Ha llegado la hora: a Europa le toca rediseñar su Unión

Ha llegado la hora: a Europa le toca rediseñar su Unión

AFP

A Europa le toca quitarse el polvo y demostrar que es un proyecto que sigue mereciendo la pena. Lleva meses intentando hacerlo, pero ahora, con la resaca post-Brexit, tiene la excusa perfecta para fijarse grandes propósitos y cumplirlos. Con la llegada del nuevo curso, cuenta con 12 meses para demostrar al mundo que sigue siendo capaz de lo mejor, pese a que tenga que hacerlo contando con uno menos -Reino Unido-, pasando a ser un equipo de 27.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, será el encargado de detallar los objetivos y de hacer autocrítica sobre el año precedente. Lo hará este miércoles en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo con su discurso sobre el estado de la Unión -la versión europea del famoso debate que se celebra anualmente en EEUU- ante los ojos de los que siguen creyendo en el proyecto europeo y de los que tratan de acabar con él. Frente a ellos tomará la palabra Juncker, dejando paso después a las preguntas de los eurodiputados, un sano ejercicio en el que se comprobará en qué punto se encuentra la UE.

En 2015, con una crisis migratoria que puso de manifiesto las debilidades de la UE y evidenció su lado menos solidario, Juncker criticó, sin tapujos, a la institución que representa, incitando a la reflexión y presentando un plan para solventar la situación. En este 2016 sus palabras no deberían ser mucho más optimistas, pero sí igual de firmes y que insten a enmendar los errores y sentar las bases para un nuevo proyecto. La crisis migratoria sigue ahí, la amenaza terrorista se ha incrementado y está el 'no' de Reino Unido a la UE. El Brexit, esa palabra tan temida que en junio se convirtió en una realidad, pero de la que poco se sabe aún a efectos prácticos.

El discurso en tan relevante, que Juncker tiene ante sí el reto de convencer a su audiencia de que la UE es capaz de dar respuesta a todos los problemas que preocupan a los ciudadanos europeos. Debe hacerlo, un año más, consciente de que la UE sigue siendo frágil y lucha por permanecer unida. ¿Será capaz Europa de rediseñarse y seguir mirando con fuerza al futuro? De momento, estos son sus retos y los riesgos a los que se enfrenta.

UNIDAD, LA PALABRA MÁGICA

“Europa no se ha acabado con el Brexit”. La frase la pronunció el pasado 22 de agosto la canciller alemana, Angela Merkel, en la isla italiana de Ventotene. Fue el escenario elegido para, una vez más, lanzar el mensaje de que la UE no se terminó el 23 de junio, día en el que los británicos dijeron ‘sí’ a la ruptura con el club de los 28. La canciller fue más allá, asegurando que los líderes europeos tienen ganas de escribir “una nueva página de futuro”, pero lo cierto es que, guste o no, el Brexit ha supuesto un verdadero punto de inflexión.

El resultado del referéndum fue un jarro de agua fría para un proyecto que había superado todas las piedras en su camino hasta ahora

El viernes en Bratislava tendrá lugar una cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros -salvo Reino Unido- para hablar de la UE tras el Brexit. Será una reunión que se recordará como el inicio del proceso de la construcción de la UE a Veintisiete.

“Sin duda, el resultado del referéndum fue un jarro de agua fría para un proyecto que había superado todas las piedras en su camino hasta ahora”, explica a El Huffington Post Carlos Campillos, miembro del colectivo Con Copia a Europa (CC/Europa). “Es, además, una llamada de atención sobre el poder real de influencia que tienen los partidos eurófobos emergentes”, añade.

  5c8b572322000031001aa9f7

Una británica se manifiesta a favor de permanecer en la UE

Con el Brexit los partidos eurófobos han visto cómo su mensaje ha pasado a un primer plano político. La francesa Le Pen o el holandés Geert Wilders ya han dejado claro que buscarán lo mismo que Reino Unido: abandonar la UE. No son casos aislados. Este 2016 han sido varias las citas electorales que han mantenido a Europa en vilo, preocupando a todo aquel contrario a movimientos xenófobos o euroescépticos. Los partidos antieuropeos conquistan cada más representación política y cuotas de poder e, incluso, como en el caso de Reino Unido, han logrado cambiar la percepción sobre los beneficios de la Unión para el ciudadano de a pie. Gobiernos como el de Polonia, Hungría o Eslovaquia, ya se han rebelado contra el proyecto europeo y sus valores y no hay que descartar que pronto se sumen más países.

El ejemplo más reciente ha sido el de Alemania, donde el partido ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) cada vez se afianza más. “La falta de ilusión en la mayoría de proyectos políticos del continente es un caldo de cultivo propicio al calado de estos mensajes”, explica Campillos, que añade “la valentía para realizar cambios profundos” puede actuar como botón desactivador del radicalismo.

En este sentido, el portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch reitera que el problema es que este tipo de mensajes se difundan "en la calle y, sobre todo, en las urnas". "El efecto del Brexit, contra lo que podíamos imaginar, no les ha favorecido, al menos no hasta ahora. Pero harán falta liderazgos, ideas claras y determinación para que la UE mejore a los ojos de los ciudadanos y se reduzca la atracción de los populismos, que tanto daño hacen con propuestas simplistas y que dividen a la sociedad".

