20-D (un año después)

20-D (un año después)

EL HUFFPOST

España iba a las urnas justo hace un año. Todos esperaban el 20 de diciembre con una mezcla de incertidumbre e ilusión. Era la puesta de largo del nuevo sistema ‘cuatripartidista’ que se había ido forjado desde las elecciones europeas de 2014. Un país con una política hipervitaminada, que vivía a golpe de encuestas. Con la sensación de un gran cambio. El resultado: 365 días después Mariano Rajoy sigue siendo el presidente del Gobierno.

Lo que no sabían en aquel momento los españoles es que tendrían que ir a votar seis meses después, que el PSOE liquidaría a su líder diez meses después, que Ciudadanos bajaría de los cielos demoscópicos, que Podemos entraría en una guerra interna entre los amiguísimos Pablo Iglesias e Íñigo Errejón… ¿Cómo están los partidos un año después?

LA PIEL DE ELEFANTE DE RAJOY

Los populares siguen en La Moncloa. Objetivo cumplido. A pesar de las durísimas medidas de la anterior legislatura, el PP ha conseguido conservar el poder. Y no todos en privado confiaban en lograrlo, especialmente después de la renuncia de Rajoy a presentarse a la investidura y el intento de Pedro Sánchez junto a Ciudadanos. En las filas populares, según fuentes del partido, hubo nervios por la estrategia y ante la posibilidad de que el PSOE lo lograra. Al final, todos le han dado la razón al jefe.

Rajoy celebra este aniversario electoral con el partido totalmente controlado y preparando el congreso de febrero, cuyo principal debate será si mantiene a María Dolores de Cospedal como secretaria general tras su entrada en el Ministerio de Defensa. El jefe del Ejecutivo ha conseguido placar temas que le incomodan, como la elección del presidente del partido vía primarias. Los populares eligen estos días a los compromisarios que participarán en el cónclave y organizando también los regionales para tener renovado ya en primavera todo el partido por lo que pueda pasar.

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El presidente ha repartido cartas también con su nuevo Gobierno. Es consciente de que se empieza a jugar el partido de su sucesión y en el campo se mueven ya Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Núñez Feijóo, Alfonso Alonso, Cristina Cifuentes y Cospedal, entre otros. Él por ahora no emite señales en público y, de vez en cuando, recuerda (aunque sea en supuestos lapsus) que puede todavía convocar elecciones a partir de mayo. En ese caso, con el congreso ya celebrado, sería automáticamente el candidato.

Pero el presidente tiene ahora dos preocupaciones principalmente en la cabeza: la estabilidad parlamentaria y Cataluña. Rajoy tiene que negociar cada una de las propuestas que lleva a las Cámaras, consciente de que la oposición se une en temas muy simbólicos -como la reforma laboral o la Lomce-. No obstante, en el PP también saben que tienen el arma de esa convocatoria electoral y que sus rivales están en peor situación si van a las urnas.

En el PP han bautizado esto como los “martes de pasión y los jueves de gloria”. El primer día lo pasan mal en el Congreso, cuando la oposición presenta y aprueba iniciativas -especialmente a través de proposiciones no de ley, que no son de obligado cumplimiento-, pero los jueves por la mañana suele sacar adelante el Gobierno los proyectos que presenta. Esto ha sucedido, por ejemplo, con los objetivos de deuda y déficit.

UN CATÁRTICO PSOE BUSCA LÍDER

Para pasión, la del PSOE un año después del 20-D. Los socialistas no tienen ni líder en estos momentos y viven un proceso de sucesión sin fecha para el propio congreso. Muchos en el partido ahora reflexionan sobre los días posteriores a esas elecciones y si hubiera sido mejor que los barones hubieran forzado la salida de Sánchez aquella Navidad para haberse evitado los cruentos meses posteriores.

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Nadie tiene el diagnóstico. Los cercanos a la gestora y a Susana Díaz, según fuentes socialistas, sostienen que el partido está mejor de lo que muchos creen y que empieza a recuperarse tras la etapa de Sánchez. Los partidarios del exsecretario general hablan de una dirección “ilegal” y de la necesidad de convocar de manera urgente primarias y el congreso del partido.

En la familia socialista se observan estos días los movimientos de todos, a la espera de que alguien dé un paso al frente. Por el momento, Sánchez ha iniciado una tournée por distintas agrupaciones para clamar por un modelo diferente de partido e intentar aglutinar el descontento de muchos militantes. No quiere hablar de candidatura hasta que se oficialicen las fechas. No obstante, sus barones afines empiezan a plantearse la idoneidad del madrileño para dar la batalla final frente a los oficialistas.

