Lorenzo Silva: "Antes, te pegaban y ya. Ahora te pegan, lo graban, lo cuelgan y todo el mundo ve la humillación"
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Lorenzo Silva: "Antes, te pegaban y ya. Ahora te pegan, lo graban, lo cuelgan y todo el mundo ve la humillación"

El escritor habla de los peligros de las redes sociales y de las últimas aventuras de Bevilacqua y Chamorro en su último libro, 'Tantos Lobos'.

Carlos Pina

Tantos Lobos. Así ha titulado el escritor Lorenzo Silva la última novela que ha escrito sobre la pareja de guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, en la que los agentes tienen que lidiar con los peligros de las redes sociales y el mal uso de las mismas por parte de los jóvenes.

Silva explica así la cantidad de información innecesaria que tienen las grandes corporaciones dueñas de las redes sociales más utilizadas y, aunque es consciente de que son un gran avance en muchos sentidos, expone lo peligroso que puede ser el uso de las mismas por parte de los más pequeños y más indefensos.

Nunca había tocado el tema de los jóvenes y las redes sociales en sus novelas.

Bueno, aparece de una u otra manera el tema de las redes sociales en alguna novela. Pero sí es verdad que este libro es la primera vez que lo toco de manera tan directa y central.

¿Por qué se ha decidido a escribir sobre esto?

En realidad me decidí hace siete años, que es de cuando data el primero de los cuentos. Me encargaron un relato de verano y decidí llevarlo por ahí porque me pareció que las redes sociales utilizadas por los más indefensos y por los peores depredadores es una especie de combinación letal. De ahí sale el primer relato, 547 amigos, que en cierto modo responde a una época en la que la potencia de las herramientas tecnológicas pasa por encima de la defensa de los derechos de los más débiles. Sobre todo de los niños. A mí me llama la atención que haya un control casi nulo respecto a que los menores de edad puedan estar en las redes sociales. Interactuando no sólo con adultos, también exponiendo su intimidad y exponiendo información personal.

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Ese es el embrión de la primera historia. A partir de ahí, sí que me planteé hacer un pequeño proyecto en el que hubiera varias historias y que el hilo conductor fuera que la víctima fuera una de estas personas vulnerables, como una niña o una chica joven. Y que el depredador fuera cambiando. Si uno lee los relatos, la mayoría de las víctimas tienen algo en común, pero los depredadores van cambiando. No estamos sólo ante un tipo de depredador sino, como dice el título del libro, lobos hay muchos y de muchos colores.

¿Cree que los jóvenes no somos conscientes del peligro que tienen las redes sociales?

No somos conscientes ni los jóvenes, ni los adultos, ni los mayores, ni los pensionistas. Es decir, confiamos de una manera increíble toda nuestra información a grandes corporaciones transnacionales que no sabemos muy bien quiénes son, qué buscan, si son neutrales o no, a quién venden nuestros datos, para qué se los venden, cómo se usan o se pueden usar esos datos, si en algún momento se pueden usar contra nosotros o no... Realmente no tenemos ninguna respuesta sobre esto. Y sin embargo ahí estamos todos: permanentemente enchufados.

Las redes están programadas de forma errónea para dar más a las compañías que a los particulares

Por eso, el libro tiene una reflexión del protagonista sobre si hacemos esto con la conciencia y la inteligencia suficientes. Yo también me hago esta reflexión: siempre que hay una nueva herramienta tecnológica me pregunto qué me aporta y qué me pide. En más de una ocasión lo que me pedía era mucho más de lo que me aportaba. En algunos aspectos, las redes están programadas de forma errónea para dar más a las compañías que a los particulares.

Usted tiene Twitter. ¿Y ya?

Sí. No tengo Facebook. Lo abandoné porque llegué a la conclusión de que no me gusta como está programada, que me pida información inútil y la complejidad. Me di cuenta de que con Facebook perdía un tiempo que no tengo. Twitter, en cambio, tiene la gran ventaja de la limitación del tiempo. De hecho, soy un gran detractor de la ampliación de caracteres.

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De hecho, ha retuiteado una entrevista a un experto en redes que decía que 250 likes en Facebook hacen que la compañía sepa más de ti que tu mismo.

Sí. yo nunca utilicé la tecla 'like' de Facebook. Jamás. No me gusta que me parametricen. Y en Twitter lo utilizo muy poco.

Hace poco, el juez Emilio Calatayud dijo en pleno debate sobre la muerte de una bloguera que "las niñas se hacen fotos como putas". ¿Qué le parece esta afirmación?

Sí. Lo Recuerdo. La frase es desafortunada en una persona que, además, se dedica a la autoridad. Quizá encierra una idea que debe estar planteada de otra manera. Quizá hay que enseñar a los niños a ser prudentes y no incrementar el riesgo inútilmente o gratuitamente. Y todo esto con respeto a la libertad de cada uno y de los mayores de edad. Quien quiera puede subir fotos como putas o como putos. No voy a quitarle esa libertad a nadie y no voy a justificar cualquier acción delictiva contra alguien imprudente. Pero sí creo que a veces no son conscientes las niñas en particular de lo que hay en la red. Y sería bueno darles esa conciencia para que no se encuentren cosas desagradables.

