Ocho extrañas curiosidades que no sabías sobre Halloween

Ocho extrañas curiosidades que no sabías sobre Halloween

¿Sabías que antes de las calabazas hubo nabos y remolachas?

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Halloween es un día para tomar caramelos, para disfrazarse y para ver películas de miedo, pero, ¿cómo se ha convertido en lo que es ahora? ¿Por qué los niños recorren sus barrios diciendo "¿truco o trato?" Las calabazas talladas son un concepto un poco curioso y, desde siempre, hemos desconfiado de los desconocidos que dan caramelos.

Dicho esto, podemos pensar que Halloween es una fiesta un tanto extraña: ¿En qué otra ocasión podríamos disfrazarnos de Olaf sexy o de dron espeluznante? De todas formas, un muñeco de nieve sexy es difícil de comparar con los verdaderos orígenes de Halloween. Lo más probable es que no tengas ni idea de lo rara que es esta fiesta, así que hemos recopilado ocho datos para ti:

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La mayoría de los expertos consideran que el origen del truco o trato está en una antigua costumbre europea de disfrazarse o ponerse máscaras para llamar a las puertas de los hogares y bailar, cantar o actuar a cambio de algo. Pero, según afirma Elizabeth Pleck en su libro Celebrating the family [Homenajeando a la familia], "la tradición surgió en Estados Unidos, donde comenzó a realizarse en Acción de Gracias". Al principio, los hombres iban de puerta en puerta y los niños iban detrás pidiendo monedas. La mayoría eran pobres y necesitaban dinero, pero, poco después, los niños ricos empezaron a hacer el "truco o trato". Se dejó de ir pidiendo de puerta en puerta en 1930, pero esta práctica volvió con fuerza a finales del siglo XX para que los niños dejaran de hacer bromas de Halloween.

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Los orígenes de Halloween se remontan al Samhain, un festival celta en honor a los difuntos. Los celtas creían que los fantasmas vagaban por la Tierra durante esta festividad, así que la gente se disfrazaba y dejaba dulces en la puerta de su casa para apaciguarlos.

Es cierto que los celtas no sólo vivían en Irlanda cuando estas costumbres comenzaron a tomar forma en torno al siglo I a. C., pero, como mencionamos más adelante, fueron los celtas irlandeses los que inventaron las calabazas de Halloween.

Los misioneros cristianos —entre los cuales se encontraba San Patricio, que, por cierto, no era irlandés— cambiaron y adaptaron este "prototipo" de Halloween y eso dio lugar a unas celebraciones más similares a las actuales. El legado de los misioneros fue reconocido principalmente por los estadounidenses.

"El día de San Patricio lo inventaron en Estados Unidos los estadounidenses con orígenes irlandeses", explica Philip Freeman, profesor del Luther College de Iowa (Estados Unidos). Según National Geographic, la fiesta era una "festividad religiosa menor" en Irlanda hasta la década de los setenta, así que no es una fiesta tan irlandesa como parece. Además, probablemente ni siquiera fuera irlandés: su color característico era el azul, no el verde, y el mito de hacer desaparecer serpientes es en realidad una metáfora de su triunfo sobre el paganismo irlandés: el mismo tipo de paganismo que inventó la fiesta de Halloween.

Según antiguos registros de la época romana, las tribus asentadas en lo que hoy en día es Alemania y Francia se ponían cabezas y pieles de animales para conectar con los espíritus de los difuntos. Esta tradición siguió hasta el Samhain, la festividad celta que inspiró al Halloween estadounidense. En esa época, las personas se pintaban la cara de negro para disfrazarse de espíritus malignos. El líder de los desfiles de Samhain se vestía con una sábana blanca y llevaba una cabeza de caballo de madera o un cráneo de caballo decorado. Los jóvenes también celebraban el Samhain travistiéndose.

