Guía sobre las escuelas Montessori: qué es verdad y qué no

Guía sobre las escuelas Montessori: qué es verdad y qué no

Hay algo que tienen en común los creadores de Google, Amazon y Wikipedia con el príncipe Jorge de Inglaterra. Todos ellos han estudiado (o estudian) según el método Montessori. El interés por esta pedagogía instaurada por una pediatra italiana a principios del siglo XX ha crecido tanto en los últimos años que incluso la industria de los juguetes ha querido subirse a la ola, catalogando un buen número de juguetes con la etiqueta Montessori como argumento de venta.

Sin embargo, hay muchas ideas preconcebidas sobre estas escuelas y esta pedagogía que deja que el niño aprenda a su ritmo. La sección C’est la vie de la edición francesa del HuffPost ha conversado con especialistas en Ciencias de la Educación y con educadores Montessori para aclarar algunas dudas sobre el tema a pocos días de la vuelta al cole.

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Es una oferta educativa reservada para una élite: VERDADERO (de momento)

Las escuelas que practican la pedagogía Montessori suelen ser privadas. En España un centenar de establecimientos se beneficia de este régimen.

La escolarización en centros privados no concertados requiere un desembolso de varios millares de euros al año para los padres, sin contar el comedor ni las actividades extraescolares.

No obstante, algunos colegios ofrecen tarifas reducidas a familias más modestas que quieran inscribir a sus hijos. Y cada vez más maestros tratan de poner en marcha talleres Montessori en sus clases. Por ejemplo, en Francia la asociación Public Montessori ayuda a los docentes de la escuela pública que lo soliciten prestándoles material, entre otras cosas.

Se trata de dejar a los niños hacer todo lo que quieran: FALSO

Este es el prejuicio más extendido en lo que respecta al funcionamiento de las escuelas Montessori, y también el más alejado de la realidad, según los educadores.

"En las escuelas Montessori hay mucha exigencia", asegura Sylvie d’Esclaibes, fundadora y directora de un grupo escolar Montessori que acoge a niños de 3 a 12 años en Bailly, cerca de Versailles (Francia). El niño elige su actividad y su material. Y luego tiene que colocarlo. Es verdad que hay una cierta libertad, pero dentro de un marco".

Esta experta, directora de escuela desde 1992, explica cómo se desarrolla el aprendizaje de las diversas reglas que rigen la clase Montessori: "A principios de año empezamos con ejercicios preliminares. Trabajamos mucho el comportamiento. En el aula sólo hay un material por actividad para todos los niños de una misma clase, así que tienen que aprender a ser pacientes. Para que las reglas se entiendan bien, también se recurre a dos tercios de los niños de más edad. Los que lleven uno o dos años en esa clase guiarán a los más jóvenes".

Céline Alvarez lleva tres años trabajando en una escuela infantil pública de Gennevilliers, cerca de París, en el marco de un proyecto con el Ministerio francés de Educación Nacional. Ella decidió aplicar la pedagogía de Maria Montessori y así lo cuenta en su libro Les lois naturelles de l’enfant [Las leyes naturales del niño], publicado en agosto de 2016. Harta de escuchar este prejuicio, Alvarez explica en su libro: "Los niños no hacen cualquier cosa en cualquier momento. Todo lo contrario. La libertad acompañada que les ofrecemos en un entorno estructurado con reglas claramente explícitas les aporta la seguridad, la libertad y el orden necesarios para reconectar progresivamente con los impulsos más profundos de su vida. Cuando los niños encontraban esta postura natural surgía una armonía colectiva; cada uno estaba en su lugar y de la realización de cada individuo se dibujaba una comunidad centrada, rica y sorprendentemente ordenada. Cada uno encontraba naturalmente su lugar en el grupo al que aportaba su color y su singularidad en armonía".

Las escuelas Montessori no siguen ningún programa escolar: VERDADERO Y FALSO

Para Sylvie D’Esclaibes, este es el criterio en el que los padres se deben apoyar para elegir o no escolarizar a su hijo en un centro Montessori. "Respeto los programas de Educación Nacional", reconoce. "De hecho, es posible conciliar estos programas y la pedagogía Montessori. Todos los padres deberían plantearse esta cuestión en el momento de elegir escuela. Es un problema real".

Las escuelas concertadas están obligadas a seguir escrupulosamente los programas escolares del Estado. Las privadas no concertadas son más libres.

"En este tipo de escuelas sí se respetan los programas oficiales; lo que difiere es la forma de tratarlos", apunta Nicolas Go, doctor en Filosofía y profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad Rennes 2. Charlotte Poussin, autora de numerosos libros sobre Montessori y miembro del Consejo de Administración de la Asociación Montessori de Francia, confirma: "No los seguimos necesariamente al pie de la letra, pero respetamos los ciclos de tres años. La mayoría de los educadores Montessori genera también boletines de valoraciones para que los educadores no Montessori puedan comprender la progresión y el nivel del niño".