Todas las víctimas de la novela son niñas. ¿Son ellas más vulnerables?

Los hombres somos más violentos que las mujeres. Tenemos más fuerza física y el uso de esa fuerza se da normalmente en situaciones con hombres. Y, sin hacer spoiler del libro, es cierto que todas las víctimas son niñas pero no todos los depredadores son hombres. Aunque sí que es verdad que las chicas jóvenes son objeto de atención. Son algo que atrae a mentes que no siempre están centradas. Yo creo que las chicas deben ser conscientes. Pero no voy más allá. Compórtate como creas y quieras. Pero que sepan que existe un poco de riesgo.

El protagonista, Vila, deja caer en varias ocasiones su distancia con las nuevas tecnologías. ¿Cree que los padres mayores de 40 tienen las herramientas adecuadas para prevenir a sus hijos?

Depende de quien. Vila siempre entiende más de lo que dice. Pero eso depende. Yo con 14 años estaba manejando un Apple 2 porque lo había en mi colegio y no había nada extraño. He programado y he tenido la suerte de tener información desde pequeño. Pero hay mucha gente que no la tiene y, a veces, sí que te encuentras en desventaja y se puede caer en no tener las herramientas mínimas para prevenir el riesgo.

No deberíamos disculpar ciertas cosas en la medida en que coincida con tus simpatías.

¿Cree que hay un doble rasero para medir la violencia en las redes? Hay tuiteros con condenas por chistes sobre Carrero Blanco y amenazas de violaciones impunes...

Sin ninguna duda. Hay un doble rasero marcado por la ideología. Y esto creo que deberías avisarlo. Yo tengo mi ideología propia, pero me resulta igual de deleznable la persona que se alegra de la muerte del fiscal general del Estado como quien se pone en un momento determinado a echarle un pulso a una persona de Podemos o de Ahora Madrid. Creo que deberíamos ser todos igual de contundentes. Y no disculpar ciertas cosas en la medida en que coincida con tus simpatías.

¿Qué cree que falta para prevenir de este tipo de peligros en la red?

Un elemento educativo. La educación siempre es una tarea pendiente. Hay muchas personas que me espetan por Twitter sin ningún respeto y con insultos. Muchas veces me dan ganas de responderle preguntando si me diría lo mismo si me tuviese cara a cara, ¿a que no?

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A mí ya no me hieren esos comentarios. Pero la palabra puede herir. A un chaval o una chica a medio hacer, se le puede hacer mucho daño. Y la gente no es consciente de eso. Ahí falta una labor educativa y, si no hay educación, también está el Código Penal.

¿Cree que con las redes sociales hay más bullying que antes?

Lo que hay son más herramientas para ejercerlo. Las redes tienen cosas maravillosas y otras no tanto. Cuando tu metes algo positivo en la herramienta tecnológica puede ser algo bueno. Pero si metes algo negativo, también se puede expandir el daño. Antes, te pegaban en el patio y ya está. Ahora te pegan, lo graban, lo cuelgan y todo el mundo ve la humillación. La herramienta tecnológica amplifica el daño hecho y no se controla.

¿Con cuál de todos los libros de Bevilacqua y Chamorro se queda?

No puedo contestar a eso. No tengo opinión porque no tengo distancia. Además, la serie es muy diferente. Lo que he procurado ha sido hacer un abanico de historias diferentes, aunque cada día tengo más la sensación de que esto es un sólo libro. Un libro largo que cuenta la vida de dos servidores públicos que investigan.

¿Cree que estos libros limpian la imagen que tiene algunas personas de la Guardia Civil?

No es mi intención. En España, la mitad de la gente no lee libros nunca. Y los que leen, son como un 7% de la población, y leen poco. Por lo que la capacidad que tiene un libro de lavar la imagen de nadie, en fin...

No creo que mi libro tenga esa capacidad. Tampoco es mi intención. Cuento el trabajo de los guardias civiles, que dan su vida a veces por defender a los demás. Creo que es algo evidente y no me lo invento yo. Cuando he tenido que reflejar otras realidades las he reflejado. En dos novelas mías hay dos tramas de corrupción y delincuentes con placa y pistola.

Y por hablar un poco de la actualidad... ¿Qué piensa de las cargas que tuvieron lugar en Cataluña el 1 de octubre por parte de la Guardia Civil y la Policía Nacional?

Creo que la decisión política y judicial de la intervención fue un error. Se podría haber hecho de otra forma. Pero estamos en un país donde la Guardia Civil sigue órdenes y tiene que ejecutarlas de la mejor forma posible.

Yo he visto violencia policial que llegaba a la brutalidad. Puedo comparar con esto y con la violencia policial que hay en el resto de Europa. Si uno compara, las intervenciones en Cataluña, salvo alguna excepción, fueron contenidas. De toda la jornada con miles de policías en la calle y manifestantes que se decían pacíficos tirando cosas de 30 kg a la policía, el resultado fueron sólo dos heridos de consideración: un chico que ha perdido la visión de un ojo y un guardia civil que no se sabe si volverá a andar.