¿Qué puedo hacer para que los altos índices de polución no dañen mi salud?

¿Qué puedo hacer para que los altos índices de polución no dañen mi salud?

Varios expertos explican las consecuencias, a corto y largo plazo, que la polución provoca en nuestro organismo.

EFE

Hoy es muy fácil conocer cuál es la calidad del aire del lugar en el que vives. La información está al alcance de todos gracias a internet y quizás por eso ahora deberíamos tomar más conciencia de esta situación y de los riesgos que una calidad deficiente, mala o muy mala pueden tener sobre nuestra salud.

La escasez de lluvia en España durante este último otoño y en lo que llevamos de invierno ha hecho que se hayan vivido episodios de alta contaminación en todo el país, en especial en Madrid. El martes 21 de noviembre fue probablemente la jornada del año con más contaminación por NO2 (dióxido de nitrógeno) en la capital. Ese día, ocho de las 24 estaciones de medición superaron los 200 microgramos por metro cúbico (mg/m3), cifra a partir de la que se estima que el aire es peligroso para la salud. A partir de ahí su calidad pasa de deficiente a mala.

Pero como una imagen vale más que mil palabras (o mil cifras) es mejor tomar conciencia de esta situación con una foto. Y esta vez, no se trata de la llamada boina de Madrid.

Toda esa suciedad del aire, que se repite en 18 ciudades de España, según un reciente informe de Ecologistas en Acción, entra en nuestros pulmones y afecta directamente a nuestra salud. No es un tema menor porque, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, cada año se producen en España cerca de 30.000 muertes prematuras a causa de la contaminación. Y en la Unión Europea la cifra se eleva a 520.000 fallecimientos anuales.

Son las embarazadas, los menores, los ancianos y las personas con patologías crónicas los más afectados por esta situación, cuenta a El HuffPost la doctora Isabel Urrutia, neumóloga y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). "En las embarazadas se ha visto que los fetos tienen menor desarrollo pulmonar y los bebés suelen nacer con poco peso o incluso en partos prematuros", explica. "Por otra parte, los niños expuestos a altos índices de contaminación muestran menor capacidad pulmonar en las pruebas de espirometría que los que no lo están. Además tienen más predisposición a desarrollar enfermedades pulmonares como el asma" o la bronquiolitis, una patología que se deriva, principalmente, de las emisiones de los vehículos de motores diésel.

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Urrutia también apunta el caso de los enfermos respiratorios crónicos (enfermedad de obstucción pulmonar, EPOC, o asma), cuyos problemas se acentúan en días de alta polución porque se altera su situación basal. "Esta situación anómala hace que los pacientes con estas patologías se descompensen", añade Carmen del Arco, presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Urgencia y Emergencias (SEMES), quien cuenta a El HuffPost que en días así aumenta un 10% el número de pacientes atendidos.

En los días con mayor nivel de contaminación ambiental hay más ingresos hospitalarios por afecciones cardiacas y pulmonares.Ana Navas-Acien

Del Arco añade otros problemas derivados de la contaminación, desde más afección de las enfermedades cardiovasculares —los días de mayor contaminación aumentan los infartos de miocardio con elevación del ST, esto es, los ataques al corazón más graves, según una investigación del hospital Vall d'Hebron de Barcelona— hasta el picor de ojos.

"Sabemos que en los días con mayor nivel de contaminación ambiental hay más ingresos hospitalarios por afecciones cardiacas y pulmonares", explica la catedrática en Salud Ambiental Ana Navas-Acien a El HuffPost. "A largo plazo, además de una menor salud cardiorrespiratoria también se ha visto que hay un aumento del riesgo de cáncer, enfermedades neurológicas e incluso metabólicas".

QUÉ HACER PARA HUIR DE ESTA SITUACIÓN

¿Hay algo que esté en nuestras manos? "Desgraciadamente creo que hay poco que hacer", se lamenta Carmen del Arco. El papel principal lo tienen las autoridades, responsables de tomar medidas que bajen estos índices de forma definitiva. Mientras tanto, lo que sí está en nuestra mano es evitar ciertos comportamientos y exponerse lo menos posible.

