¿No hay salida del Hotel Europa?

¿No hay salida del Hotel Europa?

EFE

“Puedes hacer el check out cuando quieras pero nunca te podrás marchar”, dice el verso final de la mítica canción Hotel California, compuesta por The Eagles en 1976 y convertida ahora en la mejor metáfora para explicar el incierto camino de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Pasados más de seis meses desde la celebración del referéndum por el que los británicos decidieron romper con la Unión, el proceso de divorcio no ha comenzado y nadie sabe cuándo ni cómo el Reino Unido logrará materializar su deseo.

Nada está siendo fácil como aventuraron los partidarios del Brexit durante el referéndum. Dimitido David Cameron en las primeras horas de aquella mañana soleada del 24 de junio – ahora, alejado de su espinoso legado, se dedica a dar charlas con las que gana en una hora lo mismo que por todo un año como primer ministro – su sucesora Theresa May ha anunciado que invocará el famoso artículo 50 a finales de marzo. Será entonces, nueve meses después del referéndum, la primera vez que el gobierno británico comunique oficialmente su petición de salida a la Unión Europea.

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David Cameron

Durante la campaña se especuló con que la invocación del artículo sería inmediata o quizás se produciría en las semanas posteriores. Pero no ha sido tan rápido. La razón es fácilmente comprensible: activar el artículo 50 podrá en marcha el cronómetro de salida y la teórica irreversibilidad de la ruptura. El plazo para concluir las negociaciones será de dos años, aunque el tiempo real para negociar será menor: 18 meses o quizás menos (descontado el tiempo necesario para que parlamentos nacionales y el Parlamento Europeo ratifiquen lo acordado y los europeos respondan a la comunicación inicial del gobierno de May).

Es posible, aunque poco probable, que se produzca una prórroga, pero sólo en caso de que todas las partes – nada menos que 28 Estados – se pongan de acuerdo. Esta opción crearía un escenario con tintes surrealistas: elecciones europeas en mayo de 2019 con Reino Unido todavía dentro de la Unión Europea y supuestamente llamado a elegir a sus propios representantes ante el Parlamento Europeo.

Es más probable que las partes firmen un acuerdo transitorio que permita ganar tiempo y evitar el barranco que supondría para los británicos salir de la Unión de la noche a la mañana sin tener cerradas nuevas normas para regular sus relaciones con su principal socio comercial. Reino Unido exporta más a Irlanda que a China; más a Suecia que a Brasil o India. Frente al 10% de las exportaciones europeas que tienen como destino el Reino Unido, para los británicos la cifra alcanza el 44%, un mercado de 500 millones de consumidores.

Es imposible que se negocien todos los asuntos del divorcio en el plazo de 18 de meses

“Es imposible que se negocien todos los asuntos del divorcio en el plazo de 18 de meses. El acuerdo transitorio deberá incluir innumerables asuntos. Pensemos en la forma en la que acceden los países a la UE: negociando capítulo por capítulo durante años o incluso décadas en algunos casos” ha expresado recientemente en Bruselas el profesor de la London School of Economics Iain Begg, ponente en una mesa redonda organizada con motivo del 25 aniversario del Instituto Europeo de la prestigiosa universidad británica.

Si hay un acuerdo transitorio, Reino Unido podría salir formalmente de la Unión Europea en 2019, pero en realidad nada podría cambiar durante un largo tiempo. Como advierte el analista Wolfgang Münchau en el Financial Times, “durante ese tiempo, nada cambiará demasiado. Reino Unido estaría formalmente fuera de la UE, pero seguiría pagando su contribución anual al presupuesto comunitario, seguiría el acceso al mercado único y seguiría habiendo libertad de circulación de personas”. Es decir, habría durante un largo tiempo Brexit sin realmente brexit, sin ninguna de las promesas que los partidarios de la ruptura expresaron en la campaña del referéndum.

Según dio a conocer la BBC, el embajador británico ante la Unión Europea, Ivan Rogers, transmitió a su gobierno que el tiempo para negociar un acuerdo comercial con los europeos podría llegar a 10 años. Dicha estimación sugiere que la fecha para un nuevo estatus británico en relación a la Unión Europea podría alcanzar el año 2029, 13 años después de la celebración del referéndum. En la misma línea, Paul de Grauwe, profesor de la LSE y ponente en el foro del Instituto Europeo, aseguró que “estos acuerdos son muy detallados, los tecnicismos son cada vez más intrusivos. Y llevará mucho tiempo, entre cinco y diez años. Y ese plazo necesitará un acuerdo transitorio”.

LA CUENTA, POR FAVOR

Sea cuando sea la fecha de salida, la factura para salir del Hotel Europa será cara.

Michel Barnier, el jefe negociador de los europeos, considera que la cifra podría alcanzar 60.000 millones de euros (una importante cantidad si se considera que la contribución anual del Reino Unido al presupuesto de la UE ronda los 12.000 millones

de euros). La cantidad responde a las obligaciones ya contraídas en el presupuesto europeo (que se organiza en periodos de 6 años y el actual abarca hasta 2020), a los gastos del personal laboral británico en las instituciones y a los pensionistas británicos

que han trabajado en la UE, entre otros factores.

La factura será uno de los principales asuntos que tratarán las negociaciones

La importante factura de salida y la posibilidad de que el Reino Unido siga contribuyendo al presupuesto de la UE el día de mañana –si decide continuar accediendo al Mercado Interno– producirá frustración en muchos votantes a los que los partidarios del Brexit les prometieron que los ahorros por la salida permitirían reforzar el presupuesto de la sanidad pública británica.

“La factura será uno de los principales asuntos que tratarán las negociaciones”, ha explicado Iain Begg. Si Reino Unido no está conforme con la factura, podría amenazar con no pagar, generando una crisis sin precedentes, sugiere el profesor Begg. “La

opción Trump podría incluir además otra amenaza: amagar con dar marcha atrás. Si no nos gustan cómo van las negociaciones, podemos dar marcha atrás. No hay nada en la legislación europea que impida esta opción. Se podría utilizar esta opción si hay un

cambio de gobierno o si quieres actuar con mala fe en las negociaciones para después volver a iniciarlas en otro momento”.