Cómo conseguir que la batería de tu iPhone no te abandone

Cómo conseguir que la batería de tu iPhone no te abandone

El cargador inalámbrico tiene la clave.

Pixabay

No recuerdo en qué momento ocurrió exactamente pero el móvil cada vez ocupó un protagonismo estelar en mi vida. Mi rutina diaria pasa por desactivar el 'modo avión' de mi iPhone 7 Plus y atender los correos electrónicos, repasar las redes sociales y ver las noticias. Poco después, un repaso a asuntos del trabajo —siempre utilizando el terminal— y tras esto escucho la radio en streaming de mi emisora favorita y paseo al perro con mis podcasts preferidos. Con este ritmo de utilización rápidamente comencé a terminar el día a duras penas con la carga de batería y hablamos de un móvil que tiene una batería de considerables dimensiones.

Así que pronto comencé a buscar soluciones: ¿usar menos el móvil? No era una opción. ¿Una batería externa? Se trataba de un parche que no solucionaba el problema de fondo y que, de alguna manera, coaccionaría la forma en la que utilizaba el móvil. Fue en esta búsqueda cuando di con una solución que nunca había imaginado: una funda-batería.

Había visto productos similares como la propia Smart Battery Case de Apple, ya funda que además de proteger el equipo lo dotaba de una batería adicional con la que poder terminar la jornada sin problemas, pero en mi caso me animé a comprar la Juice Air de Mophie en una promoción y lo hice, con franqueza, con muchas dudas. ¿No engordará demasiado el ya de por sí grande iPhone 7 Plus? ¿No estropeará en exceso la cuidada estética de Apple en este producto? Lo cierto es que aun habiendo algo o mucho de cierto en ambas reflexiones, venció la practicidad frente a lo puramente estético.

Llegó por fin la funda y el día del estreno: la coloqué y leí atentamente las recomendaciones del fabricante y tras cargarla por completo, únicamente la activé cuando la batería del iPhone llegaba al 20%. Pasaron los días y pronto me habitué a la estética y agarre de la nueva funda, pero lo mejor llegó en el apartado psicológico: la batería dejó de ser un problema para mí ya que con la carga extra de la funda tenía prácticamente para dos días lejos del enchufe. Pero pronto descubriría otra ventaja que sorprendentemente se me había pasado desapercibida: la carga inalámbrica.

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Me fijé que el embalaje del producto indicaba que estaba preparado para cargadores Qi y dio la casualidad de que tenía uno guardado de la época en la que utilizaba un Galaxy S6 Edge como móvil principal. ¿Funcionaría? Coloqué el iPhone con la funda sobre el cargador inalámbrico y tras un brevísimo momento escuché el pitido que anunciaba la carga. Sensacional. Pronto comencé a disfrutar de la comodidad de dejar el móvil sobre el cargador en la mesilla y olvidarme de revolver cables y ajustarlos al conector.

Me gustó tanto la experiencia que quise seguir tirando del hilo del Qi y la funda que no hace tanto miraba con recelo: adquirí un cargador inalámbrico imantado para el coche mediante el cual basta con colocar el iPhone sobre la placa magnética para lograr sujeción y carga sin ningún esfuerzo. Algo muy valioso, sobre todo, usando el móvil como navegador GPS. Y de esta manera y con muy poco esfuerzo, logré elevar la categoría de mi iPhone con prestaciones de las que ya disfrutan otros móviles pero que siguen —por el momento— ajenas al smartphone de Apple.

Este artículo fue escrito por Jose Mendiola para engadget.es

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