La otra gran favorita para la lucha es Díaz, que se deja querer y protagoniza actos fuera de Andalucía de cara al congreso. Por el momento, recibe el apoyo de pesos pesados como José Luis Rodríguez Zapatero e intenta ‘coser’ su imagen, dañada tras el brutal Comité Federal del uno de octubre. Alrededor de ella se pelea también con la intención de que haya un congreso con una única candidatura. Patxi López observa la carrera y deja que su nombre se asocie a una tercera vía para el consenso.

Los socialistas está intentando recuperar su imagen a través de la “oposición útil” en el Parlamento y arrogándose medidas forzadas como la subida del salario mínimo, la relajación del objetivo de déficit para las autonomías y la paralización de las reválidas. Una labor, que según los críticos, nunca calará entre la sociedad al tener como rostro a Antonio Hernando, un hombre “marcado” por su viraje del “no es no” a la abstención.

PODEMOS SE AGRIETA: IGLESIAS VS. ERREJÓN

Las divisiones también empiezan a aflorar en público en Podemos. Dos almas que cada día se separan más: los pablistas y los errejonistas. Estas fricciones precisamente tienen que ver con los resultados electorales y los efectos del 20-D y el 26-J. Doce meses después, el líder de Podemos quiere volver a los orígenes, a la calle, a un partido más combativo, más rebelde, más duro. En cambio, su ‘número dos’ cree que esto es un error, que hay que ser más transversales, no caer en una imagen cercana a Izquierda Unida.

Podemos está en plena fase de preparación de su asamblea, conocida como Vistalegre II. Estos trabajos se han convertido en campo de batalla de las dos principales facciones, aunque también están reclamando su hueco los anticapitalistas.

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Hasta este martes, los más de 436.000 inscritos en Podemos pueden participar en la consulta para elegir el sistema de votación de Vistalegre. Iglesias quiere que se decidan de forma conjunta los proyectos políticos y las candidaturas, mientras que Errejón quiere separar los dos debates. El resultado se dará a conocer el miércoles y servirá para saber las fuerzas internas que tiene cada uno de los líderes.

Y es que Podemos busca su sitio en la oposición. En este año ha tenido que digerir no haber logrado el sorpasso al PSOE, que era su gran objetivo electoral. Los afines a Iglesias creen que se debe a la campaña diseñada por Errejón a base de “sonrisas” para alejar la imagen de duro de Iglesias. La dirección teme ahora perder su esencia inicial y que su papel se desdibuje en el Congreso.

Otro de los fenómenos echando la vista atrás es la absorción de IU en Podemos. En aquellas elecciones, los de Alberto Garzón lideraban una lista en la que confluyeron otros partidos de izquierdas. El 26-J se integraron en Unidos Podemos y el malagueño fue de ‘número cinco’ de la lista. Hoy apenas se hace oír como ente propio en el panorama político nacional.

RIVERA YA SABE LO QUE ES UNA CRÍTICA

A aquella noche electoral llegó ensalzado por las encuestas Albert Rivera, cuyos Ciudadanos parecían llamados a lo más alto. Ahora asumen su papel para sustentar gobiernos y empiezan a plantearse entrar en ejecutivos regionales también. En febrero además celebrarán su asamblea con Rivera como gran favorito para ser seguir como presidente.

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De todas formas, las aguas de Ciudadanos empiezan a removerse con la aparición de focos críticos internos en torno a la eurodiputada Carolina Punset y a la plataforma TranC’sparencia. Fuentes cercanas a Rivera consideran que el actual líder no tendrá apenas problemas en la asamblea y creen que ha salido reforzado del último Consejo General al aprobar sus propuestas de reforma de los estatutos.

Lo que no termina de cuajar es la relación entre el PP y Ciudadanos. Una pareja de hecho, con problemas para entenderse. Tras la investidura, Rajoy y los suyos han dedicado más tiempo a intentar lograr apoyos del PSOE -con los que suman diputados suficientes para sacar leyes- y C’s se ha visto relegado a un papel más secundario del que se esperaba.

Mucho ha cambiado la política en un año. Pero Rajoy no ha cambiado de despacho. ¿Y alguien se acuerda de UPyD?

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