Fruta gratis, cabinas de teléfono: Amazon estrena oficinas en Madrid

Fruta gratis, cabinas de teléfono: Amazon estrena oficinas en Madrid

Echa un vistazo a la flamante sede de la empresa de comercio electrónico, que ocupa 12.000 metros cuadrados.

CARLOS PINA

La madera aún huele, la pintura casi mancha, los sofás están sin estrenar y las cajas de la mudanza, sin desempaquetar. Este edificio es nuevo y nada ni nadie con cinco sentidos puede negarlo.

Situado en la calle Ramírez de Prado, 5, en un punto casi equidistante entre Delicias y Méndez Álvaro y no lejos de la indispensable estación de Atocha, esta es una mole de seis plantas, 12.000 metros cuadrados, un luminoso patio interior lleno de plantas y flores y una terraza con suelo de madera llena de apetecibles sofás, sillas y mesas sobre las que todavía se ven los restos de las celebraciones. Porque el día anterior este edificio estaba de fiesta: estas son las nuevas oficinas de Amazon en España, su nuevo cuartel general —además de sus almacenes gigantes en San Fernando de Henares— en el que ElHuffPost se ha colado en exclusiva.

  5c8aba952500000704c9895cCARLOS PINA

Como explica el arquitecto responsable del proyecto, Bernabé Rodríguez-Pastrana —que ahora se está encargando del proyecto de la multinacional estadounidense en Milán—, en esta oficina se buscaba "una personalidad propia". Al contrario que las sedes de Google o de Facebook, que parecen replicarse por el mundo, en cada país las oficinas de Amazon se piensan para ese lugar en concreto, con ciertas características comunes, sí, pero propias. ¿Que resulta más cómodo tener mesas regulables? Pues así son en la sede de Madrid: se puede trabajar en una silla, en un taburete o de pie, por ejemplo. ¿Que la gente toma algo en su propia planta de trabajo? Pues en cada una de ellas hay un office con fruta, leche, microondas, neveras, menaje... disponible para todos.

Eso sí: todas tienen los mismos tipos de espacios (de salas, de cabinas, de lugares de reunión...) y todas comparten su practicidad, su frugalidad. Una frugalidad que busca huir "de lo ostentoso, que haya poco anecdótico", algo que refleja en los materiales, en los espacios y hasta en los ascensores: no irán botando de planta en planta, sino que transportan directamente a la planta que se ha seleccionado previamente. "¿Ser práctico es estar en un espacio horroroso? No, tampoco. Queremos captar talento, y para ello es importante unas buenas condiciones de trabajo, es algo clave para tomar la decisión de trabajar aquí. Son muy importantes el imaginario y la cultura corporativa", reconocen desde la empresa de Seattle.

"One cannot think well, love well, sleep well, if one has not dined well", reza el enorme cartel que preside el comedor, en el que reinan los alimentos y los menús saludables y orgánicos: "Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha cenado bien". Un comedor grande, que cerca de la una de la tarde, empieza a llenarse —aquí reinan los horarios conciliadores— y en el que también se puede descansar o tomar café en los sofás o salir al verde patio de manzana.

  5c8aba9520000043046fa263CARLOS PINA

Pese a estar lleno de luz, maderas claras y plantas completamente diáfanas, este edificio no es nuevo, ni mucho menos. Perteneció a Standard Eléctrica, una de las primeras fabricantes de teléfonos de España, y a Amazon le hizo gracia la conexión histórica con "una empresa de tecnología punta en los años 30", comentan. Además, la empresa también gusta de entrar en barrios que todavía estén por explotar, para poder revitalizar la zona y hacer crecer a su sombra a otros negocios.

También, claro, estaba la cuestión del espacio. "Hay pocos edificios con 2.000 metros cuadrados por planta, la verdad", confiesan fuentes de la empresa, que explican que han de asegurarse que en estas oficinas a las que ahora acuden a diario casi mil personas "todo sea polivalente", que sean "un ente flexible, porque no sabemos qué puede llegar a ser". "Y todavía hay margen de mejora", aseguran. "Que todo sea más dinámico, más libre", explica Rodríguez-Pastrana, que incluso deja volar la imaginación: "De aquí a cinco años no serán ni puestos de trabajo tal y como los conocemos".