Y Génova volvió a ser Pachá

Y Génova volvió a ser Pachá

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"Las israelitas son muy dispares, parecen los Altos del Golán. Hay una horquilla de hasta 20 diputados". Esta confesión la hacía una de las personas que más manda en Génova al final de la tarde. Las encuestas televisivas les dejaban peor que el 20 de diciembre y la izquierda acariciaba la mayoría absoluta.

Nadie imaginaba que apenas cinco horas después Mariano Rajoy acabaría saltando al ritmo de la versión merengue del himno del PP, Andrea Levy animaría con pasos de salsa el balcón de la sede y los fans peperos bailarían a todo trapo I took a pill in Ibiza, de Mike Posner. El espíritu Pachá volviá a la calle Génova.

¿El motivo? El PP ha subido hasta los 137 escaños este 26 de junio -14 más que el 20 de diciembre-. Casi 7000.000 personas más han metido la papeleta popular en sus sobres. Detrás quedan el PSOE (85) y Unidos Podemos (71). Ciudadanos baja hasta los 32, muchos de los naranjas han vuelto a ser azules seis meses después.

"Mucho mejor de lo que esperábamos", confesaba otra persona con despacho en Génova minutos antes de que Mariano Rajoy saliera al balcón. "Todos están animadísimos", contaba otro dirigente a El Huffington Post antes de que el presidente en funciones se dirigiera a los congregados.

Y es que durante todo el día había reinado la tensa calma en Génova. Nadie quería decir nada. "Tranquilidad", "no se puede interpretar las encuestas", "será un recuento largo", "bailarán escaños". Ni en el propio Partido Popular se esperaban ese incremento electoral.

DEL SILENCIO A LA PISTA DE BAILE

Rajoy había llegado un poco antes de las ocho de la tarde. Se encerraba en su despacho en la séptima planta, al que solo tenían acceso su mujer y su familia más cercana. En las dependencias aledañas estaban fieles escuderos como su 'número dos' en el partido, María Dolores de Cospedal, y los vicesecretarios Fernando Martínez-Maíllo, Pablo Casado y Javier Arenas. Más tarde se irían uniendo otros dirigentes del 'marianismo' como Andrea Levy, que estaba en programas especiales de la televisión, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que estaba en el centro de datos, y otros miembros del Gobierno como Isabel García Tejerina.

El PP optaba por la absoluta prudencia. No quería aventurarse, ni decir nada. Había también mucha tensión por la posición final del PSOE y Podemos. Todas las encuestas vaticinaban el sorpasso, pero ya Rajoy advirtió durante la campaña en conversaciones informales que creía que el PSOE tenía un suelo grande de votos, que no se podía infravalorar. Ante esta situación, en Génova optaron por no convocar ninguna rueda de prensa. Esperar, esperar, esperar. El propio estilo de Rajoy.

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Pero los resultados oficiales empezaron a gotear. El PP comienza a mostrar más fortaleza que en diciembre. El anhelado 30% de votos se araña, se logra, se supera. Esa era una barrera psicológica muy importante para los populares.

Hay pequeñas señales conforme avanza el recuento que vaticinan la victoria. Se acerca más gente a la calle que en Navidad. Se encienden los focos casi dos horas antes de la 'balconada' y el dj empieza a pinchar temazos dance. Más Ibiza que Barrio de Salamanca. El primero que suena: Faded, de Alan Walker. Nadie pone esa canción si no cree que va a ser un fiestón.

"YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL"

Desde ese momento, Génova volvió a recuperar su espíritu Pachá. Y es que en el PP conviven los 'pachás' madrileños, pero también aquellos rollo Ibiza. Es verano, Madrid es una gran terraza. "¡Viva España!", gritan algunos mientras una chica se escribe en la frente Mariano.

El ánimo también va creciendo en los despachos, donde se siguen las intervenciones de los otros líderes. Mucha camisa celeste. "Toda España es azul, menos el País Vasco y Cataluña". Con el resultado ya en las pantallas muchos bajan a la calle Génova. Manuel Cobo espera solo mirando el móvil, también coge sitio la jefa de gabinete de Soraya Sáenz de Santamaría, María González. Cerca de ellos Ángel Carromero, al que se le ve muy emocionado mientras habla Rajoy.

Delirio absoluto cuando sale Rajoy. Los altavoces escupen la versión merengue del PP. Se mueven las caderas. El presidente muy contento, tanto que se le olvida decir que ha ganado las elecciones. Alguien se lo recordará durante su discurso para que lo deje claro. Y es que el líder conservador sale reforzado de esta cita y ya ha reclamado el Gobierno. Con Ciudadanos suma 169 escaños, a siete de la mayoría absoluta. Le tocará al PSOE mover ficha finalmente.

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La celebración del PP solo se ha visto enfangada por un incidente en la calle cuando un grupo de unas cuatro personas ha tirado una bengala. La policía ha actuado rápidamente y los ha sacado de la multitud. La gente gritaba: "Democracia, democracia". Unos minutos de tensión en la esquina con la calle Argensola, pero rápidamente se ha disuelto.

La calle tenía ganas de marcha. Hasta dos veces ha sonado Coldplay, mezclado con Drake. Y es que el gusto musical del PP es ahora más anglosajón, más de Máxima FM. Los que han ido hasta allí preferían cantar cosas más patrias entre temazo y temazo: ¡Que viva España!, Yo soy español, español.

Caramelos como en la cabalgata de Reyes. Banderas de España a cinco euros. La multitud grita 'sí se puede', una persona con cargos institucional susurra: "Mariano, presidente. Qué se joda el coletas".

P.D.: Son las dos de la mañana, la familia pepera celebra la victoria en el bar La peseta de Doña Casilda. De repente, caras de sorpresa, flashes y selfies, ¡¡¡Es Mariano Rajoy!!! El presidente del Gobierno se va de cañas para celebrar este triunfo.

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