Hillary Clinton arrolla a Donald Trump en el primer debate presidencial en EEUU

Hillary Clinton arrolla a Donald Trump en el primer debate presidencial en EEUU

La pregunta antes del debate era clara: ¿sería capaz Hillary Clinton de batir a Donald Trump, que se mueve como pez en el agua en un plató de televisión? La respuesta es un rotundo sí, lo ha sido. La candidata demócrata se ha mostrado calmada, sabiendo cuándo tenía que atacar y cuándo tenía que callar y todo ello sin parar de sonreír. Por el contrario, su oponente republicano se ha mostrado incómodo, entrando en todos los desafíos de Clinton, pero sin saber responderlos para sumarse una victoria.

Se ha notado, y muy de lejos, cómo la ex secretaria de Estado había preparado bien el encuentro, mientras que el magnate no. Ella misma lo ha admitido, aprovechando su 'confesión' para lanzar uno de los múltiples 'dardos' que le ha dedicado a Trump: "Donald me ha criticado por haberme preparado el debate. Sí, lo he hecho. ¿Sabes qué más he hecho? Prepararme para ser presidenta". Así de contundente se ha mostrado durante la mayor parte de los 90 minutos que ha durado el encuentro, mientras que el magnate ha tratado de mantener la calma, pero ha tirado de frases hechas, respuestas caóticas y recursos habituales en sus mítines, para enganchar al votante, pero no para frenar a su oponente. La actitud del republicano ha permitido a Clinton mostrarse incluso altiva, reprocharle su falta de experiencia e incluso recriminarle que está donde está gracias a que su padre le dio "14 millones de dólares". Todo esto ha obligado a Trump a estar a la defensiva, con el ceño fruncido, y sin mucha capacidad para reaccionar.

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Clinton, vestida con un traje de chaqueta rojo, ha arrancado su intervención abogando por crear "una economía para todos" y destacando que para ello piensa hacer "que los más ricos paguen su parte justa". Así, ha asegurado que hay que "repartir los beneficios de las empresas, no solo para sus altos ejecutivos" y ha destacado que "la cuestión central de estas elecciones es qué tipo de país" será EEUU en el futuro.

La ex secretaria de Estado ha insistido en que trabajará para lograr el pago igualitario entre hombres y mujeres, la baja de paternidad pagada y el acceso universitario libre de deudas. "Hoy es el segundo cumpleaños de mi nieta, así que creo mucho en esto. En primer lugar, tenemos que construir una economía que funcione para todos, no sólo los que están arriba. Eso significa que necesitamos nuevos puestos de trabajo, buenos puestos de trabajo, con el aumento de los ingresos", ha asegurado.

Nada que ver ha tenido el comienzo de Trump, que vestía corbata azul y que, como de costumbre, ha mencionado a México en la primera frase de su primer debate con su rival demócrata, Hillary Clinton, con el fin de orientar la discusión hacia la fuga de empresas de EE.UU. buscando abaratar costes instalándose en otros países.

China fue el segundo país que ha mencionado el magnate y al que también ha culpado de la pérdida de empleos en estados del cinturón industrial de Estados Unidos, como Ohio y Michigan. "Tenemos que impedir que las empresas dejen (Estados Unidos)", ha afirmado Trump, quien ha reiterado su propuesta de imponer impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países y luego pretendan vender sus productos en territorio estadounidense.

Sin embargo, cada plan que el magnate anunciaba, Clinton lo desmontaba reprochándole su inexperiencia. "Estamos ante un hombre que cree que el cambio climático lo ha inventado China", ha dicho entre risas. "Yo nunca he dicho eso", le ha respondido él. Claro que acto seguido, Twitter le ha recordado cómo no sólo lo dijo, sino que además lo tuiteó:

Ha habido guerra sucia, pero no tan fuerte como quizá era de esperar al tratarse de Trump. No se ha hablado del caso Lewinsky, ni de la Fundación Clinton, que el magnate ha sacado en varios de sus mítines, pero sí se ha servido de la polémica de los emails para cubrirse las espaldas. Así, el candidato republicano a la Casa Blanca se ha comprometido a publicar su declaración de impuestos contra la voluntad de sus abogados sólo si su rival divulga los correos electrónicos de sus servidores privados.

