellas conseguirás un dormitorio más saludable. Además, el color verde invita al descanso y a la relajación. Un recurso beneficioso y decorativo a partes iguales.

10. Las telas de tonalidades claras son las más delicadas.

Casi depende más del tipo de textura que del color, aunque probablemente un blanco muy puro, en un tejido totalmente liso, necesitará más cuidados. Por su parte, las tonalidades grisáceas pálidas, piedra o lino son más sufridas que un color azul o rojo, ya que los roces se aprecian más en esta gama de colores intensos.

Fíjate especialmente en el tipo de tapicería. Al tener textura, un terciopelo o una chenilla en un color claro disimulan mejor las manchas, incluso se pueden eliminar si se siguen las indicaciones correctas. En cambio en un algodón liso, sea más claro o más oscuro, la mancha se absorberá con mayor rapidez, dejando posteriormente un antiestético cerco difícil de limpiar o disimular.

Pregunta a tu tapicero el nivel de abrasión Martindale, la técnica que mide la resistencia de los tejidos. Por lo menos debería ser de 20.000 ciclos para soportar adecuadamente la presión que ejercemos sobre el mueble tapizado, sea del color que sea.