Una semana dentro de la AfD, la ultraderecha alemana

Una semana dentro de la AfD, la ultraderecha alemana

"Se atreven a decir verdades que otros callan", sostienen sus simpatizantes.

Una mujer cubierta con un pañuelo pasa por delante de un cartel electoral del partido extremista anti-inmigración Alternative für Deutschland (AfD) en Marxloh, un barrio de Duisburg con mucha población de origen turco. 13 de septiembre de 2017.REUTERS/Wolfgang Rattay

Radical, tumultuoso e impreciso. Con estas palabras puede resumirse la impresión que han causado los políticos del partido de la AfD en las pasadas semanas de campaña electoral.

Una provocación tras otra.

La consecuencia: Los dos cabezas de lista de la AfD, Alice Weidel y Alexander Gauland, han estado durante varios días mucho más presentes en los medios de comunicación que Angela Merkel y Martin Schulz.

No obstante, el hecho de estar en primera plana no ha perjudicado a este partido. Más bien al contrario.

En las últimas semanas, la AfD ha experimentado un ascenso sorprendente y algunas encuestas sitúan al partido en un 14% de los votos. Tras la caótica convención del partido que tuvo lugar en abril en Colonia, muchos observadores y expertos en política ya daban a este partido por perdido.

Sin embargo, a la luz de estos datos, el partido podría entrar el domingo como la tercera fuerza política en el Bundestag. De ser así, sería la primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial que un partido de extrema derecha ocuparía escaños en el parlamento alemán, lo cual marcaría una ruptura histórica.

¿Cómo hemos llegado a este punto?

Para dar respuesta a esta pregunta nos hemos puesto a indagar por toda Alemania: Hemos escuchado a políticos de la AfD, tanto radicales como moderados durante sus actos políticos, hemos conversado con ellos y sus seguidores y hemos debatido con ellos en internet.

Halle, una ciudad al este de Alemania situada a orillas del río Saale es considerada un baluarte de ultraderecha en el país. En esta ciudad, la AfD ni siquiera trata de ocultar su colaboración con las fuerzas radicales.

Esto también se hizo visible en una manifestación que ha tenido lugar durante esta semana: por lo menos media docena de representantes del movimiento juvenil de derechas Identitario ("Identitäre", en alemán) y miembros de la asociación de ultraderecha "Brigade Halle", asociación vigilada por la Oficina Federal de Protección de la Constitución, se habían mezclado entre los más de 150 asistentes al acto.

Apretón de manos entre Müller (de los Identiarios) y los seguidores de AfD.

La mayoría de simpatizantes de AfD, formados en su mayor parte por hombres de pelo canoso y barriga prominente, acudieron para ver al aclamado orador: Jürgen Elsässer.

Aquí repartiendo autógrafos.

Elsässer es fundador y redactor jefe de la revista Compact, donde de manera habitual pueden leerse teorías conspirativas de ultraderecha.

Durante la crisis de los refugiados, Elsässer realizó un llamamiento al ejército alemán a hacer uso de sus "instrumentos de poder" contra el gobierno. Algunos observadores interpretaron este acto como un llamamiento a un golpe de Estado.

Por tanto, no resulta sorprendente que Elsässer llame hoy a la cohesión de la derecha: AfD, Pegida, el movimiento Identitario, la plataforma civil de derechas "Ein Prozent" y la revista Compact son cinco elementos imprescindibles."

Por separado podrían fracasar, "pero unidos son indestructibles".

Acto seguido, comienza su crítica contra el candidato del SPD, Marin Schulz y contra la actual canciller Angela Merkel. Según Elsässer, Schulz se habría "amariconado" frente a la canciller Angela Merkel durante el debate televisivo. Asimismo, afirma que el candidato socialdemócrata "no tiene huevos". Al contrario que él, que, según afirma de sí mismo, es fuerte, valiente y con un par de huevos.

Elsässer llama a la cohesión de la derecha: AfD, Pegida, el movimiento Identitario, la plataforma civil de derechas "Ein Prozent" y la revista Compact son cinco elementos imprescindibles. Por separado podrían fracasar, pero unidos son indestructibles.

Además, Elsässer afirma enfurecido que: "El régimen ha declarado la guerra al pueblo". Su abstruso razonamiento es que en 2015, durante el punto álgido de la crisis de los refugiados, habrían llegado dos millones de refugiados a Alemania. Por otra parte, afirma que un millón de alemanes habrían abandonado el país. Él lo denomina un "intercambio de pueblos".

