Así es Albert Batlle, el exdirector de los Mossos d’Esquadra, que ha dimitido por su desacuerdo con el proceso independentista

Así es Albert Batlle, el exdirector de los Mossos d’Esquadra, que ha dimitido por su desacuerdo con el proceso independentista

Catalanista moderado, licenciado en Derecho, socialdemócrata y deportista.

EFE

A nadie en el entorno de Albert Batlle (Barcelona, 1953) le ha sorprendido en absoluto su dimisión como director de los Mossos d'Esquadra. Incluso les ha extrañado que no hubiese llegado antes. El ya exdirector de la policía catalana había manifestado varias veces en privado su desacuerdo con la vía unilateral tomada por el Govern, pero su buena sintonía profesional con el anterior conseller, el cesado Jordi Jané, hizo que fuese aplazando su decisión de abandonar el Govern.

"Jané es un jurista como él, un tipo que no se salta las normas", explica un profesor de Derecho que los ha tratado a ambos. "Sin Jané en la Consellería, Batlle quedaba muy expuesto". No es momento para cargos con dudas. A falta de 75 días para el referéndum convocado por Carles Puigdemont, es el sexto alto cargo de la Generalitat que abandona el barco soberanista en menos de dos semanas.

A pesar del ruido de los últimos días tras el relevo de tres consellers, Batlle quiso esperar a ver con qué actitud irrumpía el nuevo titular de Interior en el departamento. Pero el mensaje de Joaquim Forn no dejó lugar a dudas: estrenó su cargo con una entrevista en la que no garantizó la continuidad de Batlle y aseguró que los Mossos permitirían el referéndum. Esa entrevista fue la gota que colmó el vaso y Batlle redactó durante el fin de semana su carta de despedida. Una carta que, a pesar de las buenas palabras, contiene un mensaje velado: "Estoy convencido de que en los momentos actuales que vive el país, la policía seguirá perseverando en la defensa y bienestar de nuestros conciudadanos y lo hará, como siempre, con un escrupuloso respeto y sujeción a la ley".

UN MODERADO ENTRE INDEPENDENTISTAS

Hombre de misa dominical, Batlle se reconoce como un adicto al running: antes de trabajar corre cada mañana una hora por su barrio, Sant Gervasi, y siempre que viaja se lleva sus zapatillas de correr. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, las personas que han tratado a Batlle lo definen como "un catalanista moderado, muy socialdemócrata". A pesar de que hizo la mayor parte de su carrera al abrigo del PSC, se desencantó del partido por culpa de su "deriva españolista", según ha afirmado Batlle en alguna ocasión a sus allegados. Mantiene, no obstante, muy buena relación con la mayoría de cargos socialistas con los que trabajó durante años.

Durante sus más de tres décadas como gestor público, Batlle se ha caracterizado como una persona moderada, de perfil técnico, que mantenía buena relación con todos. No fue casualidad que en 2014 recibiera el encargo de Ramon Espadaler (Unió) de ponerse al frente de los Mossos, tras haber sido durante años Secretario General de Instituciones Penitenciarias.

La propuesta de Batlle para ese cargo, según fuentes de ERC, venía directamente de Josep Antoni Duran Lleida, exlíder de CiU en Madrid. Batlle aceptó el cargo a pesar de que, en esos momentos, la gestión de la policía catalana era una patata caliente. El papel de los Mossos estaba cada vez más cuestionado por la contundencia con la que habían respondido en algunas manifestaciones y por dos casos concretos: el de Ester Quintana -una manifestante que perdió un ojo por una bala de goma- y el de Andrés Benítez, un empresario muerto a golpes por los agentes en el barrio del Raval.

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UN SOCIALDEMÓCRATA VINCULADO AL PSC

Su pasado vinculado al PSC junto a los años (entre 2011 y 2014) en los que fue la mano derecha del otrora director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, situaron a Batlle en el punto de mira de los independentistas más convencidos. "Su única obsesión era que los Mossos no estuvieran en el centro del debate", afirman fuentes de sindicatos policiales. Batlle no consiguió esquivar la polémica sobre la actuación de este cuerpo y, en febrero, afirmó que la policía catalana obedecería a los jueces y respetaría la ley. A partir de ese momento la idea de relevarle empezó a tomar fuerza en el PDeCAT (antigua Convergència), una idea que también satisfacía a ERC y que la CUP reclamaba desde el principio de la legislatura.

Desde su etapa al frente de las prisiones catalanas, Batlle estuvo en el punto de mira de los movimientos antisistema, un entorno en el que militó su propio hijo. En 1999, mientras Batlle era concejal del Ayuntamiento de Barcelona por el PSC, su hijo fue detenido por participar en una manifestación antifascista que acabó con graves altercados. La mayoría de los detenidos estuvieron en prisión provisional durante días debido a la "alarma social" que habían creado los enfrentamientos. El hijo de Batlle, no obstante, salió a las pocas horas. En 2010, una militante anarquista trató de atentar contra Batlle mediante una carta bomba, pero la misiva pudo ser interceptada y desactivada por los Mossos previamente.

LA INQUIETUD DE LOS MOSSOS CON EL PROCESO INDEPENDENTISTA

Más allá de las adscripciones políticas que pueda tener cada agente, la figura de Batlle -y del anterior conseller de Interior, Jordi Jané- se percibía en los Mossos como una garantía de que no se les iba a situar en la encrucijada de decidir si obedecen a la Generalitat o al Gobierno central. Con el relevo de Jané y la renuncia de Batlle, los nervios han vuelto a la policía catalana, formada en parte por antiguos policías nacionales.

Partidarios y detractores de la independencia tienen claro que, si Puigdemont decide llevar su desobediencia hasta el final, el papel de los Mossos será determinante. Entre los agentes de la policía catalana corre la sensación de que, sin nisiquiera haber firmado un solo papel que les comprometa ante la justicia, los dirigentes independentistas pretenden trasladar la presión a este cuerpo policial.

Lo que más molesta en los sindicatos policiales es que, a falta de 75 días para el referéndum del 1 de octubre, los policías no sepan todavía qué papel pretende asignarles el Govern. Recuerdan, además, que según el Estatut de Cataluña deben respetar las resoluciones judiciales de los tribunales españoles.

"Da igual quien mande en Interior, nosotros no podemos obedecer una orden manifiestamente ilegal", señaló hace tres meses Valentí Anadón, portavoz del sindicato mayoritario de Mossos. Preguntado tras el relevo de Batlle, Anadón ha incidido en que el papel de los Mossos es "cumplir la ley" y "garantizar" la seguridad jurídica. "Ahora no es momento de excepciones", ha remachado.