Fin de curso (parlamentario)

Fin de curso (parlamentario)

El Congreso celebra esta semana su último pleno tras un agitado año y con Rajoy salvando las votaciones clave.

Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano RajoyGTRES

Votaciones, negociaciones de última hora, mayorías casi imposibles, órdenes para no equivocarse de botón, nervios en los escaños. El Congreso se ha convertido en el epicentro político español, donde nunca había costado tanto un solo voto. Y esta semana se cierra un curso parlamentario que pocos podrán olvidar.

Los 350 diputados se enfrentan al último Pleno antes de las vacaciones de verano. El menú está servido. Este martes por la tarde hay preparados dos platos principales: la oferta pública de empleo y el techo de gasto. Y el miércoles veremos la última sesión de control al Gobierno, con un Mariano Rajoy enfrentándose a preguntas sobre la corrupción, la amnistía fiscal y la ley de autónomos. Para completar la semana, la comisión sobre la financiación del PP ha citado el jueves a cuatro tesoreros del partido (Carmen Navarro, Álvaro Lapuerta, Rosendo Naseiro y Ángel Sanchís).

A pesar de la endiablada y dificultosa aritmética parlamentaria, Rajoy ha logrado durante ese curso solventar el principal obstáculo: la estabilidad presupuestaria. Consiguió finalmente 176 apoyos para sacar adelante las cuentas del Estado para este año, y repetirá previsiblemente este éxito pírrico con el techo de gasto este martes, lo que le permite encauzar los presupuestos para 2018. Es decir, esto supone asegurarse la mitad de la legislatura. Sin cuentas públicas no había muchas opciones para agotar este mandato.

MINISTROS REPROBADOS, LA CONEXIÓN MONCLOA Y BAILE DE PORTAVOCES

Esta votación de techo de gasto escenifica muy bien la tónica de esta legislatura, en la que el Ejecutivo ha logrado superar los momentos más críticos gracias a Ciudadanos, PNV, Foro, UPN, CC y NC. Una labor en la que se ha volcado el propio Rajoy y en la que han jugado un papel de vital importancia, según fuentes parlamentarias, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón.

Esta ley, además, lleva aparejada una flexibilización de una décima del objetivo de déficit para las autonomías, un guiño que ha intentado el Gobierno para atraer al PSOE, que votará 'no' a pesar de ello. El Ejecutivo también sacará adelante una oferta pública de empleo con 20.280 plazas, la mayor desde que estallara la crisis. De esta manera, también se quiere atraer al funcionariado público y dar un mensaje de recuperación en este tiempo estival.

Dos normas que defenderá en la tribuna el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, que no lo ha pasado muy bien precisamente en la Cámara Baja durante este curso. A finales de junio era reprobado por el Congreso por la amnistía fiscal. Se convertía en el segundo miembro del equipo de Rajoy que recibía esa bofetada esta legislatura tras Rafael Catalá (Ministerio de Justicia). Entre los componentes del Gobierno crece el miedo a sufrir esta censura por parte de la Cámara Baja.

Y es que está siendo una legislatura atípica, que comenzó con las constitución de las Cortes hace casi un año (el 19 de julio) y en la que no hubo investidura del presidente hasta el 29 de octubre. Intensos meses en los que el Congreso ha centrado toda la atención y en los que también se han vivido cambios en los portavoces. Por ejemplo, el PSOE ya ha tenido tres: Antonio Hernando, José Luis Ábalos y Margarita Robles. En Podemos, pasaron de Íñigo Errejón a Irene Montero tras Vistalegre II. "El único portavoz que dura soy yo", ha llegado a afirmar irónicamente el popular Rafael Hernando, quien dice que su homólogo en Cs, Juan Carlos Girauta, "no es el jefe".

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LA AGITADA VIDA PARLAMENTARIA NO SE MATERIALIZA EN LEYES

A pesar de esta agitada vida parlamentaria, no han salido grandes leyes en estos meses, a excepción de los presupuestos generales. De hecho, solo se ha completado la tramitación de ocho durante este año. La oposición se ha unido contra el Gobierno para desmontar normas anteriores, como la ley mordaza o el fin de la justicia universal, pero muchas iniciativas están estancadas en la tramitación en la fase de ampliación de enmiendas. Estos puntos volverán con fuerza en el otoño parlamentario. Además, el Ejecutivo está utilizando contra iniciativas que no le gustan la potestad para vetar medidas que alteren los presupuestos.

Este periodo de sesiones también nos deja la postal de la fallida moción de censura, que Rajoy consiguió salvar y en la que Podemos intentó visualizarse como líder de la oposición. Este fin de curso nos deja también la incipiente batalla por la izquierda entre los morados y los socialistas en la próxima temporada. También sobrevuelan algunas dudas sobre si antes de la próxima Navidad podría presentarse otra moción contra el presidente del Gobierno. Ahora todos miran al nuevo secretario general de los socialista, Pedro Sánchez, quien en su discurso en el pasado congreso del partido señaló que trabajaría "sin descanso" para buscar una mayoría alternativa parlamentaria al Gobierno del PP. De momento, sus reuniones con el resto de partidos no hacen prever que esto suceda próximamente.

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La soledad del Gobierno no ha sido tan dolorosa como parecía en octubre. Uno de los momentos que sí fueron complicados y que dieron una mala imagen, con un gran enfado en Moncloa, fue la derrota en el decreto de la estiba. En mayo consiguió el Ejecutivo sacar adelante este decreto gracias al giro del PDeCAT -otra formación que ha cambiado de portavoz tras la inhabilitación de Francesc Homs-.

El asunto catalán ha centrado también muchos debates durante este periodo de sesiones, pero curiosamente nadie preguntará por ello a Rajoy en esta última sesión de control a pesar de que el suflé sigue creciendo con vistas al 1-O. Lo que tampoco veremos será un debate con Carles Puigdemont, tras rechazar las condiciones de la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, para acudir a la Carrera de San Jerónimo y abordar la cuestión.

Pero la presión parlamentaria al Gobierno sí ha sido mucho más cruda y evidente en las comisiones de investigación, desde la referida a la época de Jorge Fernández Díaz como la de la supuesta financiación ilegal. El Ejecutivo quiere contrarrestar esta imagen con la comisión creada sobre todos los partidos en el Senado, donde goza de mayoría absoluta. Asimismo, tras el mal trago, el Gobierno ya da por amortizada la relativa a Interior, ya que el PP va a conseguir cerrarla con el apoyo del PSOE y de Cs, mientras que el resto de grupos querían que continuara citando a más comparecientes como Alfredo Pérez Rubalcaba.

Adiós a los plenos (con posibilidad de que se convoque una diputación permanente en caso necesario). Ya huele a vacaciones. ¿Qué notas se merecen sus señorías?