La tristeza de cuando dejas de tener bebés

La tristeza de cuando dejas de tener bebés

"Normalmente escondo esa tristeza, no le digo nada a nadie. Hasta la semana pasada".

Observé en el monitor cómo mi hija se arrimaba a mi nuevo bebé, acurrucado en una esponjosa manta. Le acarició la tripita y le habló con una ternura que nunca le había oído. Minutos antes, era yo la que me agachaba junto al bebé hablando con la voz de pito de mi tía.

Mi hija me hizo la burla y me apartó empujándome con la cadera, indicándome que estaba acaparando al bebé.

"Déjame a mí, mamá", me dijo.

Así que me fui a otra sala y observé cómo entretenía al bebé. Estaba ahí tumbado, en completa calma, soltando gorgoritos y encogiendo sus bracitos y piernecitas ante las caricias y la voz de su hermana.

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Hace solo tres años, había tenido otro hermanito y ella no era tan paciente con él. Su cuerpo y mente de niña preescolar no podían parar quietos. Ahora, sin embargo, ahí estaba, cuidando del bebé con dulzura y paciencia.

Mentiría si dijera que no he pensado en tener otro bebé. En ocasiones como esta, recuerdo que mi fase de tener bebés ya ha acabado, y cada vez que lo pienso me resulta triste.

Esa tristeza de cuando dejas de tener bebés me golpea en determinados momentos:

Cuando veo fotos de mis hijos cuando eran bebés.

Cuando miro nuestras grabaciones y les veo sentados en la trona, quietos en el suelo o incapaces de hablar, pero sin parar de decir cosas en su idioma de bebés.

Cuando renuevo su ropa con la llegada de una nueva estación y descubro otra prenda de bebé olvidada en el fondo del armario. Cada cambio estacional acaba siendo agridulce porque me doy cuenta de lo rápido que crecen.

Cuando otros padres con hijos mayores que los míos me dicen que crecen "en un abrir y cerrar de ojos", porque ya me he dado cuenta de que ha pasado demasiado rápido.

Cuando me pongo a pensar que mi cuerpo no volverá a criar a ningún otro bebé, que no voy a poder darle el pecho ni voy a cargar con otro bebé en mis brazos.

Y, algo más recientemente, cuando veo a mis hijos con bebés, sujetándolos, achuchándolos y hablándoles con ternura.

En esos momentos, la tristeza me invade.

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Normalmente escondo esa tristeza, no le digo nada a nadie. No me consuelan las palabras ni los abrazos. Normalmente sigo adelante, sin más. Hasta la semana pasada.

Suelo salir en televisión en la sección de cocina de un programa nuevo. Una de las invitadas era vidente. Yo ese día estaba exhausta y ella se ofreció para hacerme una lectura. Me tocó y me dijo: "Pareces muy triste por no tener más bebés. Lo llevas en el corazón".

Se me escaparon las lágrimas.

Era cierto.

Estaba triste.

Sobre todo últimamente, tras ver a mis hijos con otro bebé, su primo.

La vidente me sujetó las manos y me dio un consejo simple, auténtico y encantador: "No ocultes tus sentimientos. Llora y encuentra algo nuevo que te haga crecer".

Conduje hasta casa y lloré. Encontré el consuelo en mi monovolumen y dejé que aflorara todo lo que llevaba tiempo escondiendo. La tristeza que había empujado al fondo de mi ser tanto tiempo atrás salió y por fin lloré. Me permití la licencia de llorar por el hecho de no tener más bebés. Por primera vez, me lamenté por ese periodo de mi maternidad que había terminado.

No pasa nada por llorar por no tener más bebés, llorar por el fin de esa fase de tu vida.

Porque es algo triste.

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Tener bebés fue una fase fantástica y preciosa. Nuestras fotos y vídeos lo pueden demostrar.

Asumir ese sentimiento de pena te permite ser amable contigo misma cuando te sientas triste (porque esa tristeza seguirá resurgiendo en los momentos más inesperados).

Me he preguntado a mí misma por qué me entristece tanto dejar atrás la fase de los bebés y creo que es porque siento que mi vida con mis hijos está transcurriendo demasiado deprisa. Quiero ser mejor madre. Me arrepiento de los errores que he cometido a lo largo de los años. La fase de los bebés fue una época de inocencia e infancia tanto para mis hijos como para mí. No había cuentas pendientes.

La realidad es que ya no puedo corregir los errores que he cometido como madre, pero cada día tengo una nueva oportunidad para hacerlo mejor.

Puede que muchas otras mujeres y yo no vayamos a tener más hijos, pero nunca dejaremos de crecer, como dijo la vidente.

No hemos dejado de crecer.

¿Que en qué tenemos que crecer a continuación?

Esa pregunta solo la podemos resolver nosotras.

Si ya no vas a tener más hijos y te asaltan de vez en cuando momentos de tristeza, que no te dé vergüenza. Es completamente normal sentir pena y confianza al mismo tiempo cuando dejas de tener hijos. Ve a hablar con otras madres. Permítete estar triste porque se haya terminado esa fase para ti, pero consuélate teniendo en cuenta que siempre seguirás creciendo como madre. Tus hijos no serán los únicos que crezcan, tú también.

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Este post fue publicado originalmente en Dining with Alice, apareció posteriormente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.