Y así es la retórica habitual de la derecha en Alemania. Creen que, de este modo, el pueblo alemán es cambiado por otro pueblo más débil.

El público vocifera. Por lo visto, Elsässer dice abiertamente lo que muchas personas piensan.

El tema de la crisis de los refugiados impulsa a la AfD. Según muestran algunos estudios de diferentes institutos de investigación, este tema preocupa a los alemanes como pocos otros. Merkel había tratado de eludir el tema, algo que la AfD ha usado a su favor.

Proxima parada: Erfurt. Miércoles por la tarde, cinco días antes de las elecciones. "Convertiremos las elecciones parlamentarias en un plebiscito sobre inmigración", grita Björn Höcke a la multitud, "algo que amenaza a nuestra identidad y a nuestra cultura".

El que fuera profesor de historia es el más polémico de los dirigentes regionales de la AfD. Es el fundador del grupo ultraderechista "Der Flügel" (El ala). Esa tarde se encuentra dirigiendo el cierre de campaña electoral del partido.

Sus palabras resuenan en la Plaza Willy-Brandt, junto a la estación central, como si de un estadio de fútbol se tratara. Mientras tanto, el cielo se va cerrando más y más con nubes grises.

"Höcke, Höcke, Höcke", gritan sus seguidores fanáticamente.

Seguramente, los observadores ajenos a lo que ocurre escucharán "Infierno, infierno, infierno" (un juego de palabras, ya que, en alemán, 'infierno' se dice Hölle).

Una escena fantasmal no solo para las personas ajenas, ya que Höcke y su "ala derecha" son altamente controvertidos incluso dentro de su propio partido.

Höcke se atreve a decir verdades que otros callan.

En este momento, está teniendo lugar un procedimiento de exclusión contra Höcke dentro del partido. Sus oponentes alegan que minimiza el holocausto y que asusta a los votantes de clase media con sus declaraciones radicales. A lo que sus seguidores responden: Höcke se atreve a decir verdades que otros callan.

Hablamos con un hombre de constitución delgada, rubio y de pelo corto, viste una gabardina beige y gafas de Ray-Ban. Igual podría estar tomándose un café tranquilamente en su casa en el moderno barrio berlinés de Prenzlauer-Berg. No obstante, ha venido aquí a manifestarse por su país.

Dice estar molesto porque no ha venido más gente (seguramente sea porque está lloviendo). "50.000 personas, ¡eso sí que hubiera hecho ruido!", dice. Le preguntamos acerca de su opinión sobre Höcke, a lo que responde que lo que afirman Höcke y Gauland le parece inteligente.

"Lo que cuenta la prensa de izquierdas no refleja la realidad. Informan de las cosas de tal manera que les favorezca a ellos. Es como una Sociedad Anónima, una agencia de prensa, todos escriben lo mismo".

El hombre habla con total tranquilidad, como si la situación no le alterase lo más mínimo. Y por loco que parezca lo que afirma, seguramente muchos de los aproximadamente 1000 asistentes que hay hoy en Erfurt estarían de acuerdo con él.

También nos dice que la policía debería disparar a los refugiados si no se detienen en la frontera.

"Pues sí, ¿qué otra cosa pueden hacer si los refugiados van corriendo hacia ellos armados con cuchillos?" Le decimos que hasta ahora nadie ha intentado cruzar la frontera alemana armado con un cuchillo, pero eso no lo quiere oír.

Es martes por la tarde en Múnich, llueve. Apenas 100 seguidores de la AfD se han reunido en el centro de la ciudad. También han acudido alrededor de 20 contramanifestantes, son jóvenes y ruidosos. Los seguidores de la AfD siguen el mismo patrón que antes: muchas canas, pantalones de pana y buenos zapatos de cuero.

Un público de clase media. Ni rastro de cabezas rapadas, botas militares o hípsters de derechas como en Halle o Erfurt.

Esta tarde el orador es perfectamente adecuado al público: Jöfg Muthen, el hombre con quien AfD alcanzó un éxito sorprendente en el rico Estado Federado de Baden-Württemberg en marzo de 2016.

Meuthen es profesor universitario de economía y dirige la fracción de la AfD en Baden-Württemberg. Es considerado una persona moderada dentro del partido. ¿Un cartel de presentación del partido? La imagen de Meuthen sugiere a los votantes de clase media que el partido no es peligroso.

Al decir "quien esté integrado y tenga trabajo puede quedarse tranquilamente", omite la lógica y dura continuación de la frase: que el resto tiene que abandonar el país.

