La primera ministra conservadora Solberg quiere a toda la derecha en su próximo gobierno

La primera ministra conservadora Solberg quiere a toda la derecha en su próximo gobierno

La oposición laborista ha calificado su resultado en las elecciones de "fracaso".

La primera ministra noruega, Erna Solberg, tras conocer los resultados electorales que le dan de nuevo la victoria.REUTERS

La primera ministra noruega, Erna Solberg, se ha mostrado este martes partidaria de incluir a los cuatro partidos del bloque de centroderecha en su próximo gobierno, un día después de su victoria en las elecciones legislativas.

El bloque gubernamental ha repetido el triunfo de 2013, aunque ha sufrido un retroceso importante en porcentaje de votos, cinco puntos menos, y perdió siete escaños, hasta quedarse con 89 de los 169 asientos del Storting (Parlamento), según el recuento provisional, escrutado el 99,8% de los votos.

A pesar de su ventaja en la cámara, el centroderecha ha obtenido menos votos que la oposición (48,9% frente a 49,3%), una circunstancia que se ha repetido en anteriores comicios y que se explica por el sistema electoral noruego, en el que las regiones con poca población están sobrerrepresentadas.

La pérdida de apoyos implica que el gobierno de coalición en minoría entre los conservadores de Solberg y el ultraderechista Partido del Progreso (Frp) necesita de los votos de liberales y cristianodemócratas para tener mayoría absoluta y no de uno solo, como ocurría en la anterior legislatura.

Solberg ha reiterado este martes su invitación a ambas fuerzas para negociar un acuerdo de gobierno, aunque dijo no tener prisa por iniciar el diálogo y se mostró convencida de que terminará de forma exitosa.

Tanto a cristianodemócratas como a liberales les interesa que el Gobierno encare algunos temas importantes

"Tanto a cristianodemócratas como a liberales les interesa que el Gobierno encare algunos temas importantes. Creo que es perfectamente posible que los cuatro partidos impulsen una política común como han hecho hasta ahora", ha dicho la primera ministra en rueda de prensa.

La complicada relación entre el Frp y esos dos partidos ha empeorado en los últimos tiempos, como quedó de manifiesto en la campaña electoral, en la que el líder cristianodemócrata, Knut Arild Hareide, y la ministra de Inmigración, Sylvi Listhaug, se intercambiaron duros ataques personales.

Solberg no ha querido comentar la falta de sintonía entre sus tres aliados ni si Hareide ha pedido la cabeza de Listhaug, quien ha llegado a acusarlo de "lamerle la espalda" a algunos imanes radicales en vez de confrontar sus ideas extremistas.

Queremos un gobierno de centroderecha, veremos qué pasa. Si no se logra, iremos a la oposición, pero no apoyaremos un gobierno estrictamente conservador

"Queremos un gobierno de centroderecha, veremos qué pasa. Si no se logra, iremos a la oposición, pero no apoyaremos un gobierno estrictamente conservador", ha dicho Hareide esta madrugada en el tradicional debate postelectoral entre líderes políticos, en el que los liberales defendieron una postura similar.

Las diferencias en el seno del bloque gubernamental no se limitan solo a política de asilo, sino que se extienden también a otros asuntos delicados, como abrir a la explotación petrolera zonas protegidas hasta ahora en el Ártico, una posibilidad a la que se oponen las dos fuerzas más pequeñas.

Mientras el Gobierno y sus aliados se preparan para negociar, el Partido Laborista empieza a digerir su amargo triunfo: ha sido la fuerza más votada, condición que ostenta desde 1924, con el 27,4%, pero ha logrado el segundo peor resultado en casi un siglo, bajando 3,4 puntos y perdiendo seis escaños.

Su caída ha impedido que los buenos números logrados por el resto de formaciones opositoras —sobre todo del Partido Centrista, que ha duplicado votos y escaños para convertirse en la cuarta fuerza— fueran suficientes para recuperar el poder perdido en 2013.

Los analistas explican su caída en los sondeos previos, que habían encabezado durante meses; por la recuperación económica, que desactivó su discurso de única fuerza capaz de sacar al país de la crisis; sus promesas de subir impuestos, y los problemas del líder laborista, Jonas Gahr Støre, con sus inversiones privadas.

Gahr Støre —al frente de los laboristas desde la salida en 2014 del ex primer ministro Jens Stoltenberg para dirigir la OTAN— ha reiterado este martes que no tiene pensado dimitir y que liderará la oposición la próxima legislatura.

En el nuevo Parlamento que saldrá de estas elecciones, en las que la participación cayó seis décimas hasta el 77,6%, las mujeres representarán por primera vez más de dos quintas partes de la Cámara, con 70 de 169 diputados.