El cambio a una escuela no Montessori es muy difícil para el niño: FALSO

En el norte de Francia, el sociólogo Yves Reuter se interesó por una escuela que enseña según la pedagogía Freinet, similar a la Montessori. "Los alumnos que después pasaron a la escuela pública se adaptaron muy bien", asegura Françoise Carraud, profesor de Ciencias de la Educación en Lyon 2, que siguió de cerca el trabajo de su compañero Reuter y pudo visitar el establecimiento en cuestión.

"La pedagogía Montessori desarrolla la autonomía y la confianza en uno mismo", señala Sylvie d'Esclaibes. "De esta forma, los niños que han pasado por ahí suelen adaptarse bien a cualquier situación". Sin embargo, Nicolas Go matiza este optimismo: "Pueden sufrir con la situación, por la pasividad de una clase tradicional, pero no quiere decir que fracasen".

Esta pedagogía va dirigida a niños con problemas de concentración, con trastornos de autismo, a niños que no pueden ir a escuelas convencionales: FALSO

Al principio, Maria Montessori, pediatra italiana (1870-1952), trabajó con niños pobres de un barrio de Roma y con niños discapacitados en un hospital. Hoy en día, las escuelas Montessori reciben a todos los niños. "Al interesarse en niños marginados por la sociedad y al ver el progreso que lograban gracias a su pedagogía, Maria Montessori comprendió que este método podía aplicarse a todos los niños", explica Nicolas Go.

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Retrato de Maria Montessori

Las necesidades y el ritmo del niño se respetan mejor: VERDADERO

En una clase Montessori, los niños circulan libremente. Pueden ir al baño sin pedir permiso y cambiar de actividad cuando lo deseen. A lo largo de la jornada, el educador pasa a ver a cada niño para proponerle nuevas actividades que todavía no conozca. A partir de ahí, el niño es libre de reproducir solo esa actividad tantas veces como quiera o de volver a otro tipo de tarea. El niño también puede pasar su tiempo mirando a los demás o reflexionando sobre lo que quiere hacer. "Cada niño está invitado a hacer descubrimientos a su ritmo. Montessori tiene en cuenta que los niños pasan por períodos sensibles en los que tienen ganas de aprender y por otros en los que están más calmados", afirma Nicolas Go.

Pero, respetando este ritmo individual, ¿se puede conseguir una cohesión de grupo y un ambiente de clase? Es cierto que los niños se ayudan entre sí, pero también hacen muchas cosas solos. "En una clase Montessori, los niños son vistos como una colección de individuos y no como un grupo", apunta Françoise Carraud. "Ahora bien, la escuela está en el colectivo, un colectivo al que el individuo debe amoldarse. Se llega al núcleo de la pedagogía tal y como suele practicarse en las escuelas públicas, pero creo que Maria Montessori se revolvería en su tumba si viera lo que pasa en algunas escuelas. Los valores que se priorizan en estas escuelas —el desarrollo personal, la originalidad, la creatividad— me parecen adecuados a nuestro desarrollo económico, y son los que se priorizan también en la empresa".

Los niños que han ido a Montessori tienen más éxito en la vida, son personas más realizadas e independientes: FALSO

"Los niños son más felices, pero hay que mantenerse muy prudente a la hora de hacer afirmaciones sobre el resto de su trayectoria. Hay muchos más factores que se deben tomar en consideración. La elección de una escuela no lo es todo", admite Nicolas Go. Françoise Carraud es más directa: "Ni Montessori ni ninguna otra pedagogía puede jactarse de desarrollar la creatividad de alguien".

Es algo de progres que arruina la autoridad parental: FALSO

Los padres que finalmente eligen el método Montessori suelen haberse informado sobre la pedagogía que se enseña. "Los padres que llevan a su hijo a una escuela Montessori deben seguir el mismo método que la escuela. Es una forma de vida", asegura Sylvie d'Esclaibes. Es cierto que la relación adulto/niño puede ser diferente a la que da la imagen tradicional. "El educador Montessori no se siente superior con respecto al niño y debe dedicar un tiempo de intercambio con los padres", añade Charlotte Poussin.

Según Nicolas Go, esta pedagogía hace tambalear la imagen que tenemos de la autoridad. "Si la autoridad parental es un autoritarismo que consiste en hacerse obedecer metódicamente y Montessori arruina esta autoridad, que así sea. Pero si no, no arruina nada. El niño respeta las reglas, a los otros niños y al educador. Este último, al igual que sus padres, contribuye a su bienestar, a su realización personal y a su acceso a la autonomía. Por estos motivos, el niño los respeta".

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Este post fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano