"Felipe es Felipe"

"Felipe es Felipe"

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“Soy un viejo socialdemócrata con una cabeza joven que se preocupa por los problemas”. Aplausos. Los militantes socialistas han tenido que esperar hasta el último día de campaña para oír a Felipe González. Cuando suena su voz, el PSOE calla y escucha hasta las pausas de su silencio.

El expresidente del Gobierno ha compartido mitin junto con el candidato de su partido, Pedro Sánchez, en el distrito madrileño de Villaverde. El sur de la capital, donde hay tiendas cerradas, un alto porcentaje de paro, con sabor a pueblo, donde no llegan las luces de los rascacielos que dominan las zonas financieras del norte.

Minutos antes de que comenzara el acto, una furgoneta recorría las calles aledañas a la Plaza Mayor de Villaverde con los altavoces al máximo volumen anunciando la presencia de Sánchez, González y la líder del PSOE madrileño, Sara Hernández. El himno socialista se repetía en bucle.

"VENIMOS A ESCUCHAR A FELIPE"

“Venimos a escuchar a Felipe”, decían dos vecinos mientras cogían sitio. Al final, unas quinientas personas se han acercado para escuchar al PSOE. Se acabaron ya los tiempos de Vistalegre. Y el propio partido no diseña esos multitudinarios mítines. Es época de carpas. El sol aprieta y se reparten gorras blancas -con cierto aire vintage de Tour de los sesenta-. Algunos simpatizantes se apoyan en las vallas de seguridad -a modo casi de barrera taurina- y hay hasta otros que siguen desde su balcón a los líderes.

¿Cómo vais? “Voto a voto, tacita a tacita hasta ser presidente”, responde una de las personas de máxima confianza de Sánchez entre el jaleo organizativo. “Las encuestas van mejor”, dice otro allegado al secretario general antes de que aparezcan en escena González y Sánchez.

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“¿Por dónde va a venir? Yo quiero hablar con Felipe y con Pedro, para contarle lo que me ha hecho este desgraciado de Gobierno”, brama una señora que intenta captar la atención de los medios de comunicación y que rememora momentos más tarde su pasado de emigrante en Alemania.

¡Allí, allí! El expresidente llega. Camisa de cuadros, chaqueta ‘azuloscuracasinegra’, gafas de sol. Besos, abrazos, fotos. “Acuérdate de los inmigrantes”, dice una joven con móvil en mano. Media hora más tarde, González citaría a Colombia y su proceso de paz y mandaría saludos a todos aquellos llegados allende el Atlántico.

"ISTA, ISTA, ISTA"

De la relación entre González y Sánchez se ha hablado mucho. El sevillano no le apoyó en el congreso federal que ganó el madrileño frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias en julio de 2014. Pero con el paso del tiempo se han acercado un poco más. En los momentos que más se cuestionaba el liderazgo de Sánchez antes justos de las elecciones municipales, el expresidente tocó a rebato y dijo que había que respaldarlo por “cultura de partido”. Además, ha defendido ante las cámaras y en privado que Susana Díaz no debía dar el paso todavía a Ferraz, que debía centrarse en la Junta de Andalucía.

La expectación interna se ha calmado debido al “tsunami” del Brexit. El expresidente es un convencido europeísta, de su mano llegó España a la UE y mantiene excelentes contactos en todo el continente. Su nombre ha llegado a aparecer en quinielas para ocupar alguno de los grandes despachos de Bruselas.

Su mensaje ha sido claro: una “irresponsabilidad” de David Cameron haber convocado el referéndum. Toca respetar, pero no hay que poner “paños calientes”. La UE, ha dicho, debe tener una respuesta clara y concisa. Volver a su sentir de “unión”. De hecho, hasta puede servir como “vacuna” ante las políticas que se están aplicando y la austeridad impuesta.

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Pero él no da puntada sin hilo. Tocaba enlazar con la campaña española. Un discurso interrumpido en varias ocasiones por gritos de “Si, sí, el cambio ya está aquí” o “Ista, ista, ista, España es socialista”. Turno para cargar contra Podemos y dejar claro que no se puede tener de “socios” a quienes quieren asumir el riesgo de “trocear y debilitar España”. Con esa mezcla firme, socarrona, irónica, con maneras andaluzas. Para delicia del público ha dejado la siguiente frase: “Inmensa alegría de dar la bienvenida a la socialdemocracia al señor Anguita”.

La expresión despierta carcajadas y aplausos. Entre los asistentes están Antonio Hernando, José Enrique Serrano -que fue su último jefe de gabinete en Moncloa-, Manuel de la Rocha, Ángel Gabilondo, Enrique Rico, Ibán García del Blanco, Ángeles Álvarez y Rodolfo Ares. Este último, pieza clave en la campaña del PSOE, fue uno de los primeros en llegar para que todo no fallara. Desde el fondo siguen también el acto el equipo más cercano de Sánchez: Juanma Serrano, Maritcha Ruiz Mateos y Verónica Fumanal.

“Esta es mi intervención en campaña, deseo lo mejor, quiero que gane Pedro Sánchez”. Sus palabras vuelven a recibir aplausos. Sánchez lo mira atentamente en la primera fila. Se levanta, es su turno. Se abrazan, miran a las cámaras. El calor se acrecenta y los abanicos con el logo del PSOE disparan también sus movimientos.

Poco menos de una hora de acto. Algunos miembros del PSOE de Madrid tienen sobres y papeletas preparados para captar algún voto. Unas mujeres mayores se acercarán más tarde a ellos. El público: mayor de cincuenta años principalmente, aunque también se han unido algunas familias con los niños.

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CONVERSACIONES, CORRILLOS, CONFESIONES

En la parte de atrás los periodistas siguen las intervenciones. “Felipe ha dado bastantes cortes”, dice una compañera de una radio. “¿Habéis leído lo de que Patxi López podría presidir la gestora si dimite Sánchez?”, dice otro informador. “Con lo del Brexit esto va a quedar en segundo plano”, añade otro reportero. Muchas maletas en el suelo, a las cuatro de la tarde la caravana del PSOE cogerá el AVE rumbo a Sevilla. El cierre de campaña es allí con Susana Díaz.

Se apagan los altavoces. González se marcha raudo entre un fuerte despliegue de seguridad. Apenas algunos le pueden hacer fotos. Sánchez se queda un poco más, toca sesión de selfies con los que han ido. Algunos de los dirigentes y candidatos buscan algo de fresco en el cercano bar Asturias. “Felipe es Felipe”, dice uno de ellos. ¿Y lo de Podemos? “También hay gente buena”, comentan. ¿Y el domingo? ¿Y las encuestas? “Todo está muy confuso”, responde otro cuando se marcha, y alguien agrega tras el acto que “cuidado con las expectativas”.

Los operarios desmontan la carpa, recogen el escenario, se llevan el cartel con flores del PSOE, guardan el equipo de sonido. Una vecina, con zapatillas de estar por casa, pasa al lado y grita a los pocos que quedan: "Votad a Podemos".

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