Subaru revisará 395.000 vehículos y pagará 150 millones como consecuencia de las inspecciones irregulares

Subaru revisará 395.000 vehículos y pagará 150 millones como consecuencia de las inspecciones irregulares

El fabricante japonés reconoció la semana pasada que había realizado durante 30 años procesos de inspección inadecuados de sus vehículos.

Test de accidentes de un coche de Subaru en Tokio, Japón. Hitoshi Yamada/NurPhoto via Getty ImagesNurPhoto via Getty Images

El fabricante japonés de automóviles Subaru ha puesto en marcha una campaña de revisión que afectará a 395.000 vehículos y asumirá unos costes de 20.000 millones de yenes (cerca de 150 millones de euros) como consecuencia de las inspecciones irregulares realizadas a sus vehículos en sus plantas domésticas.

Este anuncio se produce después de que la firma adelantara la semana pasada su intención de poner en marcha una llamada a revisión de cerca de 400.000 vehículos, lo que le supondría asumir unos costes extraordinarios.

La compañía señaló que todavía no ha decidido cuando registrará los costes adicionales en sus resultados económicos y señaló que, por el momento, ha decidido no revisar su previsión de resultados para el ejercicio fiscal 2017-2018, que finaliza en marzo del año próximo.

Al presentar sus resultados del primer semestre fiscal (hasta septiembre), la empresa ya recortó su estimación de resultados para el año fiscal completo, de forma que estima lograr un beneficio operativo de 380.000 millones de yenes (2.848 millones de euros), frente a su anterior previsión de 410.000 millones de yenes (3.073 millones de euros).

La campaña de revisión de la firma se produce después de que el mes pasado Subaru reconociera que había estado realizando durante 30 años procesos de inspección "inadecuados" de sus vehículos destinados al mercado nipón.

Subaru se unió, de esta forma, a otros fabricantes de automóviles del país, como Nissan, que han confirmado este tipo de problemas en sus procesos de inspección. Subaru aseguró que había utilizado técnicos 'sin autorización' para llevar a cabo las inspecciones finales de los vehículos nuevos en su planta de Gunma (Japón), por lo que violó las exigencias del Ministerio de Transportes del país.