En Múnich, Meuthen hace honor a su fama.

Este discurso podría haberlo pronunciado perfectamente un político de la CSU. Se dirigió a los manifestantes contrarios a la AfD, que habían desplegado una enorme bandera europea: "Quizá no sois conscientes, pero tenemos el mismo objetivo, nosotros también queremos una Europa fuerte y exitosa".

Respecto al tema de la inmigración señala lo siguiente: "Quien esté integrado y tenga trabajo puede quedarse tranquilamente". Omite la lógica y dura continuación de la frase: que el resto tiene que abandonar el país. Ante este público de clase media no sería lo adecuado.

Esta tarde, Meuthen presenta AfD como un partido moderado y culto. Se presenta como una alternativa de clase media, que nada tiene que ver con esos gritones de ultraderecha que caracterizan con frecuencia al partido en el este del país.

El público en Múnich era el típico del electorado de la AfD. "AfD es como un pequeño partido popular que recibe apoyo por parte de todas las clases sociales, desde aquellos con pocos ingresos hasta las personas adineradas, desde las personas menos formadas hasta los graduados universitarios", explicó recientemente al HuffPost Holger Legfeld, sociólogo de Leipzig.

Un cuarto de los electores de la AfD votaron en anteriores elecciones a la CDU.

Según una encuesta que llevó a cabo YouGov en agosto de 2017, la AfD recibe principalmente los votos de personas con unos ingresos medios-altos. Otro dato recabado por YouGov es que un cuarto de los electores votaron en anteriores elecciones a la CDU.

Muchos politólogos coinciden en que la AfD ha llegado a tener tanta fuerza debido a que la CDU de Merkel y la gran coalición liderada por ella han dejado un espacio a la derecha. Dicho espacio ha sido ocupado por la AfD.

Así, la AfD también se ha convertido en un receptor de conservadores decepcionados. Es el caso de una chica entre el público de Meuthen en Múnich. De unos 45 años, viste un atuendo deportivo y luce una media melena castaña: "Me definiría como una persona conservadora y euroescéptica. AfD es el único partido que se toma en serio mis inquietudes".

No podría entenderse a la AfD si no se entendieran también sus contradicciones. En el este de Alemania el partido se muestra más radical que en oeste. Pero este partido también resulta atractivo en el este del país en círculos de clase media.

Pocos dentro de la AfD ilustran esta situación como Stepahn Brandner. Hace poco instigó en un mercado de Jena contra el gobierno de Berlín. En un discurso pidió que se derribara un helicóptero de la policía. Por esta razón está siendo investigado por la policía.

Esta tarde se encuentra en Erfurt, sentado con los cabezas de lista de otros partidos en el estrado de una sala con las paredes forradas de madera y reuniéndose con la élite económica de su Estado Federado.

Las medianas empresas que exportan sus bienes a todo el mundo y que se benefician enormemente del euro y de Europa se han reunido para debatir sobre la economía con los cabezas de lista de diferentes partidos.

Sin duda se trata del público más burgués que uno pueda imaginarse en un acto electoral en Alemania.

Brandner perteneció a la CDU, ejerce de abogado y se ha comprometido con los derechos humanos. Lleva su pelo oscuro engominado y peinado hacia atrás. A veces da la sensación de que llevara un casco negro.

Pero tiene una buena acogida. Al final de la discusión, cada asistente puede votar por el partido por el que se decantará el domingo.

Según mostraron los resultados de la encuesta, al principio del debate, un 12,6% de los asistentes se decantaría por Brandner.

¿Acaso no saben quién es Brandner?

Esa misma tarde, Brandener calificará la actuación de Merkel respecto a la crisis de refugiados como una "política asocial y neocolonialista". Brandner también tacha a Katrin Göring-Eckardt, cabeza de lista de los verdes de "mentirosa".

Sostiene que se gastan millones de euros de los impuestos pagados por los alemanes para cubrir las deudas de los países del sur y reivindica lo mismo que su partido: acabar con el euro y reformar la Unión Europea para que se convierta en una "Europa de las patrias".

Los empresarios invitados aplauden todas y cada una de estas afirmaciones.

Los demás políticos sentados en el estrado están consternados. "Me preocupa la dicción de la AfD. Somos campeones mundiales en exportación. Cualquier actuación que lo desbarate dañará a las exportaciones", sostiene el cabeza de lista de la FDP, Thomas Kemmerich.

