Un guardia civil evita por Twitter el suicidio de una chica víctima de acoso escolar

Un guardia civil evita por Twitter el suicidio de una chica víctima de acoso escolar

La menor lanzó un SOS en las redes y el agente verificó el caso, le proporcionó ayuda y ahora le hace seguimiento para garantizar su mejoría.

Getty Images / iStockphoto

"Soy psicólogo. Si necesitas ayuda, escríbeme en privado y te ayudaré en lo que pueda". Raúl Narváez no sólo el psicólogo, sino guardia civil. Con estas palabras, más dedicación y sentido común, este miembro de la Compañía de Seguridad Ciudadana de Ceuta ha logrado salvar del suicidio a una adolescente malagueña de tercero de la ESO que sufre acoso escolar. El agente, que compatibiliza su profesión con la actividad de community manager y responsable del área psicológica de la Unión de Oficiales del Instituto Armado, logró ganarse la confianza de la menor en las redes sociales y denunciar así un problema que, por fortuna en este caso, ya tiene solución.

Todo ocurrió la pasada semana, cuando Narváez volvía a Ceuta desde Madrid. Hacia las 23.30 horas, a bordo de un AVE que le llevaba a Málaga como escala previa en su viaje, lanzó a Twitter un mensaje de su asociación. "Guardias civiles como éstos han hecho y hacen grande a @guardiacivil ¡Viva la @guardiacivil! ¿Nos ayudas? #danosvalor", se leía, en un tuit acompañado de imágenes en blanco y negro de varios rescates de la Benemérita.

Con su mensaje pretendía dar a conocer el proyecto Danosvalor, pero obtuvo una respuesta que no esperaba: una presunta víctima de acoso escolar que tenía la intención de suicidarse le contestó, en una llamada de ayuda que buscaba eco desesperadamente. "La chica pensaría que era una cuenta oficial o algo así. Tuve la duda de si me tomaban el pelo, pero preferí confiar en ella porque era importante. A través de esta red social, confirmé que sus mensajes mostraban tristeza y desesperación", explica Narváez, quien actuó a título personal, como explica El Confidencial, el medio que adelantó esta tremenda historia.

(Puedes seguir leyendo tras el tuit...).

Empezamos entonces a hablar por mensajes directos y al final la conversación se alargó durante casi tres horas. "No quería dejarla sola, me daba miedo que tomara una decisión equivocada", explica el guardia. Según este experto (aunque su labor profesional tiene más que ver con "salvaguardar el perímetro fronterizo y la seguridad pública"), lo primero que hay que hacer en estos casos es tranquilizar y no minusvalorar el riesgo. Su objetivo era claro: lograr que la joven se acostara, que durmiera un poco, que no hiciera tonterías. "No quería dejarla sola hasta verla tranquila. Después, esa noche, no dormí nada", reconoce.

Una vez afrontada la primera fase del problema, tocaba ocuparse de la segunda. A primera hora de la mañana siguiente, Narváez contactó con el centro de la joven en un pueblo de Málaga y explicó a la psicóloga el problema. Ella era ya consciente de que procedía de una familia desestructurada y tenía ciertos déficits de aprendizaje, pero no sabía ni del caso de bullying ni de sus tendencias autolesivas. Los mensajes que le entregó al agente eran muy graves, como puedes ver en el tuit de más arriba. "Puta, muere", "Tú sabes que estorbas, ni tu madre te quiere", "Suicídate y seremos felices, bicho", "Ballena", "Foca"... Esos mensajes llegados vía WhatsApp llegaban a cualquier hora del día, incluso de madrugada. "El acoso era brutal. Es un caso sostenido en el tiempo, que se agudizó en septiembre tiene episodios este mismo mes de abril y al menos ha durado medio año", cuenta el guardia civil.

La orientadora del instituto dio traslado del caso a los servicios sociales y Narváez, ante la gravedad de los hechos, avisó también al sargento del acuertelamiento, que activó el protocolo de acoso escolar y entró en contacto con el centro. Tras comprobar que la menor no había ido a clase porque estaba supuestamente enferma, los agentes se dirigieron a su casa, pero ella no quiso abrirles hasta que no medió Narváez, que era quien le daba realmente confianza.

Ahora, la adolescente espera hasta que se le conceda una plaza en un centro especializado para el próximo mes de septiembre. Mientras tanto, su guardia de la guardia le hace un seguimiento "a título personal". "El tema del suicidio aún lo tiene en la cabeza, y yo lucho por quitárselo", concluye.

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