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El origen de las conocidas linternas de calabaza (jack-o'lantern en inglés), típicas de Halloween, está en una vieja historia irlandesa sobre un hombre llamado Stingy Jack [Jack el tacaño]. Según la historia, Jack había ido a emborracharse con el diablo e intentó convencerle de que se convirtiera en una moneda para pagar las bebidas sin gastar dinero. Tras conseguirlo, Jack se guardó al diablo, ya en forma de moneda, en el bolsillo junto a una cruz de plata que impedía que el diablo se transformase. Prometió liberarle siempre y cuando no le molestara durante un año y, si moría, el diablo no podía llevarse su alma. Jack volvió a engañar al diablo, hizo que cogiera una fruta de un árbol y, mientras estaba subido en una rama, Jack talló el símbolo de la cruz en el árbol y así consiguió disfrutar de 10 años más de vida sin el diablo.

Cuando Jack murió, Dios decidió que no podía ir al cielo, pero el diablo había prometido no llevarle al infierno. Por eso, tuvo que vagar por la Tierra con un carbón encendido que le servía para alumbrar. Jack puso el carbón dentro de un nabo a modo de farol y Stingy Jack se convirtió en Jack of the Lantern (Jack el del farol) o Jack o' Lantern. Basándose en esta historia, los irlandeses empezaron a tallar caras espeluznantes en nabos, remolachas y patatas para ahuyentar a Jack y al resto de espíritus nocturnos.

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En algunas zonas de Irlanda, Halloween se celebraba con juegos de adivinación del futuro, según Nicholas Rogers. Se suponía que esos juegos predecían cuándo y con quién te ibas a casar. Como Halloween —igual que el día de San Valentín— era una de las ocasiones en los que los chicos y las chicas podían mezclarse, también era un día perfecto para encontrar pareja. En Estados Unidos, los más jóvenes (particularmente las mujeres) seguían esta vieja tradición irlandesa. Los juegos trataban de predecir el futuro amoroso de las personas, tal y como recoge Oxford Encyclopedia of Food and Drink in America [Enciclopedia Oxford de comida y bebida en Estados ].

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El nombre viene de un juego de adivinación escocés; en él, las chicas usaban el tallo del repollo para predecir cómo serían sus futuros maridos. En Framingham, Massachusetts (Estados Unidos), los adolescentes dejaban a un lado las predicciones y se limitaban a recorrer el vecindario tirando repollos a las fachadas de las casas, según Framingham Legends & Lore [Leyendas y folclore de Framingham]. Pero no se trataba de una costumbre aislada: en Estados Unidos, a finales del siglo XIX, los chicos de zonas rurales se divertían tirando repollos, mazorcas de maíz y verduras podridas, según Candy: A Century of Panic and Pleasure [Caramelos: un siglo de pánico y placer].

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No está claro si se sacrifican gatos negros en Halloween, pero algunas protectoras no permiten la adopción de estos gatos en las fechas cercanas a Halloween. Lynda Garibaldi, directora de la protectora The Cat's Cradle de Morganton, Carolina del Norte (Estados Unidos), explica a la edición estadounidense del HuffPost que esta protectora "no pone en adopción a gatos negros en octubre por la superstición y la preocupación de que la gente equivocada (gente que les haga daño) pueda adoptarlos".

Sin embargo, estas restricciones están empezando a desaparecer. Emily Weiss, vicepresidenta del departamento de Investigación y Desarrollo de Protectoras de la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales, afirma lo siguiente: "Hace años era algo muy común —las protectoras no dejaban adoptar gatos en Halloween por miedo a que les pasara algo horrible—, pero ya no pasa tanto. Y muchísimas protectoras fomentan la adopción de gatos negros por Halloween. La mayoría de los que acuden a las protectoras a adoptar una mascota no van a sacrificarla en un ritual".

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Según la página web io9, juntar a niños disfrazados y ponerles un objetivo que ansían (chucherías, en este caso) provoca la "desindividualización" de los niños. Este término de psicología explica lo que sucede cuando los miembros de un grupo de jóvenes empiezan a preocuparse menos por las consecuencias de sus actos individuales y eso desencadena que hagan cosas que no harían solos.

Un estudio en particular recoge que los niños disfrazados sin supervisión que se reúnen en grupo tienen más probabilidades de robar caramelos y dinero que los niños que no van ni disfrazados ni en grupo. Otra investigación revela que los niños que llevan máscaras tienen muchas más probabilidades de tomarse más caramelos de los que deberían si creen que no hay ningún adulto supervisándolos.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés.