Cinco trucos para no ponerte de los nervios el día de tu boda

Cinco trucos para no ponerte de los nervios el día de tu boda

Recuerda que no eres omnipotente y aplica estos consejos para lograrlo. Tu boda será mucho más bonita si la disfrutas.

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Es normal estar nervioso el día que te casas, hay tantas cosas que preparar y tantos detalles que esperas tener controlados que es imposible eliminar la tensión y la inquietud que generan.

Pero si quieres ser capaz de controlar a tu cuerpo para que no se convierta en un manojo de nervios antes de tiempo (ni tampoco después) y estás harto de oír que para conseguirlo tienes que comer bien, dormir bien y pedir ayuda (eso ya lo estás haciendo), anota estos cinco tips que van a convertir el día de tu boda en exactamente lo que llevas años imaginando:

Junto a tu pareja, prepara alguno de los adornos de la boda en vez de pagar por ellos. Por ejemplo, los meseros o unas guirnaldas de luces. Que sean un trabajo manual y artesanal que hagáis juntos y al que le dediquéis algo de tiempo cada semana os permitirá relajaros y también favorecerá el mindfulness dándoos mayor serenidad cuando llegue el día.

Prioriza para saber qué es lo verdaderamente importante de casarte y así quedarte con las tareas más especiales y personales. Reparte, entre tu pareja y tú —la boda es de los dos—, y con tu wedding planner si tienes, todo lo que haya que preparar para ese día. Delega, tus padres, tus suegros, tus hermanos, amigos... todos estarán encantados de ayudarte ¡y lo harán bien!

Ante situaciones de estrés y miedo o pánico escénico, como bien puede ser el día de tu boda, los psicólogos recomiendan ejercitar la visualización. O sea, repetir una y otra vez el ejercicio de visualizar lo bien que saldrá todo. Ese día, resérvate unos minutos para ti, pasa un tiempo solo en la habitación, visualiza de nuevo todo lo que viene por delante y haz varias series de respiraciones.

De nuevo es hora de utilizar el poder de la mente. Pero esta vez, el de la mente de tus invitados. Piensa que todos están allí porque os quieren y desean compartir un día tan especial con vosotros y que probablemente no se fijen en si la banderola de la entrada está bien colocada. Los invitados a una boda solo quieren comer, beber y bailar con los novios hasta el amanecer, así que encárgate de ello.

Dale un voto de confianza a la naturaleza y crea la atmósfera perfecta según el momento del año en el que te encuentres. Concreta con el restaurante un menú que contenga alimentos de temporada y sabores estimulantes para conseguir un ambiente festivo. Hazlo también con las bebidas: añade a la barra libre de alcohol algunos zumos de frutas refrescantes si es verano y bebidas de cacao y té caliente si es invierno.

Este artículo fue escrito por Eva Armas para Grazia.es