25 cosas que hacían tu madre o tu abuela y que hoy son impensables

25 cosas que hacían tu madre o tu abuela y que hoy son impensables

Debemos mucho a las generaciones de nuestras madres y abuelas. Es lo primero que piensa alguien que haya nacido después de los 70 al acabar de leer el libro Tal como éramos: las niñas que fuimos y las mujeres que somos (ed. Edaf) de María Pilar Queralt del Hierro. Se trata de un recorrido nostálgico por los cambios del mundo femenino en España desde los años 50 que narra cómo vivían muchas de las mujeres de entonces.

Los Chiripitifláuticos, La bola de cristal, la Enciclopedia Álvarez, la Sección Femenina y su guía para ser una buena esposa, la muñeca Mariquita Pérez... Son algunos de los recuerdos que enumera Queralt del Hierro, nacida en 1954, hasta llegar a lo que ella llama "el gran cambio" producido a partir de los años 60, cuando se celebraron las primeras elecciones libres desde la II República (1977), tuvo lugar la revuelta de mayo del 68 en París, las mujeres salieron a la calle para conquistar sus derechos y comenzaron a ponerse minifaldas o a tomar píldoras anticonceptivas.

Estas son algunas de las cosas que vivía la población femenina de entonces y que hoy serían inimaginables:

  • El colegio era exclusivamente femenino. "Éramos todo niñas que pensábamos lo mismo, faltaba el contacto masculino", explica la autora a El Huffington Post.

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  • Toda enseñanza estaba enfocada a ser madres y esposas. "Se llegaba a decir que tenías que estudiar para darle brillo a tu marido y ser una buena esposa", recuerda la escritora, que iba a un colegio de monjas ("unas monjas bastante avanzadas"). "Aunque más tarde, cuando crecimos, fuimos nosotras las que nos rebelamos contra esto".

  • La enseñanza era confesional.

  • Cuando se puso de moda la minifalda, los colegios tomaron duras medidas: "Hacían a las chicas arrodillarse para ver si la falda tocaba el suelo y así medirla".

  • Las niñas tenían una asignatura llamada Labores y Economía Doméstica, mientras que para ellos se insistía en la Formación Política y el deporte.

  • Las niñas hacían gimnasia con bombachos, falda y blusa metida por dentro. "Nos decían que no podíamos perder la feminidad en los movimientos pero, ¿cómo se puede no perder la feminidad haciendo una voltereta?", se pregunta Queralt del Hierro entre risas. La Sección Femenina era la encargada de supervisar estas prácticas en las escuelas de niñas.

  • Había una asignatura llamada Historia Sagrada. Trataba desde el Antiguo al Nuevo Testamento. "Adán y Eva, Caín y Abel, el sacrificio de Isaac, la epopeya de Moisés en busca de la Tierra Prometida...", son algunos de los temas que se estudiaban. Aunque más tarde estas enseñanzas ayudaron a que las alumnas pudiesen entender determinadas metáforas u obras de arte.

  • En la asignatura de Música aprendían himnos tradicionales de Falange y las JONS como el Cara al sol, Prietas las filas o Montañas Nevadas.

  • Las niñas cuyas familias no se suponían adictas al régimen eran señaladas como "hijas de rojos" y sólo bien entrados los 50 pudieron gozar de igualdad de oportunidades para ser becadas.

  • "Cuando éramos pequeñas, era muy importante la exaltación de la virginidad", cuenta Queralt del Hierro.

  • Las niñas debían hacer también las tareas de la casa. "Hacíamos la cama y la cena a los hermanos, entre otras cosas".

  • La autora revela que es de la primera generación de mujeres en la que los maridos también se hicieron cargo de muchas cosas: "Algunos hombres también hicieron un esfuerzo en este cambio".

  • La Sección Femenina adoctrinaba a las jóvenes con el fin de convertirlas en esposas modelos. Para ello tenía una serie de fichas que indicaban cuál debía ser su comportamiento con su marido. Algunas decían lo siguiente:

"Hazlo sentir a sus anchas. Deja que se acomode en un sillón o se recueste en la habitación. Ten una bebida caliente lista para él. Arregla su almohada y ofrece quitarle sus zapatos. Habla con voz suave y placentera".

