Cuando el sexo dejó de ser un juego

Cuando el sexo dejó de ser un juego

Getty Images

Llegaron juntas a Río como pareja de salto sincronizado y han salido tarifando. Y todo por la noche de sexo que tuvo la saltadora de trampolín brasileña Ingrid Oliveira con el remero olímpico Pedro Gonçalves. Según Giovanna Pedroso, compañera de equipo de Oliveira, ésta la obligó a pasar la noche del 8 de agosto, previa a la competición, fuera del cuarto que ambas compartían: “Llevo cuatro años esperando para participar en estos Juegos. Pero para mi compañera era más importante estar de fiesta una noche y por eso me echó de la habitación”, le ha contado Pedroso al diario O Globo

“Un maratón de sexo”, como lo han calificado varios medios, que les costó quedar las últimas en la categoría de saltos sincronizados de 10 metros. Y eso que optaban a una medalla. Una actuación que varios periódicos locales calificaron de patética y que provocó las risas de los espectadores.

Un fracaso que, para Giovanna Pedroso, ha sido la guinda al pastel de la mala relación que mantenía con su compañera. Tanto como para romper la pareja deportiva que han formado hasta ahora: "Después de los Juegos, me voy a centrar en mi carrera individual. He hablado ya con mi entrenador. Así que mejor porque no voy a depender de nadie más que de mí”. Por su parte, a Ingrid Oliveira la noche de autos le ha supuesto perder a su compañera y una sanción en forma de falta disciplinaria grave por parte del Comité Olímpico Brasileño.

Y aunque con esta historia de sexo ha llegado la sangre a la piscina, no parece ser la única que está teniendo lugar en estos Juegos a los que algunos medios califican ya como los más calientes de la Historia. El Comité Olímpico ha puesto a disposición de los atletas 450.000 condones para los 11.178 atletas (no hace falta que hagas la cuenta, que ya la hemos hecho nosotros. Tocan a 40 preservativos cada uno para los 16 días que dura la competición).

Aunque no todo es desenfreno en la Villa Olímpica. También queda espacio para las declaraciones de amor. Un saltador de trampolín chino le ha pedido matrimonio a su novia, también atleta, en plena ceremonia.

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Nada más recibir la medalla de plata en la final de saltos de natación desde el trampolín de 3 metros, He Zi recibió la visita de su novio Qin Kai que, anillo en mano, le pidió, delante del público del centro acuático, que se casara con él. Ella, muy emocionada, contestó que sí.

Y esta no ha sido la única petición de matrimonio en público en los Juegos de Río.

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La voluntaria Marjorie Enya le pidió matrimonio a la jugadora brasileña IsadoraCerullo, tras la ceremonia de entrega de medallas de rugby a 7 la semana pasada.