Pese a todo, Duch enfatiza a El Huffington Post cómo, tras el Brexit, la primera reacción ha sido "de mayor unidad". "Las encuestas nos dicen que el número de ciudadanos que quieren que su país salga de la UE se redujo de manera importante al ver el lío en el que se han metido los británicos, pero hay que ver si a medio y largo plazo los Estados miembros de la UE dan signos de querer mejorar el funcionamiento de la Unión y aprovechan la oportunidad que se presenta con toda crisis".

LA CRISIS MIGRATORIA

Los datos no engañan y, doce meses después del ‘tirón de orejas’ de Juncker a los Estados miembro sobre la crisis migratoria, los países de la UE sólo han acogido al 2,4% de los 160.000 refugiados procedentes de Italia y Grecia cuya reubicación se acordó. Ahora quedan aproximadamente 13 meses para que expire el plazo que entonces se dieron y el ritmo de acogida sigue siendo abrumadoramente lento.

Ni la foto del pequeño Aylan muerto en la orilla de una playa, ni el polémico acuerdo con Turquía sobre el retorno de refugiados… Nada ha hecho -o forzado- que la UE redirija sus esfuerzos de acoger a las 160.000 personas acordadas en Bruselas. Bajo el esquema aprobado en septiembre del año pasado, 21 países han acogido a 3.865 personas.

  5c8b57243b000002076d58de

Manifestantes protestan frente a la embajada de Francia para pedir medidas a favor de los inmigrantes

En su discurso sobre el Estado de la Unión Juncker dejó claro que la voluntad estaba ahí: su plan sobre las cuotas fue contundente, pero la negativa de ciertos estados -liderados por Hungría, que construye muros contra la migración- a cumplir con lo que les corresponde encaminó el objetivo al fracaso. “De anunciar medidas valientes todavía estará por ver si esas medidas se llevan a cabo o se encuentran de frente con los intereses nacionales de los Estado miembro. Son precisamente esos intereses particulares, que nublan el interés colectivo, los que han protagonizado los grandes fracasos a la hora de solventar la crisis migratoria y la amenaza terrorista”, expone Carlos Campillos.

LA AMENAZA YIHADISTA

Casi dos años después del atentado de Charlie Hebdo, con el que el terrorismo yihadista golpeó a la UE, los gobiernos europeos han sido incapaces de transformar las palabras en hechos y de tomar medidas reales para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Una homogeneización de la formación de los agentes de los distintos países, una mejor dotación de medios materiales y una base de datos única son las grandes demandas de las que se viene hablando los últimos dos años, pero los avances son mínimos.

Sobre la mesa sigue estando cómo hacer frente a la amenaza. El pasado mes de abril los ministros del Interior respaldaron la propuesta de la Comisión Europea de dar un acceso único a todas las bases de datos disponibles en Europa o la creación de un registro con los viajeros que entran y salen de la UE, en principio ciudadanos de terceros países, pero hasta ahí los pasos. Cooperar en materia de inteligencia e intercambio de información sigue siendo el gran reto inmediato de la UE.

El pasado 2 de septiembre en una reunión en Evian (Francia) la canciller alemana y el presidente francés subrayaron que la seguridad debe ser uno de los principales objetivos de la Unión, incluidos el refuerzo de las fronteras europeas y el desarrollo de una política de defensa común.

Francia ha defendido incluso la creación de un "fondo europeo" para la seguridad y la defensa y la posibilidad de establecer un Estado Mayor militar a nivel de la UE. Reino Unido fue durante años el Estado miembro que más se opuso a avanzar en ese ámbito, pero su futura salida del club comunitario tras el referéndum podría permitir progresar en ese ámbito.

LA ECONOMÍA

Europa está compuesta por 27 países pero no todos funcionan igual. Merkel sigue apostando por la austeridad presupuestaria, lo que choca de frente con la situación económica de países como Italia, Grecia o Portugal. A nivel interno, además cada país se enfrenta a sus retos personales que influyen al continente, que deberá decidir hasta dónde llega su solidaridad.

  5c8b57242300002f00e7f3ea

Merkel apuesta por la austeridad presupuestaria

Italia se enfrenta el próximo 2 de octubre a un referéndum sobre su reforma constitucional, Francia tiene cerca ya las presidenciales mientras sigue sumergida en fortalecer su seguridad y en frenar a Le Pen, la rebaja de la calificación de Portugal puede obligar al país a pedir otro rescate -con la duda de que Alemania lo apruebe-, y falta por ver si Grecia aplica o no las reformas económicas que la UE le exige para evitar una nueva crisis de liquidez.

Ante esta situación, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, instó el pasado lunes a completar la construcción del mercado único de la Unión Europea y apostó por una mayor integración de sus miembros y por compartir la soberanía europea. "La construcción de una Europa unida es esencial para asegurar la paz, el progreso y la justicia social", sentenció.

Seguro que Juncker se manifiesta en esa línea de exigir unidad, pero no sólo en lo que a la economía, terrorismo o política se refiere, sino también en política económica y social, con especial atención a la lucha contra el paro juvenil. El reto, de nuevo, pasa por ver si los 27 están dispuestos a ello.