"¡No te quejes! No lo satures con problemas insignificantes. Cualquier problema tuyo, es un pequeño detalle comparado con lo que él tuvo que pasar".

"Hazlo sentir en el paraíso. Durante los meses más fríos del año debes preparar la chimenea antes de su llegada. Tu marido sentirá que ha llegado a su paraíso de descanso y orden. Esto te levantará el ánimo a ti también"

Aquí puedes leer más sobre la guía para ser buena mujer de la Sección Femenina.

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Clase de bordado de la Sección Femenina

  • La separación en los matrimonios era impensable. Cuando una mujer se separaba era juzgada por su entorno y siempre tenía que estar bajo la tutela de un varón.

  • La mujer tenía que pedir permiso al hombre para viajar, trabajar, abrir una cuenta en un banco y otras muchas actividades.

  • La maternidad era la culminación de la vida de una mujer. A veces, si no podían tener hijos, las mujeres no se planteaban ni casarse.

UNIVERSIDAD Y JUVENTUD

  • "Una vez que llegabas a la universidad abrías los ojos", cuenta la autora, "te enterabas de Mayo del 68 y de la Historia española". En el colegio tocaban esta asignatura de forma muy básica y en la mayoría de las familias no se hablaba del tema. "Se prefería olvidar".

  • Hasta los años 70 no había apenas discotecas. "Las fiestas eran guateques en las casas con lentos o rápidos. Luego llegó la batalla de los Brincos vs los Bravos".

  • Hacían todos los trabajos consultando la enciclopedia y fuentes documentales. Por ejemplo, los estudiantes de Derecho tenían que ir a escuchar los juicios al no tener las sentencias a primera mano como ahora con Internet.

EN EL HOGAR

  • En los años 50 el trabajo era algo lejano para las mujeres casadas. "Sólo podía trabajar fuera del hogar una mujer viuda o soltera", señala Queralt del Hierro, "toda mujer que se preciara debía ocupar su tiempo en las tareas domésticas y su vida social se limitaba a la de figura decorativa junto a su marido". Por eso las niñas se educaban para cumplir ese papel de adultas.

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  • La Sección Femenina de Falange se disolvió en 1977. “Pretendía hacer de toda niña una futura madre y esposa”, explica la autora.

  • Fregaban y enceraban arrodilladas.

  • En la revista oficial de la Sección Femenina se señalaba que “una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad, tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de casa. Solamente la limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo eficacísimo. Aún más si se piensa en los movimientos que son necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar los cristales, sacudir los trajes, con ello se realizan tantos movimientos de cultura física que, aun cuando no tienen como finalidad la estética del cuerpo, son igualmente eficacísimos precisamente para este fin”.

  • Una imagen vale más que mil palabras...

  • Había hasta un anuncio en el que si la mujer no tenía las zapatillas preparadas para el marido, éste le pegaba.

Durante los años sesenta la cosa empezó a cambiar. "Empezaron a abrirse más fronteras... Llegaron los viajes al extranjero u otras culturas como la anglosajona con Los Beatles", señala Queralt del Hierro. Ella fue una de las mujeres protagonistas de esta gigantesca transición y hoy vive en una sociedad en la que, aunque sigan consolidados la desigualdad y el patriarcado, las mujeres han avanzado mucho y tienen más oportunidades de ser independientes, más reconocimiento, acceden a más puestos de trabajo —aunque los de dirección y las instituciones siguen conquistados por los hombres—, etc.

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María Pilar Queralt del Hierro, autora de 'Tal como éramos'

A pesar de que haya cosas que para las jóvenes de hoy son impensables, la autora señala que su infancia fue una época "feliz" y escribe este libro desde la nostalgia. "Nosotras no éramos conscientes de lo limitadas que estábamos y aceptábamos todo esto con total naturalidad", cuenta."Es cierto que era una España gris, pero tuvimos mucho más que nuestros padres". Por eso, con Tal como éramos, ha querido "homenajear a las mujeres de esa generación. No sólo en España, sino en todo el mundo... Teníamos muchas barreras, y por eso es necesario el reconocimiento".

Sin embargo hay algo que echa especialmente de menos: "La solidaridad". Opina que "la sociedad es muy individualista. Hemos perdido la empatía y eso nos deshumaniza un poco".

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