Cómo Kevin Spacey difama a todos los gais y bisexuales con su salida del armario

Cómo Kevin Spacey difama a todos los gais y bisexuales con su salida del armario

Spacey ha sido corrompido por la combinación explosiva del armario y el poder, dañando así a toda la comunidad LGBTQ.

El actor Kevin Spacey.Kevork Djansezian/BAFTA LA via Getty Images

Enumeremos una por una las formas en las que Kevin Spacey denigró a todos los hombres gais y bisexuales con su salida del armario en un solo tuit el lunes 30 de octubre.

Y, entonces, fijémonos en cómo el armario y el poder corrompen, convirtiendo la autorrepresión de un individuo en un arma contra toda una comunidad. En el caso de Kevin Spacey, un arma con el potencial de hacer un daño terrible.

pic.twitter.com/X6ybi5atr5

— Kevin Spacey (@KevinSpacey) October 30, 2017

Difamación nº 1: Gais = depredadores y acosadores sexuales. Después de varios años de rumores y de negarse a responder a la pregunta sobre su orientación sexual, Spacey sólo ha salido del armario después de haber sido acusado de abusar sexualmente de un actor que por entonces tenía 14 años, Anthony Rapp, que este domingo sacó a la luz en Buzzfeed News un incidente de 1986, que el propio Spacey no ha negado. Spacey usó su salida del armario, por extraño que parezca, como tapadera. Fue un intento egoísta de distraer y de buscar la simpatía de la gente. Al hacerlo, fusiona el hecho de ser gay con abusar sexualmente de niños, justo la abominable mentira que siempre se han empeñado en perpetrar los extremistas anti-LGTBQ.

Difamación nº 2: Los impulsos de los gais como obsesos del sexo se ven acrecentados por el alcohol y las drogas. Según Spacey, lo que pudo haber (o no) ocurrido se debe a que estaba borracho —algo que él describe como "un comportamiento ebrio profundamente inapropiado"—, como si estar borracho y ser gay diera lugar a acoso sexual.

Difamación nº 3: La bisexualidad, como identidad, no existe. Spacey refuta la bisexualidad diciendo que él ha tenido relaciones con hombres y mujeres —no tenemos ni idea de si es cierto o no, y no tenemos motivos para creer nada que diga este nombre—, pero luego va y se identifica como gay. Y aun así...

Difamación nº 4: La homosexualidad es una elección. ... no se identifica directamente como gay, sino que afirma: "Ahora elijo vivir mi vida como un hombre gay". De nuevo, este es el idioma de los enemigos de la igualdad LGBTQ, que aseguran que la homosexualidad es una elección. Al utilizar esta idea siendo un personaje público, Spacey da argumentos a la derecha cristiana en una época en la que Donald Trump y su vicepresidente, Mike Pence, han declarado la guerra contra los derechos LGBTQ en nombre de sus simpatizantes evangélicos más extremistas.

Difamación nº 5: Los gais son unos mentirosos y manipuladores que harán cualquier cosa para tapar sus feos comportamientos. Spacey no sólo hace que todos los hombres gais parezcan depredadores sexuales, sino que los convierte en manipuladores y estafadores que harán todo lo posible para tapar su horrendo comportamiento. En lo que parece ser un ataque preventivo contra cualquier acusación que pueda salir a la luz, Spacey alude a otras "historias que circulan sobre mí que han sido alimentadas por el hecho de que he sido tan protector de mi privacidad". Aquí, Spacey intenta negar cualquier historia futura más, y las convierte en invenciones que los que supuestamente están tan empeñados en robarle su "privacidad" se pondrán a fabricar. Esto es ridículo, y también allana el camino a los enemigos de la igualdad LGTBQ.

Kevin Spacey está motivado por una homofobia interna, que lo ha mantenido en el armario todos estos años, y que ha hecho resonar en su mente todas las implicaciones que conllevaría salir del armario.

Spacey ha atacado amargamente a cualquiera que ha planteado la cuestión, incluso ahora, cuando muchos de los que nos identificamos como LGTBQ no vemos nada mal en que se pregunte sobre ello. Cuando el escritor abiertamente gay Kevin Sessums preguntó a Spacey sobre su orientación sexual en 2010 en una entrevista para el Daily Beast, Spacey se lo tomó fatal, atacó a Sessums por haber planteado la cuestión y equiparó ese detalle (el preguntar a un hombre blanco actor, rico y privilegiado) al bullying que sufren los jóvenes LGTBQ (que a veces acaba en suicidio). Esto no sólo resultó ridículo; fue un insulto indignante a todos los jóvenes LGTBQ que han sufrido bullying y a los que han llegado a quitarse la vida. Estas fueron las palabras del actor:

No entiendo a la gente que dice: 'Es terrible lo que le está ocurriendo a este joven, se está exponiendo su vida', pero que luego se da la vuelta y se lo hace a otra persona. La gente tiene diferentes motivos para elegir la forma en que vive su vida. No se pueden meter los motivos de todo el mundo en la misma caja. Simplemente, es una línea que nunca he cruzado y nunca cruzaré".

Spacey y otros muchos individuos influyentes y poderosos que se han mantenido en el armario suelen hacer mucho daño, porque envían el mensaje de que ser gay es un motivo para avergonzarse. Para algunos, la combinación explosiva de armario y poder puede ser peligrosa.

El armario en sí mismo pervierte su pensamiento y su juicio, pues se van consumiendo por su secreto y hacen lo que sea por guardarlo. Aunque no siempre es el caso —y hay numerosas figuras públicas potentes que salen del armario con orgullo cuando les parece el momento adecuado y luego hacen cosas enormemente positivas—, el armario, si se queda cerrado mucho tiempo, puede corromper su vida y la vida de muchas personas que les rodean, que hacen la vista gorda con su comportamiento corruptivo.

Como comentaba la semana pasada, si se observa al difunto multimillonario Malcolm Forbes, al difunto productor de Hollywood Merv Griffin y a un político anónimo de Washington DC, los hombres gais y bisexuales poderosos y reprimidos incurren a menudo en comportamientos depredadores y de acoso sexual, especialmente en su lugar de trabajo. Se sienten atrapados en un armario autoimpuesto, incapaces de salir de ahí públicamente y conocer a gente gay. Y, aún así, son capaces de usar su poder para asediar a aquellos —a veces, también hombres gais en el armario— que trabajan para ellos.

A alguien como Spacey, tan lleno de autoaversión, le preocupa poco la comunidad LGTBQ en su conjunto y claramente no posee la conciencia de hasta qué punto su respuesta a Rapp está difamando a dicha comunidad. Y ese es el motivo por el que Spacey debe ser reprobado, alto y claro.

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Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano