Tomate: la fruta que pasó de a ser hortaliza... según los impuestos
Aunque podemos encontrar tomates durante todo el año, los de mejor calidad son los que se recolectan en los meses de verano, en particular de agosto a octubre. Por eso aprovecho para dejar aquí mi versión de la Campbell's Soup de Warhol, con toques mediterráneos.
Canción recomendada: Truth, Alexander.
"Se llenó de tomates,
mediodía,
verano,
la luz
se parte
en dos
mitades
de tomate,
corre
por las calles
el jugo.
En diciembre
se desata
el tomate,
invade
las cocinas,
entra por los almuerzos,
se sienta
reposado
en los aparadores,
entre los vasos,
las mantequilleras,
los saleros azules..."
'Oda al tomate'. Pablo Neruda
Botánicamente hablando, el tomate es una fruta (cuestión de semillas), pero rara vez, salvo en restaurantes de corte evolutiva se suele servir en el postre. La confusión entre fruta u hortaliza llegó en el siglo XIX a la Corte Suprema de Estados Unidos, donde en 1887 se aprobó una ley que asignaba impuestos a las hortalizas importadas, pero no a las frutas.
El tomate pertenece a la familia de las solanáceas. Es decir, a un grupo con muchas variedades, algunas de estas especies con alto contenido en alcaloides tóxicos. Entre ellas se encuentran la belladona, la mandrágora y el beleño. El tomate es oriundo de América. En concreto, se considera que de Ecuador, Perú y la zona norte de Chile, y que nos llegó a Europa desde México.
Aunque podemos encontrar tomates durante todo el año, los de mejor calidad son los que se recolectan en los meses de verano, en particular de agosto a octubre.
No me quiero extender mucho con el tomate, porque podría escribir un ensayo sobre él, ya que esta fruta-hortaliza tiene infinidad de curiosidades y anécdotas por doquier. Es protagonista, por ejemplo, de la obra del extroverdito Andy Warhol titulada Campbell's Soup Can (la lata de sopa de tomate Cambpell), cuyos pormenores no son tan bien conocidos.
En fin, os dejo con mi versión de la Campbell's Soup, con toques mediterráneos jejeje.
#sedcuriosos.
Sopa de tomate ahumada
700g de tomate muy maduros
1 bulbo de hinojo pequeño troceado
3 cebollas medianas
3 chalotes en rodajas finas
4 dientes de ajo, aplastados
2g de pimentón de la Vera
12ml de vinagre de jerez
12ml de vinagre balsámico
20cl de caldo de verduras
1 ramillete de tomillo fresco
1 ramillete de romero fresco
40g de mantequilla sin sal
1 ramillete de albahaca deshojado
60g de astillas de madera de roble
Costrones de pan tostados en la parrilla
Hojas de hinojo fresca
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Preparar la parrilla e introducir las astillas de madera, mantener una temperatura de 68ºC.
En un cuenco grande, colocar los tomates con aceite, sal y pimienta. Cuando las astillas de madera están en su mayoría en ascuas, colocar los tomates de la piel hacia abajo en la parrilla y el humo durante 10 minutos. Pasar los tomates a un plato.
En una olla grande, calentar ¼ taza aceite a fuego medio. Añadir el hinojo, la cebolla y el ajo, revolviendo con frecuencia, hasta que estén bien pochados. Añadir el pimentón y remover durante unos segundos. A continuación, añadir los vinagres y cocinar a fuego lento hasta que casi han desaparecido. Añadir el caldo de verduras y dejar reducir; incorporar los tomates ahumados, con sus jugos, el tomillo, el romero y la mantequilla; tapar la olla y cocinar revolviendo los tomates, a la vez machacándolos con una cuchara. Cuando toda la verdura esté bien cocinada y muy blanda, añadir la albahaca y cocinar a fuego lento durante cinco minutos más.
Desechar el tomillo, el romero y la albahaca. Procesar la sopa en una licuadora, poco a poco, hasta que quede suave. Pasar por un colador de malla fina. Condimentar con sal y pimienta. Servir la sopa con costrones de pan rusticados en la parrilla y hojas de hinojo fresco. Acabar con unas gotas de aceite de oliva.