- Deporte lejos del asfalto. "En días de altos índices de contaminación recomendamos hacer deporte en el campo o en lugares retirados y con menos contaminación", continúa Del Arco, quien recuerda que hay que alejarse de las autopistas y vías muy transitadas. "Al correr aumenta la frecuencia respiratoria y se inhala más aire (contaminado)", explica Urrutia.

Circular en bicicleta por la calzada aumenta en un 40% la exposición a contaminantes como los óxidos de nitrógeno.

El estudio Life+ Respira, realizado por la Universidad de Navarra en Pamplona, señala que circular en bicicleta por la calzada aumenta en un 40% la exposición a contaminantes como los óxidos de nitrógeno, procedentes de las emisiones de vehículos o la industria, y acusados de provocar problemas respiratorios y asma, reducir la función pulmonar y originar enfermedades pulmonares. "Con solo alejarnos un metro de la calzada, la exposición a contaminantes disminuye un 15%", asegura Jesús Miguel Santamaría, director del proyecto.

- Enfermos bajo techo. Si bien esto se recomienda para personas sin problemas de salud respiratoria, quienes están en los grupos de riesgo deben extremar las precauciones y evitar hacer deporte al aire libre en estas situaciones anómalas. "La recomendación es que salgan lo menos posible de casa y, si es posible, que lo hagan a las horas de menos contaminación", añade Del Arco.

"Pero esas medidas también tienen efectos negativos para la salud, ya que pasear o hacer ejercicio es positivo. Los datos científicos son todavía limitados para decir definitivamente a partir de qué nivel de contaminación deberíamos aplicar estas restricciones", asegura Navas-Acién.

- Ventilación controlada. Ese aire de baja calidad también entra en casa cuando ventilamos, por eso hay recomendaciones especiales para los días de calidad deficiente. "Es lo mismo que se dice a los alérgicos al polen: 10 minutos son suficientes para renovar el aire", asegura Carmen del Arco, que recomienda que se haga a las horas de menos contaminación, que suelen ser las primeras del día.

LA PIEL Y LOS OJOS TAMBIÉN SUFREN

La salud pulmonar y la cardiovascular no es la única que se resiente en días de alta contaminación. También los ojos y la piel sufren, aunque en menor medida.

"Todos los agentes contaminantes e irritativos que circulan por el aire pueden alterar la superficie ocular y agudizar procesos sintomáticos oculares", cuenta a El HuffPost el oftalmólogo Javier García Bella. En estos días "se pueden intensificar problemas como el ojo seco, el picor o enrojecimiento", además "esos mismos agentes irritativos pueden comportarse como agentes alérgenos que desencadenen algún tipo de conjuntivitis alérgica o irritativa", aunque éstas son menos frecuentes y agresivas que las del polen.

Para prevenir se recomienda evitar la exposición a agentes contaminantes, explica. "También utilizar frecuentemente tratamientos lubricantes oculares del tipo lágrima artificial y en caso de sintomatología aguda, manifiesta e incapacitante acudir al especialista para descartar que pueda ser otro tipo de patología", recomienda.

La contaminación también hace estragos en la piel. "Se considera uno de los tres factores que aceleran el envejecimiento cutáneo, por detrás de la exposición a la radiación solar y por delante del tabaco", cuenta el doctor Agustín Buendía, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

¿La solución? "Lo único que se puede hacer es vivir en ambientes con aire limpio y utilizar una limpieza adecuada que no sea muy agresiva", explica. "Usar un jabón suave, con bajo poder de detergencia, que no agreda la piel, utilizar restauradores de la barrera cutánea y emplear también antioxidantes tópicos (vitamina A, C, y E)", cuenta. Eso por la noche. Por la mañana la limpieza debe ser más suave, aunque hay que añadir un elemento más: el fotoprotector.