De Deluxe a Xoel López: un repaso a la carrera del músico gallego
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De Deluxe a Xoel López: un repaso a la carrera del músico gallego

Hace mucho tiempo que dejó el estilo 'british' y volvió a su 'Tierra'.

EFE

La historia reciente de nuestro pop está ligada inexorablemente a la generación de músicos que alcanzaron el estrellato a finales de los 90 o principios de los 2000 y que ahora sobreviven como soldados de (mejor) fortuna. Es el caso de gente como Coque Malla (Los Ronaldos), Leiva y Rubén (Pereza) o Iván Ferreiro (Los Piratas).

Por supuesto, Xoel López también entra en esta clasificación, pero su historia es un poco diferente a la de los demás. Aunque ahora sea uno de los cantautores más interesantes del panorama y haya vídeos de joven en los que se le veía tocando canciones de Calamaro con los Ferreiro o más de joven versionando a los Beatles en Lluvia de Estrellas, la realidad es que sus inicios estuvieron bastante poco ligados a la música que se hacía aquí en esa época.

Quizá esta sea una de las principales características que definieron a Deluxe. Una banda con una propuesta única. Tal única como el propio Xoel, que él mismo fue moldeando hasta convertir en una de las formaciones más míticas del país.

Aunque parezca mentira, el primer disco de Deluxe tiene más en común con Blur o el Quadrophenia de The Who que con cualquier disco posterior de su fundador. Años más tarde explicaría que se sentía muy atraído por el movimiento Mod y, por lo tanto, todo lo británico formaría parte de sus influencias musicales. De hecho, sus dos primeras aventuras en el mercado discográfico las cantaría en inglés.

Not What You Had Thought fue el primer disco de Xoel López en el que ahora ni él mismo se reconoce. Ojo, tampoco da para renegar de él, pero es que la evolución de lo que era a lo que es hoy es pareja a la de un dinosaurio y un lagarto. I'll See You in London fue el primer single de Deluxe, un grupo o, más bien, el sobrenombre de un artista que prometía mucho y que quería hacerse un hueco renegando del idioma propio, camino que habían transitado otros antes como Australian Blonde o Dover y coetáneamente Love of Lesbian.

Este artista poliédrico comenzó a entrar entonces en la órbita de festivales alternativos como el FIB o el Sonorama, donde fue curtiéndose. Pero por suerte (o por desgracia) Xoel no siguió por el sendero del primer disco y el eterno poeta errante decidió que para su segundo trabajo, If Things Were to Go Wrong, le gritaría un sonoro "que te den" a toda la industria discográfica con su archiconocida Que no.

¿Un tema en español de un artista conocido por cantar en inglés? Así es. No sólo depuró su estilo para acercarse más al pop español, sino que terminó haciendo canciones hasta en portugués, como su homenaje a Caetano Veloso. Pero, anécdotas aparte, parece que lo que de verdad terminó por impresionar a todos fue su capacidad para cantar y componer en su idioma natal en canciones como el mencionado single (que aún hoy se corea en festivales y garitos) o Bienvenidos al final. Poco después, lanzaría su tercer disco We Create, We Destroy, una breve y puntual incursión en la electrónica. Pero el cambio de rumbo se había iniciado.

El segundo álbum supuso un punto de inflexión que le llevaría a romper con el pasado. Pero, antes de darle forma a sus mejores discos, se tomaría una pequeña pausa para transitar los caminos del fingerpicking con un proyecto paralelo llamado Lovely Luna. En este grupo de folk compartía protagonismo con Félix Arias y seguiría explorando su faceta de compositor, dando a luz temas maravillosos como Parando el Tráfico o la historia deBalada del Hombre Desesperado y la Novia en el Río, al más puro estilo de los trovadores latinoamericanos. Dos canciones clave para entender lo que pasaba por la cabeza de aquel Xoel que ya estaba encontrando su estilo después de tanto buscar, aunque no había llegado el momento de explotarlo aún.

Porque lo que demandaba el mercado era otra cosa. Él mismo ha contado en algún concierto que inició ese proyecto con mucha ilusión, pero que ese sentimiento era lo único que lo soportaba porque nunca llegó a obtener repercusión ni a llegar al gran público.

Y en esas publica Los Jóvenes Mueren Antes de Tiempo, tercer álbum (o cuarto) de Deluxe y el primero en el que canta todas las canciones en castellano. Este cambio no es baladí, porque ahora el gallego comienza a brillar como compositor. Además, el público, que ya sabemos que antes no sabía hablar perfectamente inglés (cómo hemos cambiado ¿eh?), empezó a conectar con él a otro nivel.

Canciones generacionales como Cientos de mentiras, que abre el disco, la que le da nombre o la eléctrica Tanto rollo con el infierno... son algunos ejemplos de por qué se convirtió rápidamente en un icono para la chavalada de los 2000. Aunque sería en Fin de un Viaje Infinito donde empezaría a alcanzar la cima de lo que Deluxe podían ofrecer, con grandes temas como Colillas en el suelo, una Rostro de actriz que tocaba acompañado por Julián López al corno francés, la beatlemaníaca Simone o por supuesto El amor valiente, una de sus mejores composiciones. El fin del viaje estaba cerca, pero unas voces mucho más cuidadas y unas melodías deliciosas alargaban el camino.

Un año después, Deluxe terminan por estallar con Reconstrucción, su último y mejor disco con diferencia y en el que Xoel ya sabe cómo sacarle todo el partido a su voz y decide que se va, pero por la puerta grande. Así van cayendo como truenos canciones como la oda a la capital de El cielo de Madrid, las poperas Historia universal (El amor no es lo que piensas) y Los Días Frío o la perla escondida que es El cielo.

Y por supuesto Reconstrucción, probablemente el tema más querido de esta etapa, de este disco y de toda su obra si no pensamos en su carrera en solitario. Una canción de regeneración mental y espiritual que compuso un primero de enero con la idea de cambiar su vida (y vaya si lo haría...).

No es que hayamos querido apretujar sus discos, es que todo esto (los tres últimos) se publicaron con Mushroom Pillow y con Virgin/EMI en sólo cuatro años. Quizá por eso Xoel quiso tomarse un descanso. Alejarse del mundo. Volver a iniciar una reconstrucción, aunque nunca haya dejado de hacerlo. Y ahí puso punto y final a Deluxe y, de paso, a la careta tras la que se ocultaba.

Lo que pasó después fue que un músico agotado que se había machacado con tres discos tan seguidos terminó por romper con todo y se fue a vivir a Argentina. Allí conocería a su actual pareja, formaría una familia, viajaría por todo el continente y compondría las canciones que darían origen a uno de los mejores discos de la canción latina, en todo su esplendor: Atlántico. El océano que conecta Galicia con las Américas. El disco que le reconcilia (a él y a todo el que lo escucha) con el mundo y en el que parece que sienta las bases para el segundo y aclamado Paramales, ya compuesto y grabado en España.

Xoel tuvo que huir de su tierra para volver a encontrarla, y de qué manera. Puede que un día saliera de casa y, como Frodo, no pensara a dónde le iban a llevar sus pasos. Si el sólo quería que le llevaran a bailar...

Un artículo de Juan Antonio Marín para El Quinto Beatle