"Aquí se encuentran sentados muchos empresarios. Ellos son quienes se benefician de la UE y no los trabajadores", apunta el representante del SPD, Carstern Schneider. "Me parece dramático que algunos de los aquí presentes aplaudan la tesis de la AfD".

Pero no sirve de nada.

La misma tarde tras el debate se lleva a cabo otra encuesta: ¿a quién votaría usted tras el debate? La AfD consigue de nuevo tres puntos porcentuales más que al comienzo de la discusión.

Esto es indicativo de que las palabras de AfD también surten efecto entre los empresarios.

Al final de nuestro viaje hemos llegado a una conclusión: no existe una única AfD. Y mucho menos existe un votante típico de este partido.

Entonces, ¿qué mantiene unido al partido?

El sociólogo Holger Lenfdled de la Universidad de Leipzig afirma: "Si los ciudadanos piensan que la tasa de inmigración es muy elevada, existe una gran probabilidad de que voten a la AfD."

A ello hay que añadir el escepticismo frente a Europa y el euro y un desprecio por las etites políticas y mediáticas.

Pero aún se puede dar una respuesta más: Es la sensación que tienen los políticos de la AfD y sus votantes de estar en contra de los políticos de izquierdas y los medios. Es esa sensación de "nosotros contra ellos".

Lunes en Berlín. Rueda de prensa del gobierno. Aquí, a unos pocos cientos de metros del Reichstag, los políticos suelen dar ruedas de prensa ante los periodistas de la capital alemana.

Esta vez, los dos cabezas de lista de AfD, Weidel y Gauland exponen una serie de duras tesis acerca del islam. Pero el verdadero tema y del que no se habla es de la relación entre los periodistas y los populistas de derecha. "Nosotros contra ellos", ese parece ser el verdadero tema de la rueda de prensa.

Dieter Janecek, político de los verdes, que se ocupa intensamente con el tema de la AfD, cree que: "El partido vive de las teorías de victimización: la sociedad, los políticos, los medios... uno se ve a sí mismo como único luchador contra un sistema, que actúa con maldad."

AfD ha traído a los parlamentos de los Estados Federales docenas de neonazis confesos.

Durante los últimos días, los representantes del partido han acusado a los medios nuevamente de mentirosos y de informar solo parcialmente. Según dicen, los periodistas parecen adornar la información u ocultarla.

Por consiguiente, la AfD también quiere suprimir el servicio público de radiodifusión.

Los periodistas reaccionan con una mezcla de burla y miedo, algo que no pudieron disimular este lunes. Cabe destacar que los periodistas y los candidatos no alcanzan a verse entre sí, solo oírse, dado que un muro de cámaras bloquea la vista al estrado.

Una reportera pide explicaciones a Weidel sobre de una noticia falsa del Oktoberfest que difundió su partido el fin de semana.

El miedo a un ataque terrorista habría provocado un "enorme vacío" en la mayor fiesta popular del mundo. No obstante, el primer fin de semana acudieron cien mil asistentes más que el año anterior.

Weidel respondió: "Yo nunca he estado en el Oktoberfest". Y además "habría que preguntar al partido, que seguro que dispone de las cifras correctas".

Los periodistas se ríen con aire de burla.

El partido invierte gran parte de su presupuesto en publicidad electoral en Facebook.

Este tipo de risa también se hace oír poco después por parte de Gauland cuando un periodista pregunta por su opinión sobre el hecho de que docenas de nazis de AfD entren al Bundestag.

¿Nazis en nuestro partido? ¿Perdón? Pregunta Gauland. En serio. Y sin embargo, es bien sabido que AfD ha traído a los parlamentos de los Estados Federales docenas de neonazis confesos.

El propio Gauland ha adoptado en las pasadas semanas una actitud muy provocadora. En un acto al que al principio se le prestó poca atención afirmó que los alemanes tenían derecho a sentirse orgullosos de los servicios prestados por los soldados alemanes en ambas guerras mundiales.

La repercusión mediática fue enorme. Y sin embargo, los valores de la AfD en las encuestas aumentaron unos días después.

Pero esta es solo la parte visible. Gran parte del debate tiene lugar en las redes sociales. La AfD invierte gran parte de su presupuesto publicitario en publicidad electoral en Facebook. En esta red, el partido se dirige a fans concretos con ayuda de una agencia estadounidense especializada en el ámbito.

Fuera de esta comunidad resulta complicado conocer qué eslóganes emplean y los debates que se generan. Esta campaña electoral oculta es otro de los motivos que explican el ascenso del partido a lo largo de los últimos meses.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Alemania y ha sido traducido del alemán por María Ginés Grao