La historia de los artesanos españoles que hicieron la guitarra de Leonard Cohen

La historia de los artesanos españoles que hicieron la guitarra de Leonard Cohen

DOCUMENTAL 'EL TIEMPO DE LOS GUITARREROS'

"Tengo una guitarra Conde que está hecha en el gran taller de la calle Gravina 7, en España. Es un instrumento que adquirí hace más de 40 años". Esa era la manera en la que Leonard Cohen, fallecido este jueves a los 82 años, aprovechaba el discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2011 para agradecer su dedicación y trabajo a los artesanos españoles que construyeron una de sus guitarras. Pero, ¿quiénes son los creadores del instrumento que mencionaba con tanto cariño?

Este capítulo hizo que la familia Conde, de larga tradición artesana, viera cómo el mundo giraba la cabeza hacia su taller que, paradojas de la vida, ya no estaba en la calle Gravina 7, como dijo el artista. Hoy, una vez más, con la muerte del poeta, compositor e intérprete, el mundo vuelve a interesarse por este centenario taller que se trasladó del barrio de Chueca en Madrid al de Ópera y que actualmente está situado en la calle Arrieta 4. Tras su puerta trabaja la quinta generación de la familia Conde, un trío de artistas formado por Felipe Conde y sus dos hijos, María y Felipe. Juntos han querido seguir la tradición y continuar creando guitarras de forma dedicada, cercana y en constante contacto con los artistas. Por su taller han pasado grandes nombres: no sólo crearon la guitarra de Cohen, sino la de muchos otros como Paco de Lucía, Bob Dylan, Lenny Kravitz, Camarón de la Isla o los Habichuela.

Luthieres, guitarreros... distintos nombres para designar una profesión poco conocida pero que el propio Leonard Cohen puso en valor. Aman su trabajo y lo defienden con orgullo, como se puede observar en el documental El tiempo de los guitarreros, de Jorge Guerrero.

Se entiende que Cohen mostrara en su discurso tanta veneración por uno de los instrumentos que le ayudaron a alzarse como artista. Con esa guitarra, más que música, creaba arte. De ahí que en su discurso de los Príncipe de Asturias, igual que en las letras de sus canciones, evocase imágenes poéticas:

"La saqué de la caja, la alcé, y era como si estuviera llena de helio, era muy ligera. Y me la acerqué a la cara, miré de cerca el rosetón, tan bellamente diseñado, y aspiré la fragancia de la madera viva. Ya saben que la madera nunca llega a morir. Y olí la fragancia del cedro, tan fresco como si fuera el primer día, cuando la compré. Y una voz parecía decirme: “Eres un hombre viejo y no has dado las gracias, no has devuelto tu gratitud a la tierra de donde surgió esta fragancia”. Así que vengo hoy, aquí, esta noche, a agradecer a la tierra y al alma de este pueblo que me ha dado tanto. Porque sé que un hombre no es un carnet de identidad y un país no es solo la calificación de su deuda"

Sus palabras serán para estos artesanos la mejor retribución a su trabajo y una prueba sincera de gratitud que permanecerá inalterable: porque Cohen, como la madera a la que se refería, nunca llegará a morir.

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