Por qué reducir el consumo de carne no es sólo bueno para tu salud

Por qué reducir el consumo de carne no es sólo bueno para tu salud

No hace falta hacerse vegetariano para notar los beneficios.

Muchas personas se habrán propuesto dejar de comer carne con el comienzo del año. Pero no siempre es fácil; por eso lo de ir reduciendo poco a poco su consumo es una buena idea.

En Reino Unido, por ejemplo, existe una iniciativa conocida como Veganuary (mezcla de vegan y january [enero]), que consiste en no comer carne durante el primer mes del año, y otra llamada Meat Free Mondays, por la cual los lunes son los días exentos de carne.

Otra opción es la dieta flexitariana, que cada vez cuenta con más adeptos. No es tan estricta como la vegetariana pero reduce considerablemente el consumo de animales: quienes la siguen sólo comen carne de forma ocasional; por ejemplo, los fines de semana.

La escritora de Londres Katie Teehan se decidió a probar el flexitarianismo hace un año y a día de hoy sigue una dieta vegetariana entre semana, sólo come pescado una vez a la semana y carne cuando le apetece mucho.

"Decidí reducir drásticamente mi consumo de carne por una mezcla de motivos éticos, medioambientales y de salud", cuenta Katie a la edición británica de HuffPost. "Ahora soy mucho más atrevida con lo que cocino. He descubierto que la comida asiática, como el curry, el ramen y los salteados, es superfácil de preparar sin carne. No parece que la estés 'sustituyendo' por verduras".

Me resulta muy fácil comer más de las cinco piezas de fruta y verdura recomendadas. La mayoría de los días llego a ocho o incluso diez.Katie Teehan, flexitariana

Esta nueva dieta no sólo le ha aportado originalidad en la cocina, sino también más salud. "Lo más positivo es que me resulta muy fácil comer más de las cinco piezas de fruta y verdura recomendadas. La mayoría de los días llego a ocho o incluso diez. Sigo comiendo carne si de verdad me apetece mucho, pero en general no la echo de menos", reconoce.

  5a6b61b21600002000138ec8OksanaKiian via Getty Images

En 2015, el consumo de ciertas carnes se asoció al riesgo de cáncer después de que la Organización Mundial de la Salud clasificara varios productos cárnicos procesados como "carcinógenos para humanos", describiendo además la carne roja como "probablemente carcinógena", vinculada principalmente al cáncer de colon. La asesora en nutrición Charlotte Stirling-Reed advierte, no obstante, de que hay que poner estos datos en perspectiva.

"Comer demasiada carne roja y procesada podría aumentar el riesgo de desarrollar cáncer. Sin embargo, esto no significa que vayas a desarrollar cáncer por comer estas carnes ni que comerse un bocadillo de bacon sea el fin del mundo. Simplemente sugiere que estos alimentos deben ingerirse con moderación, especialmente la carne procesada", explica a HuffPost Reino Unido.

En cualquier caso, reducir el consumo de carne puede tener un impacto beneficioso sobre la salud a largo plazo. Esto se debe, principalmente, a que si eres un gran consumidor de carne y empiezas a reemplazarla en tu dieta por otras alternativas, seguramente incrementarás el consumo de otros alimentos beneficiosos, como verduras, proteínas vegetales y cereales integrales.

"Probablemente tenga un impacto en el consumo de fibra y lleve a una mejora de la salud digestiva, dependiendo de cómo fuera antes tu dieta", apunta Stirling-Reed.

La carne, los lácteos y los huevos están entre los productos más caros del mercado, mientras que el arroz, la verdura y las legumbres son más asequibles.

Adoptar una dieta más variada no sólo puede mejorar tu energía, sino también tu saldo bancario, según Dominika Piasecka, de la organización Vegan Society.

"La mayoría de las personas en el mundo tienen acceso a comida en abundancia, así que sólo consiste en elegir entre productos animales y vegetales. La carne, los lácteos y los huevos se encuentran entre los productos más caros del mercado, mientras que los básicos como arroz, verdura y legumbres están entre las categorías más asequibles", señala. "Planificar un poco antes de hacer la compra, evitar productos ya elaborados y procesados y controlar tus hábitos de gastos puede ser muy útil para asegurarte de no gastar demasiado en comida".

De hecho, desde que redujo el consumo de carne y empezó a ahorrar dinero, Katie ha mejorado la calidad de los productos animales que consume. Por ejemplo, ahora compra pescado en un mercado local orgánico y no consume carne barata del supermercado, sino que se la compra a un carnicero local. "Cuando sólo la consumes de vez en cuando, es asequible", afirma.

Adisa Azapagic, profesora de Ingeniería Química Sostenible en la Universidad de Manchester, asegura que reducir el consumo de carne también es beneficioso para el medio ambiente.

"La carne roja, como la ternera y el cordero, tiene una elevada huella de carbono, porque las vacas y las ovejas emiten metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global y al cambio climático", explica a la edición británica de HuffPost. "Por tanto, al comer menos ternera y menos cordero puedes ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y sus consecuencias sobre el cambio climático".

Si decides comer carne, Azapagic recomienda optar por aves, que tienen la menor huella de carbono de todas las carnes. La experta defiende que disminuir el consumo de carne en general es beneficioso para el medio ambiente.

La profesora Azapagic ha creado una gráfica muy práctica que compara la huella de carbono de diferentes alimentos para que la gente pueda tomar decisiones informadas sobre su alimentación. En ella se muestra cuántos kilos de emisiones de dióxido de carbono se generan por kilogramo de comida.

  5a705df71d000026006ad339Adisa Azapagic

Si te estás planteando reducir la cantidad de carne que consumes, la nutricionista Charlotte Stirling-Reed recuerda que debes tener en cuenta cómo vas a reemplazar en tu dieta los nutrientes que aporta la carne.

"Si no lo haces y recortas la carne sin pensar de dónde vas a obtener hierro, zinc, vitamina B y proteína, puede que tengas un déficit", razona. Para evitarlo, conviene "aumentar el consumo de alimentos como lácteos, lentejas, judías, garbanzos, frutos secos, semillas y alternativas a la carne, como soja y tofu".

Dar el paso y adoptar una dieta flexitariana no es una decisión de la que Katie se arrepienta. "Creo que ser flexitariano en lugar de 100% vegetariano o vegano es más fácil psicológicamente", sostiene. "No me prohibo nada, sé que lo puedo comer si quiero, pero la mayoría de las veces estoy feliz sin la carne".

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano