Los Heat lo han vuelto a hacer

Los Heat lo han vuelto a hacer

Los de Miami siguen siendo los mejores aunque eso pese a todo Estados Unidos, exceptuando, por supuesto, a Florida. El equipo de Lebron James se ha llevado el tercer anillo de su historia y se proclaman campeones de la NBA por segunda vez consecutiva por un 95-88 ante los Spurs.

Los de Miami siguen siendo los mejores aunque eso pese a todo Estados Unidos, exceptuando, por supuesto, a Florida. El equipo de Lebron James se ha llevado el tercer anillo de su historia y se proclaman campeones de la NBA por segunda vez consecutiva por un 95-88 ante los Spurs.

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La temporada ha sido grandiosa; lograron 27 victorias consecutivas (algo que sólo han superado los Lakers con 33) y el Big Three (Wade, Lebron, Bosh) ha satisfecho con creces todas las expectativas puestas en ellos. Este año, además, contaban con el fichaje de Ray Allen (ex Boston Celtics), que pareció seguir el refrán de si no puedes con el enemigo únete a él.

Pese a todo, los Playoff han sido intensos; los Miami Heat estuvieron a punto de perder el título contra los de San Antonio, pero en el partido 6 consiguieron ganar milagrosamente de tres puntos, igualando el encuentro. El partido 7, celebrado anoche en Miami a las 9pm, no podía estar más reñido. Durante los tres primeros cuartos no hubo pistas de quién iba a proclamarse ganador. La clave está en que, pese a lo que muchos quieren creer, los Heat no está hecho sólo de estrellas individualistas, es ante todo un equipo en el que también brillan jugadores como Shane Battier (capaz siempre de atreverse con triples que deciden un partido) o Mario Chalmers. El Rey James es en sí un espectáculo, obliga a creer en la magia, nos devuelve la ilusión infantil de la sorpresa, y volvió a deleitarnos sumando 37 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias; pero no olvidemos a Dwyane Wade, el verdadero pilar del equipo, la antítesis de la arrogancia. Wade es un jugador atípico, humilde, zen; nunca pelea ni parece inmutarse, mirándolo, uno no puede predecir si los Heats ganan o pierden. Es distinto a todos, se mantiene al margen de escándalos y es uno de los pocos jugadores que no lleva tatuajes. En Miami la gente le tiene verdadera devoción, por eso, cuando en 2010 terminó su contrato y quedó como agente libre, el Ayuntamiento de Miami-Dade votó unánimamente para que durante una semana la ciudad pasara a denominarse Miami-Wade County tratando de convencer así al jugador para que se quedase en el equipo.

Don't hate Miami es una plataforma que informa de todas las noticias deportivas relacionadas con los equipos locales y que ahora mismo está jactándose de la victoria proclamándola con mucho humor en las redes sociales: es cierto que la gente siempre odia a los mejores, porque los hacen sentir incómodos.

Hablo de Miami como de un viejo amor. He vivido allí durante dos años y medio y tengo una relación de extraño amor y enrarecido odio con la ciudad, intermitente. Tiene sí, una insufrible parte frívola, un culto al cuerpo tedioso, un vacío cultural espeluznante; pero también es una especie de paraíso, una ciudad-bebé, nueva, con las características de un pueblo, que va emergiendo indecisa (a veces en diferentes direcciones), llena de luz, naturaleza salvaje y calma. Miami es una ciudad para disfrutarla en el momento vital adecuado de cada uno pero sobre todo es una ciudad con una interesante historia que entender. Es una ciudad de ricos pero también de inmigrantes, con grandes comunidades de cubanos y haitianos, en la que las raíces se entremezclan creando un panorama muy enriquecedor. Por eso no deberían juzgarla los que no han vivido allí y digo vivir, que no estar de vacaciones.

He defendido a mi equipo en un bar de New York en el que casi todos iban en contra de los Heat. Y cuando digo defendido digo que he gritado y aplaudido a ultranza, sin miedo de ir contracorriente, sintiéndome libre y muy viva. Juro que esta noche he rabiado por no poder estar en Miami y estoy convencida de que vosotros también.