Rajoy se agarra al "diálogo" para aguantar cuatro años

Rajoy se agarra al "diálogo" para aguantar cuatro años

Cuarenta y ocho minutos. El presidente en funciones del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pronunciado este miércoles el discurso de investidura que llevaba esperando más de 300 días con el horizonte del ‘sí’, pero asumiendo públicamente las dificultades de la legislatura y haciendo un llamada al acuerdo y al diálogo con otras fuerzas políticas.

Era el segundo examen ante la Cámara Baja del candidato popular este mismo año. Y el líder del PP ha evitado repetir casi todo lo escuchado el pasado 30 de agosto. Hoy tenía ganas de dejar claro que al final el tiempo le ha dado la razón de que era la única alternativa “razonable” y que ofrece un Gobierno “duradero, estable, sólido y tranquilizador”.

El presidente se ha mostrado consciente de que se abre una “nueva etapa” con un Gobierno en minoría y ha recalcado que será un Ejecutivo “abierto al diálogo”. “Sabré interpretar lo que han dicho los españoles”, ha argumentado a Rajoy, quien ha trasladado a los parlamentarios que no le faltará tiempo para atender sus peticiones.

"EL GOBIERNO NO PUEDE SER UN TRÁMITE"

Llamadas al diálogo, al acuerdo, a los pactos. Siempre bajo la consigna de “por el bien de España”. Pero en la hoja de ruta marcada por Rajoy ha pedido también el mismo “compromiso” a los otros partidos -especialmente al PSOE y a Ciudadanos-. Es decir, a pesar de la complicada legislatura que llega, el popular quiere llegar hasta el final.

Esa intención de aguantar los cuatro años se ha visto en su oferta a los otros partidos de grandes reformas que no solo duren una legislatura, sino que pervivan durante “generaciones”. Ahí ha situado Rajoy temas como las pensiones, la financiación autonómica, el modelo educativo, el diálogo social y la lucha contra la corrupción. Mensaje captado por todos y apuntillado por expresiones como que el Ejecutivo “no puede ser un mero trámite”.

Sus diputados le han aplaudido y jaleado en varias ocasiones. Por fin reina el alivio en la bancada popular, y a ratos la euforia. En el otro extremo, los socialistas miraban desganados, algunos hacia abajo, consultando sus móviles. Rajoy ha evitado referirse directamente a la decisión del PSOE de abstenerse, pero ha reconocido que se han “producido cambios” que “mejoran la situación política” en los últimos meses.

Aunque no nombraba a los socialistas, las mayorías de las intenciones de Rajoy requieren del apoyo del PSOE. Por eso, ha lanzado la idea de que los diputados dejen a un lado sus “confrontaciones ideológicas” ante la “excepcionalidad de las circunstancias. “Una situación inédita sin precedentes”, ha precisado.

SIN LÍDER DE LA OPOSICIÓN Y MIRANDO A LOS PRESUPUESTOS

Todo esto lo decía sin un líder claro en la oposición. En la tercera fila del Hemiciclo le escuchaba el exsecretario general del PSOE Pedro Sánchez, que ha reaparecido en la Cámara tras su dimisión el pasado uno de octubre. Él votará mañana ‘no’ a Rajoy, como el resto de socialistas. Lo que no se sabe es que hará el sábado, momento en el que el PSOE se abstendrá.

La sesión de investidura tiene sus propios códigos. Tras este discurso de Rajoy, este jueves a partir de las 9.00 horas llegarán los ‘cara a cara’ con los portavoces parlamentarios. La votación se producirá por la tarde y el candidato popular no tendrá mayoría absoluta (le apoyarán 170 parlamentarios del PP, Ciudadanos y CC). Entonces, habrá que ir a una segunda ronda 48 horas más tarde -el sábado-. El aspirante logrará la investidura porque se abstendrá el PSOE y conseguirá mayoría simple.

Los socialistas viven unos complicado días internos. La resolución del Comité Federal establece que la abstención debe ser aplicada en bloque por los 84 diputados. Pero cada día crece la rebelión interna. Los siete diputados del PSC lo desobedecerán, al igual que otros parlamentarios como Susana Sumelzo, Margarita Robles y Odón Elorza.

Por eso, ha llamado a poner los intereses de España por encima de los de los partidos. Rajoy sabe de las dificultades que tendrá a partir de ahora para aprobar leyes. Una de las primeras cosas que hará será la aprobación de los objetivos de déficit y el límite de deuda. Pero, sobre todo, en su mente tiene los Presupuestos Generales del Estado. “Son la pieza clave de la política económica de nuestro país”, ha avisado.

LOS RETOS DEL NUEVO GOBIERNO

En este intento de acercar a PSOE y Ciudadanos a su acción de Gobierno ha dedicado una parte importante del discurso al “reto más graves que tiene España”: el desafío secesionista de Cataluña.

Rajoy ha defendido que durante estos años ha mantenido “disposición” al diálogo con la Generalitat y ha avanzado que está “dispuesto a buscar fórmulas que acomoden mejor la necesaria solidaridad interterterritorial”. "Pero el primer paso hacia soluciones que sean más justas pasa por el respeto a la legalidad y a los derechos de todos los españoles”, ha avisado.

En el sensible tema autonómica, Rajoy ha anunciado que tiene la intención de empezar a preparar la convocatoria de la Conferencia de Presidentes para abordar la revisión de la financiación autonómica. Un tema que implica especialmente al PP y al PSOE, pues son los partidos con mayor número de gobiernos regionales.

Entre estas próximas tareas, también ha fijado la convocatoria del Pacto de Toledo para analizar el sistema de pensiones.

Rajoy ya ha cumplido el trámite del discurso. Una llamada al diálogo que no ha convencido a los otros partidos, según han confesado sus portavoces posteriormente. Pero ya no hace falta seducir. Los socialista ya juegan en el terreno del ‘mal menor’.

"Ha nacido el Rajoy pactista, el Rajoy dialogante, pero llega tarde", ha dicho ante los periodistas la diputada Isabel Rodríguez (PSOE). Desde Ciudadanos, Juan Carlos Girauta han presumido de que el PP asuma ahora sus cambios y su hoja de ruta. E Íñigo Errejón (Podemos) ha lamentado que era un capítulo más del “golpe palaciego” de Ferraz y que se ha instaurado ya la “triple alianza” PP-PSOE-Ciudadanos.

Se acabaron los discursos de investidura -por unos meses al menos-. En el PP ya piensan más en los miembros del futuro Gobierno. Por lo que pueda pasar, María Dolores de Cospedal era la primera en besar a su jefe nada más llegar al Hemiciclo. En unos días sabrá lo que le depara el futuro.