La buena muerte

La buena muerte

Hemos encontrado una forma racional de enfrentarnos al final de la vida, como puso de manifiesto la película Mar adentro. ¿Cómo hemos llegado a la paradójica situación de que los cuidados médicos hayan desembocado en sufrimientos insoportables para el paciente?

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En nuestra sociedad no hemos encontrado una forma racional de enfrentarnos al final de la vida, como puso de manifiesto la oscarizada película de Alejandro Amenabar Mar adentro. ¿Cómo hemos llegado a la paradójica situación de que los cuidados médicos hayan desembocado en sufrimientos insoportables para el paciente?

La aplicación a la medicina de los descubrimientos realizados en química, física y biología, ha hecho que la esperanza de vida se multiplique casi por tres en el último siglo, pero también ha hecho que la vida se prolongue en circunstancias que pueden llegar a ser difíciles de soportar. Por ello, en muchos casos por el bien del paciente puede que haya que ayudarle a morir. Esta situación plantea nuevos retos morales, legales y sanitarios, cuya resolución requiere el concurso de filósofos, juristas médicos, pero también el de la sociedad en su conjunto.

Las encuestas realizadas en el último decenio ponen de manifiesto que una abrumadora mayoría de los ciudadanos europeos, con alemanes y españoles a la cabeza, opinan que el control sobre la propia muerte es un derecho personal e irrenunciable. Pero para que ese derecho llegue a ser una realidad, tiene que haber un debate sereno que tenga en cuenta todos los puntos de vista y salvaguarde los derechos de todos. Eso es particularmente difícil en el mundo occidental, donde todo lo concerniente a la muerte es tabú. Pero si no resolvemos esta cuestión entre todos, corremos el riesgo de que la voluntad de la mayoría sea sustituida por la intransigencia de unos pocos.

La buena muerte(Endebate, abril 2013) es una aproximación de una profana, es decir de una persona que no es profesional de la medicina ni de la judicatura, a algunos de los aspectos a debatir para llegar a una buena muerte. Tomando como punto de partida historias tan dramáticas como la del inglés Tony Nicklinson, que ocupó las portadas de los periódicos ingleses el verano de las olimpiadas a causa del cruel síndrome del atrapamiento que padecía, se examinan una serie de conceptos clave: ¿Qué se entiende por eutanasia y en qué países no está penada? ¿Se ha disparado el número de muertes en ellos? ¿Qué papel han desempeñado las instituciones religiosas, especialmente la Iglesia católica? ¿Qué es un testamento vital y cómo puede hacerse? ¿Qué se entiende por suicidio asistido, encarnizamiento terapéutico, cuidados paliativos? ¿Qué asociaciones o movimientos defienden el derecho a morir dignamente?

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Ninguno de estos términos evoca situaciones agradables, más bien al contrario. Sin embargo, antes o después, muchos de los ciudadanos del Primer Mundo hemos de enfrentarnos con ellos. Para que cuando eso suceda otros no hayan decidido en nuestro nombre es conveniente estar informado y haberse hecho oír por medio de los cauces apropiados.

La buena muerte. Eutanasia para profanos, está disponible en versión ebook en la web de la editorial.

La autora ha cedido los beneficios de la publicación de este libro a la Asociación ASDHA de ayuda a mujeres afganas.