El magnate neoyorquino se ha negado hasta ahora a publicar su declaración de impuestos aunque ha asegurado que la expondrá al escrutinio público cuando el servicio de recaudación de impuestos (IRS), la Hacienda de EEUU, acabe de auditarlos. "Publicaré mis impuestos, en contra de los deseos de mis abogados, cuando ella publique los 30.000 correos que ha borrado", ha sentenciado Trump. De esta manera ha aprovechado para atacar a Clinton por el uso que hizo de servidores de correo electrónicos privados para asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013). Sin embargo, esta vez con semblante más serio, la candidata demócrata ha vuelto a reiterar que no pondrá "excusas en este asunto" y que es consciente de que se equivocó.

Ambos se han acusado de distorsionar la verdad y de mentir y han instado a los espectadores a visitar sus respectivas páginas web para revisar los hechos. "Tengo la sensación de que me van a culpar de todo", ha afirmado Clinton -sirviéndose de esa ironía que tan bien le ha funcionado este lunes-, a lo que Trump ha respondido con un: "¿Por qué no?".

La ex secretaria de Estado ha insistido en que su oponente "oculta algo" porque o es "menos rico de lo que dice", o "no da dinero a la filantropía", o no paga impuestos. Es más, ha criticado a Trump por no pagar a algunas de las personas contratadas por su empresa. Para demostrar su argumento ha dicho que se reunió con "muchas personas" que habían sido engañadas por su rival, a lo que Trump ha respondido que estos incidentes tuvieron lugar cuando los trabajos habían sido insatisfactorios.

El magnate inmobiliario ha criticado a Clinton por sus políticas comerciales y ha dicho que la ex primera dama aprobaría un controvertido acuerdo comercial con países asiáticos a pesar de que se ha opuesto al pacto como candidata. "Tú estabas totalmente a favor de él, luego escuchaste lo que yo estaba diciendo, sobre lo malo que es, y dijiste, 'bueno, no puedo ganar ese debate', pero sabes que si llegas a ganar, lo aprobarías", ha asegurado Trump, críticas que Clinton ha rechazado.

Bueno, Donald, yo sé que tu vives en tu propia realidad

"Bueno, Donald, yo sé que tu vives en tu propia realidad, pero esos no son los hechos", ha sostenido la demócrata, protagonizando uno de los momentos clave del debate.

Consciente de que estaba perdiendo las riendas del encuentro, Trump se ha escudado en que tiene "mucho más criterio que ella" y un temperamento "mucho mejor". Atónita, dado que es precisamente lo que más se le reprocha al republicano, Clinton se ha limitado a decir: "¡Uh! Ok, hablemos de cosas importantes", robando las risas de los asistentes (a pesar de que estaba prohibido).

A partir de ahí, Clinton ha tomado las riendas de lo que quedaba de debate, poniendo el sexismo sobre la mesa al recordar cómo "Donald" ha llamado a las mujeres "cerdas, feas" y recordándole el caso de la Miss Universo venezolana Alicia Machado por los comentarios ofensivos que Trump le dedicó. "La mujer que usted llamó "Señorita Piggy” tiene nombre: Alicia Machado", y votará en noviembre.

La respuesta de la mujer no se ha hecho esperar y ha anunciado en su cuenta que votará por ella:

Clinton también ha recordado a Trump cómo apoyó la guerra de Irak, algo que él ha negado categóricamente. En ese momento, el moderador del debate de la cadena televisiva NBC, Lester Holt, ha hecho una de las pocas intervenciones del encuentro para recordar que en 2002, antes del inicio de la guerra, Trump mostró su apoyo a la guerra en una entrevista. El magnate respondió que eso es un "sinsentido" inventado por "la prensa dominante". En esa entrevista, preguntado por si apoyaba la intervención, Trump dijo: "Supongo que sí", una afirmación que ahora ha querido reconvertir en un "quién sabe".

Aprovechando la temática en política exterior, el magnate ha manifestado que a su oponente le falta fuerza para gobernar. "Cuando él viaje a 120 países o testifique 11 horas puede hablarme de energía", le ha respondido sin inmutarse.

Por si todo esto fuera poco para Trump, todavía le quedaba por vivir el que ha sido uno de los momentos más favorable a la demócrata: cuando le ha recordado la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia. Finalmente, y no sin reticencias, el magnate neoyorquino reconoció hace unas semanas que Obama había nacido en Hawai, aunque durante el debate se ha reservado el "crédito" de haber logrado que hiciera pública su partida de nacimiento. "Simplemente escuchen lo que dice Trump", replicó, de nuevo, con sarcasmo Clinton.

Así ha concluido el primer debate, marcado por una estrategia clara de la demócrata: dejar a Trump ser Trump y desmontar cada uno de sus mitos. El segundo 'round', el próximo 9 de octubre.