'Paisajes encontrados': la exposición que muestra qué ocurre cuando borras a los protagonistas de un cuadro'

'Paisajes encontrados': la exposición que muestra qué ocurre cuando borras a los protagonistas de un cuadro'

Todo cambia de sentido cuando los protagonistas desaparecen de la escena. Entonces El jardín de las delicias de El Bosco (1503–1515) pasa a ser El jardín deshabitado y el espectador cambia su foco de atención.

Sin esos protagonistas de las grandes obras de arte de la historia de la pintura universal, los paisajes pasan a primer plano para mostrar cómo era la forma de entender la realidad cuando fueron pintados.

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Son los Espacios Ocultos, como llama a la serie el artista madrileño José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía en 2010, quien desde 2007 centra parte de su trabajo en poner de manifiesto este cambio y que ahora muestra una representación de su obra en la exposición José Manuel Ballester. Paisajes encontrados: El Bosco, El Greco, Goya del Museo Lázaro Galdiano de Madrid (hasta el 11 de septiembre).

Con cerca de una treintena de espacios ocultos revelados, y tras haber expuesto parte de este trabajo en Roma, París y Miami, ésta es la primera vez que enfrenta su trabajo a la obra original ya que hasta ahora sólo había podido jugar con la memoria histórica del espectador. En esta ocasión pone uno junto a otro: sólo falta El jardín de las delicias, protagonista de la exposición del V centenario de El Bosco en el Prado y que se representa en un vídeo.

"Cada escenario contextualiza una manera de entender la realidad, según el ciclo histórico", cuenta el artista a El Huffington Post. "En El jardín de las delicias te das cuenta de que El Bosco usa la técnica medieval de sobredimensionar los elementos más importantes del cuadro para llamar la atención sobre ellos. Por ejemplo, en lo que se conoce como el infierno y que a mi parecer representa la condición humana (la contrapartida al Paraíso), sobredimensiona el huevo, símbolo de la fertilidad, que aquí aparece viejo como símbolo de una vida que se acaba", continúa.

Lo que ocurre en la célebre obra de El Bosco es que esa técnica medieval se entremezcla con otra que ya avanza el Renacimiento, donde los paisajes adquieren la profundidad propia de la época que estaba llegando: "Está jugando con dos técnicas. En la parte superior hay intención clara de crear profundidad, de crear espacio; sólo amplía lo que quiere destacar. Son los elementos que hacen referencia a la fertilidad o a la abundancia".

De 'El jardín de las delicias' a 'El jardín deshabitado' (El Bosco)

Además, sin seres humanos y sin animales que habiten el jardín, uno puede encontrar más fácilmente los elementos que podrían haber influido en artistas futuros como Salvador Dalí (El gran masturbador) o el propio Walt Disney que, según Ballester, parece haberse inspirado en la parte superior de la obra para crear el mundo fantástico de Alicia en el país de las maravillas.

Pasa algo parecido con el cuadro Cristo agonizante con Toledo al fondo (1604-1614) de El Greco, en el que la figura de Cristo "oculta de alguna forma lo que está detrás y quitándolo se puede realizar una nueva lectura al descubrir un cielo desgarrado del que podrían haber bebido las vanguardias de principios del siglo XX. "Muestra un mundo revuelto, lleno de enigmas e inquietudes. Parece una cortina desgarrada que representa una realidad que se descompone, que se destruye. Refleja muy bien el momento histórico y los conflictos que vivía la Iglesia de la época", continúa.

'Cristo agonizante con Toledo al fondo' frente a 'Lugar para la crucifixión' (El Bosco)

Ballester, que en esta ocasión presenta espacios ocultos en obras del Greco, el Bosco y Goya, ha hecho lo mismo con La última cena, Las Meninas o El Nacimiento de Venus. Su aliado en este trabajo es el Photoshop; con este programa de ordenador borra los personajes y después crea los paisajes que éstos cubren en la obra original. "En el fondo el reto es asumir el papel de cada uno de estos artistas (...) Tengo que utilizar sus mismo argumentos técnicos. Cada artista tiene un reto, por su estilo, por su manera de atender la luz, de atender el claro-oscuro...", explica.

Uno de los más complicados es Francisco de Goya. "Si te das cuenta tiene muchas pinceladas. Los pintores renacentistas no tenían la factura de la pincelada tan evidente, pero en el caso de Goya la dificultad está en la textura", una textura que fue cambiando según avanzaba su carrera artística.

De 'La era, o El Verano' a 'Verano' (Francisco de Goya)

"El paisaje varía de su época popular de escenas costumbristas a la más tormentosa, durante el final de la Serie Negra. En estas últimas obras anuncia ya el romanticismo, una época de pasiones internas y desasosiego interno. Y aquí (en la primera época) resulta más neoclásico". Es el mismo artista pero el escenario cambia con el paso de los años.

En El Conjuro (1797-1798), la dificultad estuvo en recrear la textura de las montañas. "Primero hay que enlazar los extremos para que cuadren y eso demuestra que la mayoría de artistas eran muy rigurosos a la hora crear fondos, no hacían unas montañas de forma caprichosa sin que cuadrasen. Encajan perfectamente", explica Ballester. "Pasa aquí y prácticamente todos los casos. Sólo me encontré con una adoración de El Greco donde la perspectiva no coincidía. Había errores que en los renacentistas no existen. Ellos creaban una estructura sólida y luego hacían la escena", apunta el autor, para el que esto se ve claramente en La última cena de Leonardo Da Vinci.

Espacios encontrados contiene solamente ocho recreaciones, tres de El Bosco, tres de Goya y dos de El Greco, pero no significa el fin de la serie Espacios Ocultos. Ballester quiere ir ahora más allá y trabaja actualmente en dos nuevos proyectos: el primero tendría al Guernica de Pablo Picasso como protagonista y en el segundo juega con la imagen en movimiento. "Es un partido Madrid-Barça al que le quito un equipo entero. De este modo cuando el equipo juega contra el vacío, contra la nada, el rival se convierte en uno mismo", reflexiona. El problema en ambos casos son los derechos de reproducción: mientras no lo autoricen los herederos o la Liga de Fútbol Profesional, ambas obras tendrán que quedarse en un cajón.

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